La perseverancia es la firmeza y constancia en la manera de ser o de obrar sobre alguna situación. En lo deportivo, el sinónimo de perseverancia es María Belén Pérez Maurice.
La esgrimista argentina nació en San Nicolás. Gracias a su madre quien era esgrimista amateur, comenzó a interesarse en el deporte. Primero empezó con el florete, disciplina en la que tuvo buenas actuaciones, y saltó del modelaje al deporte de manera definitiva.
La carrera de Belén se centró en el entrenamiento en Círculo Militar de Buenos Aires con su maestro Lucas Saucedo, quien lo sigue siendo en la actualidad.
Con el florete llegó hasta los cuartos de final en la Copa Mundial de Buenos Aires en 2006. Ya para la siguiente temporada cambió de arma y se pasó al sable.
Compitió en sus primeros Juegos Olímpicos en Londres 2012, gracias a su excelente promedio en la zona americana (fue la segunda mejor), por haber ganado dos torneos Satélite y la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011. Fue la primera esgrimista argentina en obtener acceso olímpico a través del ranking FIE, con todo lo que eso significa.
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Y los éxitos no cesaron: para la temporada 2013-2014 se coronó campeona Panamericana en San José y finaliza 16° en el ranking mundial, gracias a la obtención de la medalla de bronce en el Grand Prix de Nueva York. El año siguiente, se alzó con la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Toronto, lo que le valió la clasificación a su segundo Juego Olímpico en Río de Janeiro en 2016.
Al iniciar un nuevo ciclo olímpico, en los Juegos Suramericanos de Cochabamba de 2018 se quedó con el primer lugar. Y en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 se quedó con la de plata en sable individual.
Pero aquí se nota aún más su perseverancia, ya que previo a su escala en Lima, a Pérez Maurice la empresa en la que viajaba, Air France, le perdió todo su equipaje: ropa informal, ropa deportiva y hasta sus instrumentos para competir. Pese a esto, viajó igual a la capital peruana y se quedó con el segundo lugar. Sin ir más lejos, fue una de las abanderadas a la hora de aconsejar y alentar a sus otros compañeros y compañeras de delegación.
Y esta insistencia y perseverancia la acompañaron hasta estos días, en los que la cuarentena la obligó a resguardarse en su departamento y a mitigar la espera por poder volver a la competencia realizando distintos entrenamientos con el poco material que tenía. Pero lo más importante, sin perder su sonrisa ni las ganas de seguir con la mente puesta en la esgrima.
En Tokyo 2020 será olímpica por tercera vez consecutiva ya que estuvo presente en Londres 2012 y en Río 2016.
Pérez Maurice, aquella que lucha siempre por ser la mejor en todo lo que tiene a su paso. La ingeniera alimentaria y la suboficial del Ejército Argentino.
Porque siempre veremos en Belén, esa estirpe de luchadora y perseverante ante cualquier obstáculo o contrincante que tenga enfrente suyo.
Foto: Federico Soler para AAD.