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Manu Ginóbili, el deportista más influyente de la historia

Por Fernando Gabriel Torok

La discusión argentina por el mejor deportista del país fue, es y será eterna. En la tierra donde el fútbol es un bien sagrado, donde todos los días se habla de lo que pasa tanto dentro como alrededor del verde césped, los máximos protagonistas de este deporte (Diego Armando Maradona y Lionel Messi, en el orden que sea) parecen tener un handicap. Ya sea por la época en que alcanzaron sus hitos, o por la cantidad de personas que lo disfrutaron, el valor agregado es casi tan importante como las hazañas que lograron.

Sin embargo, sería irrespetuoso no considerar en la charla a campeones eternos como Guillermo Vilas, Juan Manuel Fangio, Gabriela Sabatini, Luciana Aymar, Carlos Monzón, Jeanette Campbell, Juan Carlos Zabala, Alberto Zorrilla, y hasta los mismísimos Juan Martín Del Potro, Luis Scola, Pilar Geijo, y/o Paula Pareto.

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Por eso, el debate arranca en un terreno delimitado por la popularidad, que genera ciertas injusticias contra otros representantes que pueden haber sido mejores, o no. Si a esto además le sumamos las épocas cuando se generaron sus logros, los que brillaron a principios del Siglo XX, durante la época del peronismo o en los nefastos golpes militares, quedan, en un punto, por debajo de aquellos que brillan en la era de las redes sociales. Hoy en día todo se conoce al instante, se puede ver y saber a través de la pantalla de un celular, tablet, tv, computadora o el dispositivo que sea capaz de captar la señal de internet.

Y en este momento, quien vuelve a abrir el eterno debate es Manu Ginóbili, nada más y nada menos. El bahiense, que anunció su retiro durante la tarde del lunes 27 de agosto del 2018, tiene en su haber, más allá de los números, trofeos y  el estilo de juego, algo que era impensado en su debut, allá por 1995. Junto a la Generación Dorada, logró dos triunfos históricos para el básquet mundial sobre Estados Unidos. El primero en la casa del básquetbol NBA, allá en Indianapolis en 2002, mientras que el segundo fue todavía más resonante, por tratarse de un Juego Olímpico, más precisamente en las semifinales de Atenas 2004.

Pero Manu es mucho más que esos dos triunfos al Dream Team, un acreedor de un título y su respectivo MVP en la Euroliga junto al Reggio Calabria, o un cuatro veces campeón de la NBA, y hasta inclusive más que un integrante del trío más ganador de la historia de la liga de básquetbol más importante del mundo.

Como bien señalaron figuras actuales como LeBron James, Stephen Curry, o Kevin Durant, y también añadieron jugadores históricos y reconocidos como Michael Jordan, Scottie Pippen, Charles Barkley, Danny Ainge, Magic Johnson y Jason Kidd, el logro más importante de Manu en su carrera fue su legado. El argentino redefinió el básquet, con un estilo extremadamente competitivo, solidario y respetuoso, incluyendo un nuevo movimiento ofensivo al básquetbol mundial (euro-step, llamado así por haberlo adquirido en Europa) y generando la atracción de todo el planeta.

Cada noche que jugaba, el escolta lograba derrumbar la idea que ningún argentino iba a poder realmente hacer pie en la NBA. Cada vez que jugaba San Antonio, el planeta estaba atento a lo que hacía Ginóbili junto a Duncan y Parker. Eso fue así desde su llegada a la liga en 2002, y se acentuó muchísimo durante los últimos años de su carrera. Un jugador que desde los 33 años y hasta los 40 fue capaz de hacer cosas de jugadores jóvenes, con acciones astutas, perfectas e inclusive de fantasía. El Grandpa Juice (jugo de abuelo, en español) que le demostró a los más grandes que todavía son capaces de estar a tono con el nivel más alto, si uno se prepara a ese nivel.

A partir de Ginóbili, hubo jóvenes que crecieron y adoptaron su estilo. James Harden, actual escolta de Houston Rockets y el jugador más valioso de la temporada pasada de la NBA; Gordon Hayward, alero de Boston Celtics que viste la camiseta número ‘20’ por su ídolo; y Evan Fournier, escolta francés del Orlando Magic que tiene un arsenal de movimientos idénticos al argentino, son los casos más fáciles de nombrar sobre lo que logró durante su carrera.

Por esto, y por la popularidad creciente que logró el básquet a partir de Manu y La Generación Dorada, el bahiense puede ser considerado tranquilamente el jugador más importante de la historia del país, y entrar en una discusión clara con los mencionados previamente. Discusión que no incluiría el fervor del deporte más popular del planeta, pero con la seguridad de que modificó un deporte muy conocido como el básquet, que tiene como homogéneos a los estadounidenses.

Es argentino, fue exitoso y será por siempre un ejemplo a seguir, tanto por lo que logró fuera como dentro la cancha. Los logros los consiguieron muchísimos e impulsaron a otros a lo lograrlo, pero nadie en su magnitud. Por eso, sin duda alguna, es el deportista más influyente de la historia nacional.

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