Que sea el comienzo de algo mejor
Argentina logró 101 medallas en los Juegos Panamericanos de Lima y alcanzó la mejor actuación en el extranjero. El apoyo no debe desaparecer, ya que es clave para el desarrollo deportivo.
La llama panamericana se apagó hace apenas unas horas y los Juegos ya se extrañan. Han sido 18 días a puro deporte y, para Argentina en particular, a pura medalla. Porque se batieron récords, se alcanzaron marcas históricas y también se obtuvieron resultados jamás antes vistos.
En números, Argentina logró 101 medallas (32 doradas, 35 plateadas y 34 de bronce), coronando la tercera mejor cosecha en Juegos Panamericanos (159 en Mar del Plata 1995 y 154 Buenos Aires 1951) y la mejor en el exterior. Además, se consiguieron más del doble de las medallas doradas obtenidas en los Toronto 2015 (32 sobre 15) y en el medallero general quedó por encima de Colombia, con quien peleó durante todos los días de competencia por el sexto lugar.
Esta actuación resulta histórica si se tiene en cuenta el contexto de cómo llegaba nuestro país: con el ajuste y la desmedida inflación, las becas aumentaban pero el porcentaje era casi mínimo con respecto a la situación económica del país, lo que implicaba que las planificaciones de giras y torneos internacionales disminuyeran y limitaran el roce internacional de nuestros deportistas. Sin olvidar el desfinanciamiento del ENARD y la transformación de Secretaría de Deportes a Agencia Nacional de Deporte, la cual prometió financiación mixta por parte de aportes públicos y privados.
Como si fuera poco el escenario con tantas variantes desde 2015 hasta acá, los deportistas también tuvieron que lidiar con la incertidumbre de no saber si mantendrían o perderían sus becas después de estos Juegos Panamericanos. Al fin y al cabo, poco importó.
En los Juegos Panamericanos siempre se destacan potencias como Brasil, Estados Unidos y México, que son quienes casualmente se llevan la mayoría de las medallas. Pero hace ya varios años que se nota el crecimiento de países como Chile y Colombia, cuyo trabajo en materia deportiva está rindiendo sus frutos.
En lo que respecta a Argentina, es importante destacar la evolución de los equipos femeninos: el handball (La Garra) estuvo en las puertas de un nuevo Juego Olímpico jugando a un alto nivel de la mano de Dady Gallardo (quien llevó a Los Gladiadores a Londres y Río); la selección de fútbol solamente por fortuna se colgó la medalla de plata y culmina un año de renacimiento total para el deporte; mientras que ya con apenas algunas semanas de trabajo, se reconoce el trabajo de Hernán Ferraro en Las Panteras, a quien guió a la primera medalla panamericana de su historiam, un bronce inolvidable.
Como era de esperarse, los argentinos hicieron estragos en las disciplinas por equipos y ganaron medalla en vóley, básquet, rugby, hockey, handball y fútbol, y mostraron todo el poderío del deporte en conjunto masculino. Todas tienen su valor por las conquistas independientes, pero sin dudas es importantísimo destacar al deporte individual.
La natación argentina transmitió un renacimiento y un crecimiento infernal, con claramente Delfina Pignatiello a la cabeza, quien dejó de ser la chica de los récords juveniles para convertirse en realidad. El equipo de esgrima se sube a ese tren con la conquista de medallas inéditas en su historia y que sembrarán un futuro fructífero.
Por suerte Argentina cuenta con deportes que siempre aportan al medallero gracias a su excelentísimo nivel. Será desafío de los dirigentes, entrenadores y deportistas encontrar el camino para mantenerse en lo más alto y continuar siendo competitivo.
Acá ganó el equipo completo: contra las adversidades y mostrando que hay un talento inmenso. Sin la mejor financiación, sin las mejores condiciones de entrenamiento, con dinero adeudado, sin el mejor equipamiento y sobre todo viviendo en un país en donde el deporte no es prioridad (y es notorio). Ojalá estos Juegos llamen a los inversionistas, a los sponsors y al sector privado para que, junto con el Estado, apuesten a mejorar las condiciones de las y los deportistas amateur. Porque deben dejar “de arreglarse con lo que tienen” para tener lo que merecen, por lo que trabajan día a día. Ellas y ellos cumplieron. Ahora el trabajo queda en las manos de las y los dirigentes.
Foto: Martín Waichman para AAD