Canotaje
“La presión está ahí y me mata”
Sebastián Rossi, palista bonaerense, finalizó su segunda participación en los Juegos Olímpicos con resultados adversos que no lo dejaron conforme. En la qualy terminó 17° con 108.81 puntos en la primera carrera y 155.70 en la segunda, esta última con muchas penalizaciones que él adjudica a la falta de laburo de la cabeza. Acá, una charla a corazón abierto.
Por Micaela Piserchia
El deporte es una montaña rusa, hoy te toca ganar y mañana perder, hoy estás bien y mañana hacés todo mal. Paralelamente, muchos son los factores que influyen al momento de la competencia, porque a veces no alcanza con solamente con lo físico o técnico específico de la especialidad. Eso le pasó a Sebastián Rossi, que después de una buena primera carrera en los Juegos Olímpicos, no pudo remontar la segunda y, pese a las altas expectativas, se quedó fuera de la final del C1. El oriundo de Olivos es un palista joven y con futuro, por eso, más que nunca debe barajar y dar de nuevo. Sin pelos en la lengua, Sebastián contó que su máxima falencia es la parte mental y por eso se va a poner con todo para mejorar y volver a ser.
¿Qué te pasa ahora por la cabeza, días después de la competencia?
Ahora estoy más relajado, medio bajoneado porque no pude hacer lo que quería, que era remar a mi nivel y mostrar eso.
¿Qué fue primero q pensaste cuando terminaste la carrera?
Cuando terminé ya sabía que estaba complicado y nada, en el momento no lo podía creer. Parecía una pesadilla en la que te despertás y te quedás tranquilo porque era una pesadilla, pero ya está y no podes volver atrás y te bajonea. No me puse a llorar, pero me sentí como vacío.
¿Qué te pasó en la segunda carrera? En la primera venías bien…
La primera tenía algunas penalidades, que era un montón para mí, entonces sabía que la segunda tenía que ser mejor. Por ahí era eso de tener que hacerlo bien porque era la última chance que tenía y me pesó un poco eso, venía bien y ya tuve un error en la puerta nueve y se me complico la bajada hasta el final. No pude estar sereno y concentrado en el momento, no pude manejar la carrera.
¿Habías podido adaptarte bien a la pista?
Sí y por eso estoy con bronca. Había salido todo bien, no podría cambiar nada, hoy no cambiaría nada de lo que hicimos porque creo que hicimos todo bien fueron esos 3 minutos de carrera que se me hicieron re difícil, lo que hay que trabajar es la cabeza.
¿Qué te dijo tu entrenador?
Me venía diciendo esto pero no le di mucha bola, viste que hasta que no sale de vos trabajarlo es difícil. Creo que esto me llevo a estar acá para darme cuenta que técnica y física estoy bien, pero falta la parte psicológica que hace mucho.
¿Te abrumó la situación?
No me lo esperaba realmente, me esperaba otra cosa. Quería estar compitiendo en la final; fue un shock, las competencias de antes venían bien. Me sorprendió porque pensé que iba a estar mejor, que iba a poder estar más tranquilo.
¿Habías madurado con respecto a Londres?
En realidad es otra maduración y otra cabeza, pero cambié la constancia en los entrenamientos y tenía una regularidad muy buena. La carrera difícil de trabajar porque es una cada cuatro años; para Tokio faltan 4 años más, pero es encontrar la forma mentalmente a prueba y error. Es la segunda vez que en la carrera estoy tan presionado, aunque en Londres había sido peor. Acá tuve penalidades que nunca tuve.
¿Fue un retroceso, llamado de atención o una lección para el futuro?
Fue un aprendizaje porque me resalta en lo que estoy flojo, no era de darle mucha bola y ahora me cae la ficha de que es importante casi o más que todo el resto. Entrenamos un montón nosotros, es una tontería fallar por algo que no estás entrenando como la cabeza. Recién ahora me doy cuenta la importancia que tiene… en copas del mundo no estoy tan presionado, en una final también te puede pasar porque es otro nivel.
¿Estuvo bien competir bajo esas condiciones? (A causa del viento la competencia se debió demorar)
Eso pasa, es para todos iguales. A mí me puso un poco más ansioso. Estaba entrando en calor y me llama seb y me dice que atrasaban todo una hora, me tuve que volver a cambiar y esa hora se hizo re larga, empezás a tener dudas de la pista que no pensabas tanto, por ej la puerta de penalidad de 50 fue que no sabía si ir para adelante o dar la vuelta. Son cosas que los chicos más grandes lo manejan mejor. Es para todos igual, hay que darle más bola de preparación y adaptación, si hay viento hay viento.
¿Cómo pensás encarar el ciclo olímpico, tenés planeado entrenamiento?
Quiero encararlo como hice el último año en físico y técnico, base aeróbica bien grande este primer año, no dejar de remar, sino correr y hacer natación. Ir al sur a entrenar y hacer una sesión de kayak y otra de montaña. Poder disfrutar un poco más el entrenamiento y darle bola a la parte mental. Ya estuve hablando con los chicos del Enard que me apoyaron, “si queres ir a tokio te acompañamos”, me dijeron. Una chica me dijo que tienen psicólogo deportivo bueno así que voy a ir a verlo a ver si me gusta o no, siempre fui muy escéptico, pero es un prejuicio que uno tiene. Todo pasa por un nivel re inconsciente que me gustaría controlar y no puedo, estoy re entrenado, pero la presión está ahí y me mata.
¿Te había pasado algo así?
En Londres eran otras cosas también, otros problemas. Acá es la primera vez que estaba tranquilo y me fue mal. En Toronto tenía que salir a ganar, ganarle a uno que venía muy bien. Cuando te la jugas te puede salir bien o mal. Acá no arriesgaba nada, era bajar normal, un trámite si querías. Es la primera vez que me pasa y con eso estoy medio sorprendido y en parte decepcionado.
¿Cuáles son tus metas?
Ahora tenemos un panamericano, pero quiero tomármelo más tranquilo. Tampoco sé si puedo dejar de entrenar, tuve descansos de una semana, pero enseguida voy a correr o algo así. Me gustaría meterle a la facultad para terminar y sacármelo de encima así termino el año que viene. Quiero dedicar un poco de tiempo para mí y tener vida normal.