Esta semana, el tandilense se sometió a la séptima intervención quirúrgica de su carrera con el objetivo claro de volver a las canchas. La ilusión es demostrar al público, y a sí mismo, que tiene más páginas por escribir en su exitosa trayectoria.
Por Julián Haramboure
(@JulianFunky)
Juan Martín del Potro, de 31 años y ex número 3 del mundo, cuenta con una carrera intachable en la que consiguió un Grand Slam y dos medallas olímpicas, para luego cumplir con el sueño de todo el tenis argentino: obtener la Copa Davis junto a un equipo quedó en la historia.
Se trata sin dudas de recorrido impecable que lo pone en el podio de los grandes tenistas albicelestes de todos los tiempos junto a Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini. El pasado miércoles, y tras la consulta médica en Suiza que anticipó AA Deporte, el tandilense ingresó por séptima vez en su carrera a un quirófano. Ante esto, la pregunta ya es inevitable: ¿Cuánto más lejos hubiera llegado este crack nacional de no ser por las lesiones? ¿Tendría otro grand slam? ¿mayor ranking histórico? Eso no puede responderse con certeza, pero sí se puede asegurar que sus alejamientos de los principales planos del circuito nunca fueron por una baja en su nivel.
Cada dificultad física significó para Delpo un volver a empezar, un sinuoso sendero de incertidumbres, sorteado una y otra vez por las ansias de pisar una cancha y jugar ante su querido público. En sus últimos retornos las motivaciones fueron fuertes y claras: conseguir otro podio olímpico, ganar con Argentina la Ensaladera y alcanzar otra final de Grand Slam. Y cumplió con cada uno de esos ítems, con cada una de esas metas que sirvieron de motor para no bajar los brazos.
El historial de operaciones comenzó en 2010 un tiempo después de su título en Nueva York, fue la única vez que su muñeca derecha le trajo un inconveniente importante, el cual lo marginó de casi toda esa temporada. Tras años exitosos, a inicios de 2014 empezaron las dificultados en la muñeca izquierda, lo que le imposibilitaba jugar de revés con normalidad y que luego se convirtió en la complejidad más grande de su carrera: sus problemas de ligamentos desembocaron en tres operaciones diferentes (marzo 2014, enero 2015 y junio de ese mismo año).
El esfuerzo valió la pena y tras una durísima recuperación, la Torre de Tandil volvió con todo: medalla plateada den Río 2016, cuartos de final en el US Open y título en la Copa Davis. No sólo se trató de una readaptación desde lo físico sino también desde su juego, por lo que recursos no tan habituales para él en su etapa previa, pasaron a ser fundamentales, en especial el uso del slice.
Cuando todo parecía andar sobre ruedas y el argentino se dio el gusto en 2018 de disputar otra final en Nueva York, la mala fortuna apareció luego en el camino: durante el M1000 de Shanghai Del Potro sufrió una caída, la cual le generó una fractura de su rótula derecha. Es esa lesión la que hasta el día de hoy lo mantiene marginado de las canchas. Si bien en la primera mitad de 2019 buscó continuar en el circuito, los dolores lo llevaron ya a tres invervenciones quirúrgicas, la última hace pocas horas, y de la cual aún se aguardan mayores novedades.
Hay incertidumbre en cuánto a cómo será esta nueva etapa del jugador argentino, lo que sí es seguro que su templanza y perseverancia siguen intactas. Incluso el número uno del mundo Novak Djokovic, manifestó a ESPN esta semana su respeto por Juan Martín: “Lo quiero y lo apoyo, le mando mis mejores deseos. Es uno de los jugadores más infortunados que conozco en cuanto a las lesiones. La calidad de su tenis hizo que por mucho tiempo tuviera una carrera asombrosa, pero es desafortunado verlo tener que lidiar tanto”.
Cada operación, cada recuperación y regreso, fue sin dudas un ejemplo de aprendizaje no sólo para él sino para cualquier deportista. Y, como en esas oportunidades, tras esta séptima intervención el espíritu de lucha es el mismo: la historia de Juan Martín del Potro en una cancha de tenis aún no ha terminado.
Foto: Cal Sport Media/Sipa USA.
