Pretemporada: ¿Un concepto sobrevalorado?
Pretemporada, la palabra que más se escucha en los recesos deportivos. El karma para algunos deportistas, la cuna de los talentos para otros. Lo cierto es que poco se sabe con certeza qué sucede en este período de preparación precompetitiva.
Por Sol D’Amato
La pretemporada es el período que precede al comienzo de una temporada deportiva, en el que se realizan torneos y competiciones amistosas, generalmente como preparación a la temporada. Así está explicada la palabra en el diccionario. El concepto parece ser sencillo. Luego de finalizar la competencia, habitualmente anual, los deportistas y/o planteles deportivos tienen sus merecidas vacaciones. La desconcentración es fundamental para relajar la cabeza. En el caso del deporte profesional, y sobre todo debajo del límite del Ecuador, coincide con fin de año, con el verano y con las fiestas.
Finalizado el período de descanso, los y las entrenadores/as se encuentran listos para comenzar trabajos de preparación de la temporada siguiente. Otro año que comienza, y otra pretemporada en marcha. Durante este período (en enero para profesionales, en febrero para deportes amateurs – generalmente -), los deportistas reciben cargas altas de ejercicios físicos, para la “puesta a punto”. En el peor de los casos, estos estuvieron un mes sin entrenar, y aquí las dudas que llegan a todos lados: ¿Es necesario “matarlos” físicamente?. Lo que sucede en este proceso es más un mito que una realidad. Aquí la explicación.
Históricamente se relaciona a la pretemporada con un proceso duro de entrenamiento, intenso y de doble o hasta triple turno. Con cargas físicas altas, fatigas, desgaste emocional y físico. Tu cuerpo y tu mente abocados 100% al deporte. Durante este proceso duro, los y las deportistas demuestran estar predispuestos/as a llevar adelante un año de competencia, muestran que están mejor que sus compañeros de equipo, que su compañero de puesto. Es un proceso desgastante, sin duda.
En la planificación anual del entrenamiento, en los primeros períodos de la temporada la carga física general es menos específica para el deporte a jugar. Tiene mayor intensidad, para generar una buena base física para la competencia. Pero a veces, la mente juega una mala pasada, y algunos deportistas no pasan la pretemporada sin llevarse consigo una lesión. Si bien los entrenadores generalmente manejan bien las cargas, y suelen preparar las sesiones de manera casi personalizada, es muy probable que algunos no respondan del mismo modo a ellas y terminen con sobrecargas musculares, contracturas y en algunos casos desgarros.
Por eso en ciertos espacios se habla de que las pretemporadas son el filtro para conformar un plantel deportivo. A medida que éstos se van acercando al momento de comenzar la competencia, la intensidad del entrenamiento baja, se especifican los trabajos acordes al deporte y la parte física se transforma en el complemento para mantener el cuerpo de los y las deportistas en condiciones. Cuando finaliza la temporada, estos cuerpos no es que estén desentrenados, pero se han especificado tanto sus movimientos, que el trabajo de la pretemporada del año siguiente “compensa” este proceso, de ahí la necesidad de comenzarlo lo antes posible y con los trabajos más globales que se puedan hacer, para mantener el cuerpo y la mente trabajada de manera general.
La duda es si realmente es útil para todo tipo de deportistas, para todo tipo de deporte, o si algunos deportes copian y pegan estrategias de otras competencias, si los entrenadores repiten a sus colegas, sin pensar en lo necesario o no que es este proceso en todos los cuerpos. Los deportes amateurs tienen deportistas que además de entrenar, trabajan, tienen una vida social que sostener, y a veces la decisión de dar el 100% de tu cuerpo a este tipo de cargas, que en muchos casos no presenta la intensidad posterior en sus competencias (un partido y dos días de entrenamiento semanales), generan es ellos lesiones, desgastes mentales y la posibilidad de no volver a prepararse para otro año de juego, pensando en pasar el momento de descanso, bajo las órdenes del silbato.
Fotos: Sol D’Amato