Agustín Cáffaro se mostró feliz por su presente, pero sobre todo porque este le dio la chance de jugar con una de las máximas leyendas del básquetbol nacional.
El decimosegundo jugador de un equipo en un partido puede funcionar de dos maneras, según la mirada del entrenador. Por un lado, puede ser un jugador de un menor nivel que los otros once jugadores, pero un líder en la cancha, mientras que el otro puede ser un jugador destinado a cumplir una función específica en un momento determinado.
Agustín Cáffaro, que no figuraba entre los planes de nadie en la previa del Mundial de China 2019, supo cumplir con esta segunda versión del ‘jugador número 12’ en el equipo de Sergio Hernández. El actual pívot de San Lorenzo, que llegó al Mundial por su gran nivel en Libertad de Sunchales, cumplió en el momento menos esperado: después de tener sus primeras experiencias mundialistas en la fase de grupos, supo aparecer desde el banco para controlar a interiores rivales de gran nivel como Rudy Gobert, Nikola Jokic, Nemanja Bjelica, Boban Marjanovic y Mathias Lessort.
Este sábado, en el medio de la pandemia por el COVID-19, el jugador habló con Fuego Sagrado y, a ocho meses del certamen internacional, mostró su felicidad: “Fue increíble lo de la Selección. Uno siempre sueña con tener esa posibilidad. Venía haciendo un buen trabajo con Libertad y eso me llevó a poder vestir esa camiseta. Lo que más me quedó es llegar a dónde llegamos cuando no daban ni dos pesos por nosotros”.
El santafesino no sólo cumplió su sueño de vestir los colores nacionales en un torneo de semejante magnitud, sino también el de jugar al lado de un ídolo como Luis Scola. El interno tuvo la chance de formar dupla con Luifa y no escondió su admiración: “Lo que más me sorprendió fue ver cómo sigue mejorando cosas aún en el final de su carrera. Es un ejemplo de que trabajando y rompiéndose el lomo podés aprender otras cosas. Fue una oportunidad única. Traté de mirarlo y aprender todo”.
Luego de la postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para el 2021, una de las principales dudas en torno al seleccionado nacional es la presencia de Scola, quien recientemente cumplió 40 años y planeaba retirarse al cierre del ciclo olímpico en este año. Si bien Cáffaro no habló de su posible aparición en la capital japonesa, no dudó sobre lo que respecta al juego: “Creo que el nivel de Scola, y las ganas con las que entrena, lo puede hacer llegar a los Juegos del año que viene”.
En cuanto a él, sabe que su presencia no está asegurada. Por eso, continúa trabajando para ganarse un lugar: “El juego está pasando por tener más velocidad. Uno intenta sacar ventaja de ese lado, sabiendo por ahí que tengo un par de kilos menos que los demás pivotes. Por eso vengo trabajando mi tiro externo. Fue algo que fui mejorando, tratando de mejorar la velocidad de ejecución y poder tener un lanzamiento más rápido, además de tener un arma más fuerte”.