Las Leonas y Los Leones fueron oro panamericano y, pese a las distintas realidades, superaron un difícil desafío para levantar la Copa y consolidarse como potencia en el continente.
Por Micaela Piserchia mpiserchia@aadeporte.com.ar
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Lancaster los vio campeones. El triunfo de Las Leonas por 4-1 ante Chile sentenció una nueva realidad para el hockey argentino, que cuenta con dos seleccionados fuertes en distintos momentos. Si bien el equipo hoy conducido por Agustín Corradini se considera legendario y una clara potencia en el continente y el mundo, para este nuevo ciclo debió reinventarse e insertar nuevas jugadoras para comenzar con el cambio generacional. Los Leones, por otra parte, también levantaron la Copa en Lancaster tras ganarle a 2-0 a Canadá. Fueron campeones olímpicos y son los actuales número 1 del ranking de la FIH. Ser el mejor del mundo no es fácil; mantenerse vigente, tampoco.
Sería injusto juzgar a Las Leonas solamente por lo hecho en los Juegos Olímpicos. Pero como no se cumplieron las expectativas, sumado a la exposición de dicho torneo, seguramente Río no habrá significado un hecho menor en el camino de las jugadoras. También hay que tener en cuenta el gran recambio generacional que sufrió el equipo: tras el retiro de la enorme Luciana Aymar, detrás la siguieron –por otras cuestiones- Charo Lucchetti, Pity D’Elía, Carla Rebecchi y otros significativos nombres que dejaron al equipo un poco desmembrado y, por consiguiente, establecía la tarea de volver a buscar ese equilibrio otra vez. La situación dirigencial desfavorable y también la marginación de una líder como Noel Barrionuevo sembraban un manto de dudas en el equipo. Pero la buena apareció: Agustín Corradini sacó campeonas a Las Leoncitas, un conjunto de jovencitas llenas de energía y hambre de gloria que le dieron una nueva imagen al país. El mismo Corradini, quien fuera nombrado nuevo técnico de Las Leonas luego del paso de Minadeo, dio a sus campeonas la oportunidad de equilibrar esa merma ante la deserción de las históricas. Por ahora mal no le fue: muchas de ellas jugaron su primera final (vienen de ser cuartas en la Liga Mundial de Londres, donde clasificaron a la final del torneo y al Mundial) y rindieron de la mejor manera, con Paula Ortiz elegida por la PHF como la Mejor Junior de la Copa Panamericana y Majo Granatto como la Mejor Junior del 2016 por la FIH. Juntas renacieron, se renovaron y en Lancaster fueron imbatibles. Se llevaron la medalla de oro y sueñan con un futuro cada vez más fructífero y glorioso.
Los Leones, por otro lado, atraviesan un momento inmejorable. Ser campeones olímpicos fue la frutilla del postre a todo un proceso que se gestó pasito a pasito: el oro en Río les cambió la cara y sin dudas sentó un hecho sin precedentes en el hockey nacional. Pero para ellos eso es pasado, porque las expectativas residen en mantenerse en el #1 del ranking mundial y, por supuesto, continuar en los mejores puestos en cada competencia internacional. Sin nombres importantes como Callioni, Brunet y Lucas Rey, el equipo del Chapa Retegui en la Copa Panamericana se sumó al juego con la inserción de los más jóvenes a este prestigioso equipo (Casella, Merino…). Y también a ellos salió redondo. Gonzalo Peillat ya tiene experiencia y es la bandera de la juventud, consolidándose cada día de manera más fuerte como un jugador casi inamovible del equipo porque pone cuando –y donde- hay que poner. A pesar de que la competencia sea menor en este tipo de Campeonatos, Los Leones miran hacia diciembre (final de la Liga Mundial) y un poquitito de reojo a 2018, donde apuntarán a ser campeones mundiales en la India y donde también saben que los rivales serán más fuertes y la exigencia mayor.
Diferentes realidades, la misma ambición: ser campeón.
