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Vóley

Orduna 2020

Después de la renovación de Julio Velasco, FEVA sumó a su otro soldado entre sus filas: Guillermo Orduna. Ambos seleccionados tienen técnico pensando en Tokio.

Hay que creer en los procesos y, tras el inminente crecimiento del vóley durante estos últimos años, el femenino tiene como premisa mantener la creencia. Esta semana, la Federación del Vóley Argentino apostó por un nuevo ciclo olímpico de la mano de Guillermo Orduna, técnico que logró que el seleccionado femenino (Las Panteras) consiguiera su primer pasaje olímpico.

“Estoy muy contento por la confianza que han tenido en mi trabajo para este nuevo ciclo, y desde ya quiero agradecer a la FeVA. De cara al futuro hay mucho por seguir creciendo y trabajando. Yo planteo los Juegos Olímpicos como un punto de partida para la Selección Femenina, no como final de un ciclo. Es el desafío. Hay que modificar, replantear, recomponer grupos, movilizar la estructura. Por ese camino está el desafío”, dijo Orduna en su ratificación de cargo como entrenador argentino.

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Entre las premisas del DT se encuentran el Premundial de Perú que da plazas para el Mundial de Japón, asumiendo que en el torneo continental “debemos ir para ser campeones”, el Grand Prix y también la Copa Panamericana, “un torneo exigente y un clásico en el calendario anual”, según analiza. Asimismo se mira para abajo, con el total compromiso de clasificar a las selecciones menores a sus respectivos mundiales. Sin embargo, la cabeza está puesta en el Campeonato Sudamericano, que se dará en la segunda mitad del año con un objetivo claro: “intentar jugarle de igual a igual a Brasil”.

Lo de Las Panteras implicó un cambio de paradigma en el vóleibol femenino, y así lo explica el estratega del equipo: “Argentina dio un salto de calidad muy importante por resultados y nivel de juego. Esto nos ha permitido posicionarnos a nivel sudamericano y conseguir algunos resultados a nivel internacional. Para dar otro salto de calidad no solamente debemos entrenar más sino que debemos mejorar la calidad de los rendimientos durante los entrenamientos, hacer ajustes en algunas posiciones, ser más eficientes, bajar el margen de error respecto de los mejores equipos del mundo, ser más impredecibles en ataque y por supuesto equilibrar mucho el nivel de saque y sobre todo el de recepción. Cuando nos enfrentamos a los mejores equipos del mundo sentimos mucho la presión en ese fundamento”.

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