Una batalla ganada: las mujeres vuelven a los estadios
Tras una larga espera de 40 años, las mujeres iraníes pudieron volver a ingresar a un estadio de fútbol sin ser víctimas de las absurdas leyes religiosas y sus peligrosas consecuencias.
Hace unas semanas, Sahar Khodayari, joven iraní de 30 años, se inmolaba en Teherán frente al juzgado tras conocer la pena de seis meses de cárcel por un hecho acontecido el año pasado. El crimen: haberse colado al Estadio Azadi -el más grande del país- disfrazada como hombre para disfrutar de un encuentro de su amado Esteghlal. A raíz de este caso, y sumado a la gran cantidad de ocasiones en que las mujeres debieron hacerse pasar por hombres para ingresar a un estadio y la avalancha de críticas por parte de la sociedad en general y organismos de derechos humanos, la FIFA finalmente entró a la cancha y, junto con responsables en materia de seguridad y competiciones, autoridades de Federación de Fútbol de la República Islámica de Irán (F.F.I.R.I) e importantes políticos del país asiático, dictaminaron el cese a la regla de la ya mencionada prohibición
Haciendo memoria, la última vez que las mujeres pudieron asistir a un partido de fútbol en Irán, sin sufrir la violencia represora de las autoridades religiosas, fue el 5 de octubre de 1981. Dos años antes, en 1979, aconteció la Revolución Iraní (también conocida como Revolución Islámica) que puso fin a la Dinastía Pahlaví, bajo el poder del sah Mohammad Reza Pahleví, y que significó la instauración de la República islámica, que se mantiene hasta estos días.
Ahora con el ayatolá (“expertos en ciencias islámicas como la jurisprudencia, la filosofía, el conocimiento iluminativo y la moral”) Ruhollah Jomeini como máximo mandatario, y respaldado por organizaciones de izquierda e islámicas, las nuevas leyes contra las mujeres comenzaron a tener una estricta vigencia.
En una suerte de dictadura religiosa, más comúnmente conocida como la sharía o ley islámica, todos los aspectos de la vida están regidos por un código de conducta basado en el Corán. Entre algunos de lo más retorcidos hechos, el presidente está subordinado ante el líder supremo, quien se encarga de aprobar las leyes y examinar a todos los futuros candidatos a presidente, y descartarlos si por algún motivo no le convencen.
Y con ello, las mujeres cayeron en la volteada.La prohibición de presenciar un partido de fútbol en vivo fue, quizás, el menor de los males: severos controles a los medios de comunicación; segregación de los sexos en lugares públicos; o una insólita regla que prohibían a las mujeres andar en bicicleta.
Sin embargo, la carga más pesada que tuvieron que soportar las mujeres y que se mantiene hasta la fecha es la obligación (que se cumple a rajatabla) del uso del hiyab desde sus nueve años. Este es una vestimenta típicamente musulmana, que cubre todo el cuerpo de la mujer dejando solo a la vista las manos y la cara, pero que también se encarga de controlar todos los aspectos de la vida, desde el crimen, política y matrimonio, rezos, higiene y hasta la dieta que una persona debe seguir. Eso sí: el libro más sagrado del islam en ningún lugar menciona su uso obligatorio. El poder público ultraconservador, por su parte, excusa que este protege a las mujeres de la impudicia masculina, y que los hombres no tienten al placer de su libido.
Si bien su utilización es motivo se disputa entre los ciudadanos y ciudadanas iraníes, argumentando que las mujeres no deben verse como objetos de belleza para su protección, mientras que otros alegan como un símbolo de opresión patriarcal; el hiyab es reconocido en el mundo entero, a libre interpretación de cada cultural o individuo.
Empero, esta tragedia no fue en vano: con el aval de la FIFA y la “flexibilidad” de las autoridades religiosas, las mujeres iraníes, tras años combatiendo contra las discriminatorias leyes del estado islámico “dieron sus frutos” y, después de 40 años, las fanáticas regresaron a un estadio sin miedo a ser apresadas y enjuiciadas. De hecho, en el encuentro entre Irán y Camboya por las Eliminatorias para Qatar 2022, los y las hinchas no pararon de festejar los goles: su país ganó 14-0.
Foto: Diario AS