
Caster Semenya, por cuestiones genéticas, produce niveles de testosterona más altos que el promedio de las mujeres. La IAAF creó una nueva regla para equilibrar la competencia y, tras el litigio, el TAS falló a favor de la Federación Internacional por lo que la campeona olímpica deberá aplicarse hormonas para competir.
La bicampeona olímpica de los 800 mts Caster Semenya enfrenta un grave problema. Por cuestiones genéticas, Semenya tiene hiperandrogenismo y su cuerpo produce un nivel más alto de testosterona, por lo cual sus valores son más similares a los de los hombres que a los de las mujeres. La testosterona en valores anormales favorece el desarrollo de la masa muscular como así también la potencia, elevando la circulación de la hemoblogina en sangre. En consecuencia, genera ventaja deportiva por sobre sus competidoras.
En el afán de promover la competencia justa, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) había anunciado en 2018 que las atletas que padecieran dicha condición médica (en las especialidades de 400m, 400m con vallas, 800 y 1500m) deberían bajar sus niveles mediante hormonas o, de lo contrario, deberán competir contra hombres. En su comunicado explicita que la meta es “preservar la igualdad de oportunidades en las competiciones de atletismo” para “garantizar una competición justa y pertinente en categoría femenina, en provecho de todas las atletas”. Y, como si fuera poco, bajó la proporción: de 10 nanomoles previos a la regulación, a partir del año pasado el límite permitido será de 5.
La regla sancionada el 1 de noviembre del año pasado hizo que la velocista iniciara una demanda a la IAAF, la cual contó con el Gobierno de Sudáfrica, de su federación y agrupaciones feministas y de derechos humanos. La bicampeona olímpica argumentó en su recurso que las medidas eran discriminatorias, ya que dichos valores provenían de nacimiento sin ningún tipo de intención de alterarlos por medio de la práctica del dopaje.
Este 1 de mayo se conoció el veredicto final del TAS, el cual falló en contra de la sudafricana y la obliga a tomar medicación para competir en la prueba femenina. Si bien la IAAF reconoce la discriminación en la medida, refuerza que “esta discriminación es un medio necesario, razonable y proporcionado para cumplir el objetivo de la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino en los eventos restringidos”. Además, afirma que en dicha resolución no se cuestiona “la identidad sexual o de género de las atletas con disfunciones en su desarrollo sexual”, sino que es en pos de la competencia justa y leal.
La medida tendrá vigencia a partir de mayo de este año, lo que complica el panorama para Semenya, que ya viene con varias batallas ante la IAAF: cuando comenzó con sus éxitos internacionales la misma federación internacional le pidió exámenes médicos para verificar su sexo dado el volumen de su masa muscular y su apariencia física. Hasta ese momento no había habido limitaciones.
Polémica en puerta.