El breaking debutó en los JJ.OO. de la Juventud y se convirtió en la gran atracción, sin embargo es mucho más que una disciplina: es un agente inclusivo.
Por Romina Miranda
(@mirandaromiok)
Es sabido que el deporte es un agente socializador pero hay ciertas disciplinas que se acercan más a los niños de toda clase social. El breaking es uno de ellos porque no necesita de recursos económicos ni elementos extra más que las ganas y el entusiasmo por mostrar las destrezas en el suelo.
En estos Juegos Olímpicos de la Juventud, con Broly y Vale como representantes argentinos, se contagió el espíritu para muchos de esta disciplina no tan conocida y que está en el cronograma olímpico por primera vez.
Si bien no estará en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en Buenos Aires hubo un total de 24 competidores, 12 varones y 12 mujeres, que llegaron de 18 países y quedaron en la historia como los primeros en haber sido olímpicos.
Puerto Madero se vio poblada de camisas, remeras y pantalones sueltos, música electrónica, gritos de aliento y aplausos. La irreverencia y la rebeldía adolescente puede sorprender a los ajenos con acrobacia y baile.
El break dance o b-boying es un deporte o danza contemporánea que forma parte del hip hop que surgió en Estados Unidos, el Bronx y Brooklyn, en los 70. Cada performance tiene Top Rock, Footwork, Power Moves y Freeze. Cada enfrentamiento puede ser individual, en parejas o crew.
A comienzos de la década de 1980 BBoy’s y MC’s como Jazzy Mel, Bboy Tito, Mc Ninja, DJ Black, Bboy, por nombrar algunos, y la gente de zona sur hacían los primeros pasos básicos de Break Dance en las plazas de todo Argentina. A medida que pasaban los años implementaban la calidad y variación de sus pasos y sumaban nuevos estilos.
Mariano Carvajal, apodado Broly, es fanático de Dragon Ball Z, y es por eso que tomó el alias de uno de los personajes principales de la serie para competir y cautivó a los corazones de los aficionados y no al breaking.
Puerto Madero fue el escenario en el que Buenos Aires 2018 desarrolló su actividad. El deporte como agente inclusivo en ciertos niveles sociales los “salva” de caer en adicciones o lo que se llaman “malas juntas”.
En las entrevistas que Broly realizó, oriundo de Fernández Oro, contó que empezó a bailar a los cuatro años, cuando su papá Yovany se puso a enseñar la disciplina, y que lloró de alegría cuando supo que fue incorporada al programa. Consciente del contagio que se generará a partir de su actuación, recomendó a los jóvenes que vayan al lugar más cercano donde estén enseñando breaking porque “la pueden romper” y los instó a que “sigan su sueño porque nada es imposible”.
Juntarse en una plaza a desafiarse con duelos o aprender a realizar los pasos es un momento en el que el niño se olvida de su vida oscura y que le abre la cabeza a otros aspectos porque no solo es socializar e incluirse sino desarrollar un arte que tal vez no conocían.
El Gobierno de la Ciudad tienen un plan llamado “Programa adolescencia” donde en distintos clubes de barrio se desarrolla break dance. Unas de las ramas que se pensó por parte de las autoridades es estimular las potencialidades y la capacidad creadora de los adolescentes a través de la expresión artística. El objetivo es rescatarlos de la vulnerabilidad social y que realicen actividades que contribuyan a su bienestar.
Diferentes estudios han comprobado que en las zonas marginadas donde se rehabilitan parques o se construyen canchas deportivas de fútbol, basquetbol, frontón, etc., y se crea un programa para la comunidad, bajan los índices de drogadicción y se genera un ambiente de solidaridad y cooperación entre la comunidad.
El breaking unifica los sentidos y los objetivos de un niño que es simplemente disfrutar. El deporte te permite obtener valores, una disciplina y desarrollarte personalmente. Aquellos que son intervenidos por la vulnerabilidad social pueden encontrar una salida en el breaking con la integración de un grupo que lo contiene y lo sostiene. Como se dice “una hora más en el club es una hora menos en la calle”, todo niño que realice una actividad encuentra un salvavidas de la realidad.
No es lo mismo un niño que se junta con sus amigos a dialogar o compartir tiempo a realizar breaking. Porque al realizar este deporte urbano fortalecerá su responsabilidad, compromiso, solidaridad y respeto. Algo muy común fue ver en estos Juegos la fraternidad entre los competidores de todos los países sin importar el resultado que haya resultado del duelo.
No hay dudas de que el breaking es un agente de inclusión social que llega a todos los niveles socioeconómicos y que tiene un efecto positivo en niños y adolescentes.
Fotos: COA.