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Del playón a ser apoyados por un país

De aquella niñez en un playón a conseguir la mejor ubicación histórica en mundiales para los argentinos. Una historia de trabajo y amor por el deporte.
Por Romina Miranda

Si se tiene que establecer una fecha, desde el 2007/2008 fue que Argentina cambió su postura del handball. Cada torneo que pasaba, la Selección Argentina desarrollaba un juego y una mentalidad que persistiría hasta la actualidad.

En Egipto 2021, los Gladiadores consiguieron la 11° posición final. Así mejoraron lo que había sido Suecia 2011 y Qatar 2015 donde culminaron 12°. Argentina tenía el objetivo de superar su posición histórica y estar entre los mejores 8. Lamentablemente, los argentinos perdieron y quedaron fuera del torneo. El triunfo o empate ante Qatar por la última fecha de la Main Round los hubiera clasificado a los cuartos de final, aunque no pudo conseguirse.

Estos argentinos que representaron al país en el Mundial de Egipto comenzaron a jugar en un playón. Tal vez para los que no son del entorno del handball no comprendan, pero aquellos niños en los 90, ¿cómo iban a soñar con estar en una posición tan importante?

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Tantos años de esfuerzo en el handball amateur de los profesores, los jugadores, las familias… tuvo sus frutos. Porque Argentina es reconocida mundialmente y, en la gira previa de Qatar y Rusia en un Time Out se le escuchó decir a un entrenador rival «Basta de tenerles miedo».

Tal vez con el sabor amargo de que los cuartos de final estuvieron a un gol, o porque las cosas no salieron como ante Croacia puede haber dejado como una historia inconclusa. No debería ser así porque los Gladiadores se mostraron como son: fuertes mentalmente, solidarios en defensa y sobre todo jugaron en equipo. Jugaron seis partidos de los cuales ganaron 4 y fueron vencidos en 2.

Aislamiento, entrenar donde se pudiera y un año que parecía que no tenía fin. El 2020 había comenzó con Argentina siendo campeona en Maringá, con la clasificación al Mundial de Egipto y la vista en los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero la pandemia cambió todo los planes. Se atrasaba un año y ellos entrenaban como podían.

Argentina fue de menor a mayor. Y claro, con razón. Fue un año 2020 difícil para todos y el deporte fue uno de los protagonistas. Los Gladiadores que juegan en nuestro país, en el amateurismo la tuvieron muy difícil. Entrenaron en terrazas, en living, en patios (los que tenían), entrenaban como podían y con la incertidumbre de que la apertura hacia el deporte no llegaría pronto.

Un confinamiento que se extendía poco a poco y que parecía que no tendría fin. Los Gladiadores entrenaron en patios, terrazas, balcones. Finalmente, cuando se acercaba el 2021 entrenaron en el CeNARD quienes se desempeñaban en Argentina. Al principio con un cupo máximo de 10 deportistas. Después vendría la gira por Qatar y Rusia.

Los Gladiadores debieron enfrentarse a un Campeonato Mundial con pocos entrenamientos, en relación a otros torneos, y fue importante la voluntad de los jugadores y cuerpo técnico para demostrar de menor a mayor que el handball argentino está entre los principales nombres del mundo. En torneos anteriores, desde diferentes medios, los han tildado de fracasados por no cumplir con su objetivo puesto de estar entre los mejores ocho. Estos jugadores superaron todo y qué fue de las cosas más importantes: que asumieron que el partido se les escapó, porque al reconocer los errores es como se mejora.

Las redes sociales, figura esencial en este siglo XXI, se prendieron fuego cada vez que Argentina jugaba. Los deseos de amor y cariño por el deporte y jugadores llegaba desde todo el mundo.

Egipto fue extraño desde lo organizacional porque no hubo público y no podían salir del hotel para mantener la burbuja. Como aumentaron los casos de COVID-19, pocos días después de iniciado el torneo se decidió que se harían PCR diarios. Y, finalmente, cerró con jugadores argentinos y de otros equipos intoxicados por agua. Tuvo todos los condimentos.

Diego Simonet sufrió la perforación del tímpano de su oído izquierdo, se perdió dos partidos y regresó a jugar a pesar de poner en riesgo su salud. Jugadores que sufrieron pérdidas de familiares. El capitán Carou que jugó su 11°, Sebastián en su último Mundial jugó como siempre, Pedro Martínez que desde el avanzado encabezó varios contraataques en su primer torneo ecuménico, Federico Pizarro que se puso el ataque al frente cuando no se encontraban los espacios, los arqueros… todos fueron importantes.

Leo Maciel, Juan Bar, Agustín Forlino Couly, Federico Fernández, Ignacio Pizarro, Santiago Baronetto, Ramiro Martínez, Lucas Moscariello, Gonzalo Carou, Gastón Mouriño, Pablo Simonet, Nicolás Bonanno, Guillermo Fischer, Federico Pizarro, Pablo Vainstein, Santiago Cánepa y Manuel Crivelli fueron los 20 Gladiadores que representaron a la Argentina en el Mundial de Egipto. Además el Cuerpo Técnico estuvo integrado por Manolo Cadenas, Guillermo Milano, el Negro Cazón y el Doc. Marino.

Ahora, desde Argentina se deberá trabajar para que este Mundial no haya sido en vano. El deporte debe llegar a cada rincón del país y encontrar talentos jóvenes. Los Gladiadores necesitan de jóvenes que vayan llenando aquellos lugares que se van desocupando por el retiro de los más veteranos.

Fotos: IHF

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