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Beach Volley

“Podemos jugarle de igual a igual a cualquiera”

Georgina Klug habló con Argentina Amateur en la antesala de la gran final del Tour Mundial de la FIVB, que tendrá lugar en Toronto del 13 al 18 de septiembre. La representante de Las Guerreras comentó que el objetivo es elevar el nivel y esperar sorpresas, como pudieron lograr a lo largo de la temporada 2016. Además analizó el paso de la dupla por los Juegos Olímpicos y el Grand Slam de Long Beach.

Por Fernando Torok

El beach vóley argentino está en un momento de crecimiento y en mucho de esto tienen que ver Las Guerreras. Ana Gallay y Georgina Klug son las integrantes de una pareja que no para de soñar y cumplir sueños. En poco más de un año las argentinas lograron ser campeonas panamericanas en los Juegos de Toronto, lograr podios en el Tour Mundial de la FIVB, sacar boleto a los Juegos Olímpicos de Río 2016 y, ahora, tener la chance de participar en la Final del World Tour en Toronto, del 13 al 18 de septiembre.

Para aquellos que no están familiarizados con el beach vóley, el evento al que clasificaron las argentinas es como la Final del Másters en Tenis. A lo largo de una temporada, en este caso la 2016, las parejas van sumando puntos a medida que participan de Opens, Grand Slams y Majors. Al final del calendario de certámenes, las mejores ocho parejas sacan boleto a la definición mientras que otras diez duplas son invitadas por la FIVB (Federación Internacional de Beach Vóley). Con 4330 puntos y un noveno puesto en el ránking mundial (hubo dos parejas igualadas en el quinto lugar), Ana Gallay y Georgina Klug lograron volver a ser partícipes de la máxima historia del beach vóley nacional al sacar boleto a través del ránking.

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Consumado el hecho por haber alcanzado los octavos de final en el Grand Slam de Long Beach, Georgina Klug habló con Argentina Amateur sobre lo ocurrido:

¿Qué se siente volver a estar en un campeonato entre las mejores del mundo?

La verdad que es un orgullo estar entre las mejores del mundo. Nunca habíamos clasificado a un torneo de esta categoría. Situarnos en 2016, año olímpico y con todo lo que eso implica a nivel competencia, y que los equipos están en su mejor momento, ubicarnos entre los ocho mejores del mundo habla de que tuvimos mucha regularidad y constancia en la participación de los torneos. Creo que es un premio al desgaste que físico y psicológico que implica, además de lo que venimos trabajando en estos cuatro años.

Se van a volver a medir con las mejores parejas de élite, ¿cómo se ven en cuanto a nivel?

Además de los ocho equipos clasificados hay cuatro invitados y son los mejores. Hay ciertos equipos con los que estamos un nivel más abajo por la experiencia y resultados. Pero creo que como nos pasó en el Circuito Mundial, podemos jugarle de igual a igual a cualquiera. Para ganar algunos partidos hace falta algún batacazo, que lo hemos dado varias veces este año y eso habla también de nuestro crecimiento. Esperamos que se pueda dar en más de un partido, que podamos sorprender a las rivales.

Fue todo muy rápido. Pasaron los Juegos y apenas terminaron vino el Grand Slam de Long Beach. ¿Qué sensación te dejó tu primera experiencia olímpica?

Con respecto a las derrotas, creo que todos los deportistas tenemos que estar en condiciones de afrontar las derrotas y saber qué le sacamos de positivo. Nos quedamos con ganas de más, siempre no nos gusta perder y por ahí a nivel de juego se podría haber jugado mejor. No sé si ganar un partido o no, porque sabíamos en la previa que eran parejas muy duras, pero nos quedamos con el aprendizaje que vino posterior a eso. Al día siguiente ya estábamos armando la pretemporada que se viene después de Toronto; criticándonos las cosas que no habíamos hecho bien; analizando las que podíamos hacer mejor. Y sobre todo mantuvimos esas ganas de trabajar como equipo, porque a veces pasa que uno baja los brazos y ese no es el caso nuestro. Somos luchadoras y esto nos produjo un cambio para seguir trabajando juntas en un nuevo año que se viene.

Fuera de la competencia, ¿qué fue lo que más disfrutaste de Río 2016?

Me dejó muchísimo aprendizaje, desde la experiencia de convivir con los mejores del mundo en todas las disciplinas; con el aire que se respira en los Juegos y la pasión hacia el deporte. Me emocionó muchísimo la repercusión que tuvo el deporte amateur en los argentinos. Además que hayan sido los primeros en Sudamérica le dieron un condimento especial con un apoyo de la gente que voy a recordar siempre. Tuve la oportunidad de ver básquet y ver la cancha llena con mucho público disfrutando, compitiendo con esos ídolos de todos, también de los deportistas. Lo más lindo que me deja es el haber convivido con los ‘míos’, y no sólo con los míos sino también con mi familia y amigas que también fueron para allá. Es probable que esto no se repita esto muy cerca de casa por décadas, yo no lo voy a poder disfrutar como deportista y por eso creo que somos unos privilegiados los que pudimos participar de Río 2016.

¿Cómo se sintieron en el Grand Slam de Long Beach?

Nos sentimos bien. Fue un comenzar de cero después de Río y teníamos las ganas de clasificar a la final del mundo. ‘Lavamos’ la cabeza, jugamos muy bien y logramos el resultado que nos permitió sacar boleto. Dejamos a un lado todo para lograrlo y estoy orgullosa de nuestro equipo por eso.

¿Qué objetivo tienen para la final del World Tour en Toronto?

El objetivo es jugar la mayor cantidad de tiempo posible a un buen nivel. Creo que lo que nos diferencia del resto de los equipos es que tenemos ‘picos’ dentro de los torneos, pero que dentro de los mismos nos falta regularidad. Creo que somos un equipo regular porque siempre está en un rango, pero sabemos que para avanzar cada etapa tenemos que jugar en un nivel más alto. Hay que intentar tener la mayor cantidad de partidos dentro de un torneo que es muy lindo y queremos disfrutar. Con esa idea vamos a Canadá.

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