La histórica movida producida el miércoles, que implicó la cancelación de varios partidos de distintos deportes, significa un nuevo precedente en la relación entre el deporte y los movimientos sociales.
Por Joel Katz
(@JKatzOk)
El pasado miércoles 26 de agosto por la tarde, el mundo se sorprendía con la decisión de los Milwaukee Bucks de no salir a jugar su partido ante los Orlando Magic, válido por el quinto juego de la primera ronda de playoffs de la NBA. La medida fue pactada entre los jugadores del equipo como respuesta al ataque de la policía sobre Jacob Blake, quien recibió 7 disparos por la espalda de parte de la policía en Wisconsin, estado al que pertenece el equipo donde destaca Giannis Antetokounmpo. Un nuevo episodio de violencia racial por parte de la policía, algo que la sociedad ya no piensa aguantar.
Además de suspenderse los otros 2 partidos que debían jugarse esa jornada, los jugadores se reunieron para debatir la posibilidad de terminar la temporada de manera abrupta, algo que finalmente no sucederá. Esta acción, surgida desde la “burbuja” de Orlando, donde se disputan los partidos de la NBA, generaría luego una reacción en cadena que impactaría a nivel mundial.
Se sumaron a esta forma de protesta los equipos de las ligas norteamericanas de fútbol (MLS), béisbol (MLB), y de básquet femenino (WNBA). También Naomi Osaka, que debía disputar su partido de semifinales del Másters 1000 de Cincinnati hoy, anunció que no se presentaría al encuentro para apoyar la medida. “Antes que atleta, soy una mujer negra“, declaró la tenista japonesa, que finalmente si disputará el cotejo; pero logró que toda la jornada de hoy del torneo se postergara para el viernes. La medida fue celebrada y apoyada por la mayor parte del mundo del deporte.
Si bien los partidos cancelados van a disputarse más adelante (aun con fechas a definir), la importancia de lo que sucedió ayer es enorme. Históricamente, en el deporte han habidos figuras que han luchado por la igualdad en todos los aspectos posibles, siendo las desigualdades de género y de raza las más notorias. Sin embargo, lo sucedido el miércoles dejó un mensaje contundente a las autoridades, a los poderosos, por si no lo tenían en claro ya: el juego es de los deportistas, y los deportistas son, ante todo, personas.
Los deportistas son parte del pueblo: sufren las injusticias igual que cualquiera y reaccionan ante ellas, también, como cualquier ciudadano lo haría. La diferencia radica en que, desde su posición de influencia, sus acciones tienen más repercusión. Pueden generar más impacto. Y vaya sí lo hicieron ayer, mostrando además gran unidad.
Ya con el asesinato de George Floyd a manos también de la policía, la respuesta del mundo del deporte fue importante, con el movimiento “Black Lives Matter”. Sin embargo, en esta ocasión, fue un paso más allá, con acciones concretas por parte de los deportistas. Una acción a imitar por todos, porque con acciones concretas generan los cambios importantes, y no solo con gestos.“La NBA se ha convertido en una organización política, y eso no es bueno para el deporte ni para el país”, declaró Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos.
Generalmente, cuando a los poderosos les molesta algo, significa que se están haciendo las cosas de manera correcta, y este boicot no es la excepción.
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