El técnico de Las Leoncitas habló con Argentina Amateur luego de ser campeón del mundo. El headcoach no escondió su felicidad y orgullo por el logro. Además destacó que si bien el resultado es importante, que lo más destacado fue la continuación de la formación de las jugadoras.
Por Fernando Torok
La carrera de Agustín Corradini está en su punto más lindo. El pasado domingo 4 de diciembre del 2016, el técnico argentino logró dirigir a Las Leoncitas para ser campeonas del mundo junior en Santiago de Chile. El triunfo por 4-2 sobre Holanda le permitió a las chicas argentinas coronarse luego de un gran torneo en el que vencieron a todas sus rivales (Japón, Alemania, Francia, Estados Unidos, Australia además de Holanda), mostrando un gran juego de posesión de bocha para ensanchar la cancha y dominar a sus rivales.
El entrenador es cercano a los seleccionados nacionales desde 2013, pero antes pasó casi cuatro años fuera del país trabajando en Holanda y en Bélgica. En este último país estuvo, primero como asistente, y luego técnico de la U16 femenina y U15 masculina.
Desde su llegada trabajó como ayudante de Retegui en Los Leones (que en 2014 fueron terceros en el Mundial de La Haya) y desde 2015 fue el único constante de Las Leonas en un camino que incluyó, entre otros resultados, la obtención de una Liga Mundial y un Champions Trophy este año.
A la par de los logros con las mayores, Corradini disfruta de ser el gran formador del hockey femenino. Para él es lo más lindo que tiene el deporte, ayudar a deportistas en su camino a llegar al punto más alto en la élite deportiva. A la par del trabajo formador, en este 2016 primero logró un título Panamericano histórico en Trinidad y Tobago –Las Leoncitas anotaron 56 goles y no cedieron uno-, mientras que recientemente cortó una racha de 23 años sin que Argentina salga campeón del mundo en la categoría.
Así fue su diálogo con Argentina Amateur:
¿Qué sensaciones te quedan de lo hecho por el equipo en el Mundial?
La sensación es de orgullo. Por el camino recorrido, por lo que han progresado las jugadoras técnica, física y conceptualmente. Y, sobre todo, humanamente. También por el éxito de la planificación.
Este grupo presentaba un mix de jugadoras con algunas que ya habían estado entre Las Leonas y otras que están en crecimiento. ¿El foco estaba en ser campeón o que las chicas se sigan desarrollando?
El foco estaba en seguir desarrollando. No existe otra manera de aprender a jugar en el hockey internacional que jugando. Está claro que cuando uno compite quiere ganar, pero no a cualquier costo.
Si bien Argentina venía muy bien, Holanda también lo hacía y con mejores números. ¿Cuál era la idea para ganarle?
La idea fue no tener miedo a perder, tomar riesgos, hacer foco en nuestro sistema y confiar en nuestro potencial.
¿Qué es lo más lindo de dirigir a un equipo junior?
Que son esponjas de conocimiento. Fue maravilloso para todo el Cuerpo Técnico verlas crecer. Como un padre a un hijo. Recordamos y comparamos el inicio del proceso y este mundial, y sentimos mucho orgullo del crecimiento integral de todas ellas.
¿Qué se te pasaba por la cabeza luego de conseguir el título? ¿De quiénes te acordaste y qué imágenes se te vinieron a la mente?
Me acordaba de mi familia, de mis amigos, de toda la gente que me quiere y me dio una palmada en el hombro y fuerzas para seguir.
Se cierra un año perfecto en la categoría, siendo campeones en dos torneos importantes. ¿Qué balance hacés del 2016?
El balance es maravilloso. No solo por el título conseguido, sino porque este equipo superó ampliamente a todos los rivales del mundial e impuso su estilo por sobre el de los rivales. Ese es el mayor éxito de las chicas.
¿Qué objetivos tenés a futuro?
Sueño con ser campeón olímpico y seguir formando Leonas.
