Daniel Poggi, entrenador de la Selección Absoluta masculina, reflexionó sobre la vuelta al CeNARD y cómo afecta el largo parate para los más jóvenes.
Por Romina Miranda
Finalmente, los argentinos de la selección pudieron presentarse en la pileta del CeNARD. Afortunados ellos, si se puede decir de alguna manera, porque para aquellos que no están dentro de este grupo la última competencia oficial fue hace casi un año, en diciembre del 2019.
El waterpolo argentino sufrió un parate al 100%. Las piletas cerradas y la dependencia por completo de la pileta, los atletas solo pudieron hacer trabajos fuera del agua para no perder el ritmo y la fuerza muscular.
El entrenador Daniel Poggi especificó el trabajo que están realizando junto con los seleccionados y también se refirió a aquellos que como no están en este grupo quedan fuera de los entrenamientos por la falta de entreno y competencia.
“Hace 2 semanas que comenzamos con un grupo reducido de jugadores y jugadoras ya que el protocolo restringe la cantidad de atletas por andariveles a 2 y 8 en el foso de saltos dónde colocamos porterías para hacer lanzamiento”, comenzó el relato Daniel Poggi.
“Esperamos en el corto plazo ir sumando a más jugadores/as. Por el momento se tuvo en cuenta a los preseleccionados Absolutos y Juniors”, expresó Poggi en relación a las restricciones en el números de waterpolistas que pueden estar en la pileta.
El regreso a los entrenamientos no puede ser algo abrupto porque hay que preservar el bienestar físico de los atletas, por ello se realiza un trabajo paulatino. Poggi lo cuenta de la siguiente manera: “Por el momento estamos haciendo una re adaptación al medio acuático, ya que en cuarentena los trabajos solo fueron de mantenimiento del tono muscular fuera del agua. Aunque se ha perdido la sensibilidad en el agua y la capacidad aeróbica. Estimamos, por lo que sugirieron los expertos de COA y preparador físico, será de 8 semanas. Por suerte hemos podido sumar la pelota con trabajos de pases y lanzamiento que era nuestra preocupación”.
Como ocurrió en todos los deportes y en la vida cotidiana, todo sufrió un parate. Como expresó Poggi, recién hace dos semanas volvieron a la pileta. Ahora, la cuestión es a qué evento o torneo aspirar, “en principio nos estaremos preparando para Sudamericano en marzo (reprogramado de este año)”.
La incertidumbre en Argentina
Si bien las selecciones se reintegraron al entrenamiento, en la liga local no hay noticias y Daniel Poggi expresó su cuestionamiento. “Nos preocupa mucho que en la agenda local no se pueda programar una fecha de torneos metropolitano y menos liga nacional. Los jugadores que juegan en Argentina han tenido su último torneo en diciembre 2019… casi un año sin jugar”.
Para poder llevar a cabo la preparación en los grupos son necesarios protocolos con el objetivo de evitar el contagio del COVID-19 y primordialmente, como forma de prevención. “Hay un protocolo de vuelta a los entrenos que ha hecho (en Buenos Aires la Federación, FeWaBA). Pero al no saber cuándo se podrá competir y los clubes no han vuelto al agua. Es difícil proyectar un torneo”.
La importancia del deporte en los más jóvenes
En momentos donde los jóvenes no pueden entrenar y ni siquiera salir a la calle más que para hacer las compras o necesidades esenciales, el deporte cumple una función esencial en la salud psicofísica.
“El deporte más allá de torneos e intentar salir campeón es un espacio de promoción de salud. Hacer deporte individual o adaptar el deporte hasta que se pueda volver a jugar es importante por un tema de salud, de prevención. Ni hablar de rendimiento, de pensar en el mejor equipo para el Sudamericano”, reflexionó Daniel Poggi. Además resaltó las diferencias con los del Viejo Continente: “Los que juegan en Europa en 15 días arrancan las ligas”.
“Tenemos algo a favor, la cantidad de días encerrados motiva a todos a volver entrenar”, cerró Poggi con esperanza.
Fotos: Peri Soler