Cómo se llega a arbitrar un Juego Olímpico: La delegación invisible

Gabriel Labate es uno de los árbitros designados por la Federación Internacional de Hockey para impartir justicia en los partidos de París 2024. Es argentino y forma parte del cada vez más grande mundo de árbitros y jueces que representan a la nación en esta cita olímpica. Es uno de los elegidos en la delegación invisible.

Gabriel Labate tiene 37 años, está casado con Estefania y es árbitro de hockey. Él forma parte de la delegación argentina invisible, la otra delegación, la que no entra en los libros y no se cuenta en el medallero. Así como él, hay otros árbitros y árbitras reprensentando a Argentina en estos Juegos Olímpicos, y ésta es su historia.

“Jugué desde chiquito y luego tuve que dejar por la doble escolaridad. Volví a los 18 cuando empezó el hockey en Ferro y ahí mismo un compañero me alentó a que haga el curso de arbitro. Así que, con 18 años empecé arbitrando Damas en el Metro, luego fui subiendo categorias, hasta que a los 21 dejé de jugar por la facultad. Ahi empecé con caballeros”, comenzó su relato.

“La cosa siguió yendo bien. Llegué a dirigir primera A, luego califiqué como árbitro nacional y desde 2014 soy arbitro internacional”, continuó.

Gabriel ya pasó la fase de grupos, como los Leones y las Leonas, habiendo dirigido en cinco partidos de en París 2024: Belgica vs Irlanda, Gran Bretaña vs Países Bajos, Nueva Zelanda vs Australia, Australia vs India en caballeros y Bélgica vs Japón en damas. Mañana será parte de los cuartos de final masculino, desde las 7:30 impartirá justicia en Bélgica – España.

– ¿Cómo llegaste a arbitrar en un juego olímpico? 

En enero de 2014 fui a un Cuatro Naciones en Chile, califiqué como árbitro internacional y comencé la carrera, yendo a diferentes torneos a nivel panamericano y luego a nivel FIH (Federación Internacional de Hockey). Tenés que ir a los diferentes torneos, en base a las calificaciones que te dan los managers, vas subiendo de panel. Fui subiendo de a poquito a lo largo de todos estos años. Hasta que después de 10 años de carrera internacional me tocó estar acá en París, hice el camino habitual hasta llegar acá, ¿largo no?

– ¿Cómo se costea el viaje y la estadía?

A nosotros nos enviaron los pasajes a través de la FIH y donde nos hospedamos, entiendo que lo paga el Comité Organizador de los Juegos. Está todo cubierto, los pasajes, toda la estadía y nos dan una plata por día para las comidas y cualquier necesidad que uno tenga.

– ¿Dónde están hospedados?

Estamos hospedados en un hotel que está muy cerca del estadio, son 10 minutos caminando, estamos muy cerca del estadio en Colombes. Junto a todos los árbitros y oficiales técnicos.

– ¿Fuiste con alguien más de Argentina en hockey?

Sí, viene con Irene Presenqui, que es árbitro femenino, cumplió 150 partidos acá y de hecho fue la primera mujer en arbitrar un partido de caballeros en un Juego Olímpico. Soledad Iparraguirre, que está como manager de árbitros. Adrián de la Matías, que es oficial técnico, juez. Y Lorena Rinaldini. Somos los cinco argentinos que estamos en el panel para hockey: dos jueces, una umpire manager y dos árbitros.

– ?¿Y conocés algún cuerpo arbitral más argentino que esté allá?

No conozco, pero se que hay, el otro día comentaban de una pareja en handball de árbitros argentinos, pero no conozco personalmente a ninguna otra terna que este acá en los Juegos, sería buenísimo conocerlos.

– ?¿Cómo trabajás la cabeza en situaciones de tensión, peleas o pedidos desmedidos?

Es quizá un poco la parte más difícil. Yo desde que me enteré de la designación, en septiembre del año pasado, tuve 10 meses de trabajo, físico y mental. La parte física con un PF que tengo, que trabajo con él. Y lo mental es lo más dificil porque hay mucha presión en un Juego Olímpico. Este es mi primer Juego Olímpico y se nota la presión que hay. Trato de trabajar la cabeza pensando que es un partido de hockey y esto lo hago hace 20 años. Y tratar de que esa situación de tensión que se puedan dar en un partido, o de pelea entre jugadores, o algún pedido desmedido, tratar de mantener la calma y transmitirles esa tranquilidad a los jugadores para que no se vaya de las manos. Trato de estar muy enfocado en lo que estoy haciendo, y concentrado, que es importante, sin perder de vista que es un juego y que uno trata de cometer la menor cantidad de errores posibles para evitar esas situación de pedido desmedido o de tensión. En resumen, trabajo lo mental tratando de mantener la calma y enfocado en lo que tengo que hacer para generar una credibilidad con los jugadores y no llegar a las situación de tensión o pedido desmedido.

– ¿Pudiste ver a los Leones y Leonas? ¿Cómo los ves de cara a cuartos de final?

Sí pude, no mucho, pero pude ver a las Leonas y a los Leones. Mi sensación es que el hockey hoy por hoy está muy parejo y que puede pasar cualquier cosa, ¿no? Está claro con los resultados que se fueron dando en caballeros, por ejemplo, que Alemania le ganó un día 8 a 2 a España y al otro día España ganó 2 a 0. Me parece que está todo muy parejo y que se termina definiendo los partidos por detalles. Los veo que van a competir, son 60 minutos, van a ir a jugárselo todo, así que yo creo que puede pasar cualquier cosa.

– Y una más: Ojalá no puedas, jaja, pero, ¿Te gustaría dirigir una final?

¿Si me gustaría dirigir una final olímpica?, Sí, claro, me encantaría, pero déjame decirte que prefiero que le vaya bien a mi país y que por supuesto quiero que los Leones avancen y que ganen medalla. No hago fuerza para que queden afuera y yo poder dirigir una final, porque antes que árbitro soy argentino, así que ojalá puedan seguir avanzando y llegar lo más lejos posible.

Gabriel forma parte de la otra delegación argentina, la que imparte justicia en los encuentros, la que juzga las competencias de gimnasia, los que toman marcas en el atletismo o la natación. La delegación invisible, muchas veces cuestionada, insultada otro tanto, pero que en muchas oportunidades lograron hechos históricos, como dirigir finales del mundo, formar parte de fallos arbitrales memorables, inventar servicios para las mejoras del deporte. Por más que no los quieran, sin ellos no hay juego limpio.

Fotos: Yan Huckendubler