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Remo

Con Demiddi, Guerrero y Cappozzo, el remo entra en la elite olímpica

La dupla que supo triunfar en los Juegos de Helsinki de 1952 marcó el camino para que nuevas camadas se sumasen a la aventura de remar por los sueños y anhelos olímpicos. Gracias a ellos, y más traídos para estas épocas, Argentina se ubica entre las potencias panamericanas y se ha ganado el respeto de todo el ambiente del remo mundial.

Por Matías Montoya
(@matomotoya)

Han pasado 64 años de aquel oro histórico por parte de la dupla conformada por Tranquilo Cappozzo y Eduardo Guerrero; ese doble par sin timonel que luchó contra viento y marea para poder estar en Helsinki y poder disputar sin inconvenientes los Juegos Olímpicos.

Tanto Tranquilo como Eduardo eran singlistas, pero se unieron en la aventura de darle a la Argentina la chance de subirse a lo más alto del podio (esa era la idea o el anhelo). Los percances se hicieron más visibles cuando su bote se rompió, sin embargo los amigos soviéticos ayudaron a la delegación remera y pudieron repararlo a tiempo. 7 minutos, 32 segundos y 2 décimas le alcanzaron para quedarse con la presea más deseada: el oro.

Luego Cappozzo, quien nació en Estados Unidos, sufrió los embates de la dictadura de Aramburu y su Revolución Libertadora. Para esa época, 1955, muchos deportistas fueron perseguidos, en especial los ligados al peronismo en donde se encontraba Cappozzo, y el rendimiento de los atletas declinó. Misma situación atravesó Guerrero, quien no pudo participar de los Juegos de Melbourne de 1956.

La historia y las epopeyas marcaron a estos genios del remo argentino, tal es así que ambos poseen un premio Konex de Platino por su desempeño hacia el deporte argentino.

La historia de Alberto Demiddi es increíblemente hermosa. De talento nato, tenaz, decencia e integridad, Demiddi supo remar contra la corriente y lograr disputar dos Juegos Olímpicos: México 1962 y Múnich 1972. En ambos dejó su sello. En el primero fue bronce y en el segundo plata siempre en single scull. Brilló en todo campeonato que disputó. Nunca bajó del podio y le fue otorgado el Konex de Honor a su trayectoria.

Para hablar de Horacio Podestá hay que remontarse a la década del ´40. Más precisamente en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, y que junto con Julio Curatella formaron la dupla del par sin timonel. La cosa no fue sencilla. Hubo que disputar una serie que solo el primero accedía a la final de manera directa. Lamentablemente para ellos quedaron segundos y no avanzaron. Compitieron en el repechaje en donde fueron victoriosos frente a los norteamericanos, británicos y brasileños. Con un tiempo de 8 minutos, 23 segundos (detrás de Dinamarca y Alemania que se alzó con el oro), Julio y Horacio pudieron darse el gusto de grabar su nombre en los libros grandes de la historia del olimpismo argentino. Se calzaron con el bronce, la primer medalla para el remo albiceleste.

Hoy en día, el remo argentino está en un impasse. Su futuro es incierto en lo dirigencial, pero no así en lo deportivo. Atletas de todas las edades practican día a día una disciplina que exige sacrificio de todo tipo.

El single scull estará presente en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. Tanto Lucía Palermo como Brian Rosso darán todo para dejar la bandera argentina bien alta.

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