Bob Dylan, el boxeo y Huracán Carter
El cantautor estadounidense Bob Dylan le dedicó la canción Huracán al boxeador Rubin Carter que fue preso por un crimen que no cometió.
Bob Dylan es uno de los cantantes más importantes en la historia de la música y que mayor éxito tuvo en los años 70 y 80. Él le dedicó una canción a un boxeador que pagó por una condena que no merecía.
Huracán fue lanzada en 1976 en el álbum titulado Deseo. Allí relata la historia de Rubin Hurricane Carter, un boxeador, que estuvo preso por un delito del cual no era culpable.
«Se oyen tiros que provienen del bar,
entra Patty Valentine del piso de arriba,
ve al camarero tumbado en un charco de sangre,
grita “oh Dios mío, los han matado a todos».
Esta canción fue seleccionada por la Academia sueca como ganadora del Nobel de Literatura 2016. Carter fue un boxeador de Estados Unidos que compitió entre 1961 y 1966. En un total de 40 combates, Huracán tuvo 27 triunfos.
«Aquí viene la historia de Huracán Carter,
el hombre al que las autoridades vinieron a culpar
por algo que nunca hizo.
Le metieron en una celda, pero una vez,
pudo haber sido el campeón del mundo».
Este éxito se derrumbó cuando el 17 de junio de 1966, Carter y un amigo fueron detenidos como sospechosos de un triple asesinato en el Lafayette Bar and Grill de New Jersey. Los que saben dicen que fue una investigación con un gran número de irregularidades y tras el juicio, los amigos recibieron la pena de tres cadenas perpetuas.
«Tres cuerpos tumbados, eso es lo que Patty ve,
y otro hombre misterioso llamado Bello,
moviéndose por allí de forma misteriosa.
“Yo no lo hice” dice él, y mantiene sus brazos arriba.
“solo estaba robando la caja, espero que lo entiendas”
“Los vi marcharse” dice, y se para:
“mejor que uno de nosotros llame a los polis”.
Y así Patty llama a la policía,
y llegan a la escena,
con sus luces rojas dando fogonazos
en una calurosa noche en New Jersey».
Bob Dylan lo visitó en múltiples oportunidades cuando el exboxeador permaneció en la cárcel.
«Mientras tanto, lejos en otra parte de la ciudad,
Rubin Carter y algunos amigos dan una vuelta con el coche.
El aspirante número uno a la corona del peso medio,
no tenía ni idea de la m* por la que estaba a punto de pasar,
cuando un policía le hizo echarse a un lado de la carretera,
como en un tiempo anterior, y antes de eso,
en Paterson, así es como funcionan las cosas,
si eres negro quizás no quieras asomarte por la calle
salvo que quieras atraer el calor (atraer a la policía)».
Una anécdota sobre el Premio Nóbel, es que en el momento de aquel anuncio, Dylan no le contestaba el teléfono a los encargados de entregar el premio, quienes querían confirmar su asistencia a la ceremonia de entrega. Así fue durante varias semanas hasta que pidió disculpas por contestar tarde y por no poder ir ya que tenía otros compromisos.
«Cuatro meses después, los guetos están en llamas,
Rubin está en Sudamérica peleando por su nombre,
Arthur Dexter Bradley está todavía metido en atracos,
y los polis le están apretando los tornillos,
buscando a alguien a quien culpar».
Rubin Carter pasó casi 20 años en una prisión de New Jersey, «impávido y digno como un Buda en su jaula», según contó Dylan.
«¿Recuerdas el asesinato con el que te topaste en aquel bar?
¿Recuerdas que dijiste que viste el coche de la huida?
¿Te gustaría cooperar con la ley?
¿Crees que podría haber sido
aquel boxeador que corría aquella noche?
No te olvides de que eres blanco».
A continuación, la canción de Bob Dylan cuya duración es de 8:35.
El amor por el boxeo por parte de Dylan nació desde que él tenía 20 años. El cantante escribió en su autobiografía su encuentro con Jack Dempsey, en 1961, en un club de Nueva York.
«Arthur Dexter Bradley dijo: “no estoy seguro”
Los policías dijeron: “a un pobre chico como tú
le vendría bien una oportunidad” (un poco de mano ancha)
Te tenemos pillado por el trabajo (atraco) en el motel,
y estamos hablando con tu amigo Bello.
No quieres tener que volver a la carcel,
sé un buen chico, le estarás haciendo una favor a la sociedad.
Ese hijo de p* es valiente y se está volviendo más valiente,
queremos meter su c*** entre rejas,
queremos culparle por esos tres asesinatos,
no es Gentleman Jim».
Durante su tiempo en cumplimiento de la condena, Carter estudió derecho y filosofía. La justicia llegó en 1985 ya que presentaron nuevas pruebas y en el juicio se comprobó la corrupción de la policía, declaraciones de testigos forzados y pruebas falsas. Por lo que el juez, ordenó la libertad inmediata del exboxeador.
«Las cartas de Rubin estaban marcadas por adelantado,
el juicio fue una farsa (un “circo de cerdos”),
nunca tuvo una oportunidad.
El juez hizo parecer a los testigos de Rubin
alcohólicos de los suburbios.
Para la gente blanca que miraba,
él era solo un vagabundo revolucionario.
Y para la gente negra, era solo un ne**** loco.
Nadie dudó que él apretó el gatillo,
a pesar de que no enseñaron el arma.
El fiscal del distrito dijo que fue él el que cometió los hechos,
y el jurado compuesto por blancos estuvo de acuerdo…».
Carter se convirtió en el director de la fundación AIDWYC, que se dedica a defender los derechos de los prisioneros injustamente condenados. En 2014, con 76 años de edad, falleció por un cáncer a la próstata. Además, desde el fatídico hecho en 1976, Dylan no interpretó la canción en vivo.
«Ahora, todos los criminales, con sus abrigos y sus corbatas,
son libres para beberse sus martinis y ver salir el sol,
mientras Rubin se sienta como Buda
en una celda de diez pies,
un hombre inocente viviendo un infierno».
Dylan, si bien desde los 20 años lo hizo de forma aficionada, comenzó antes con el deporte del cuadrilátero. «El boxeo era parte de educación física cuando estaba en el instituto”, dijo el cantante a la revista Rolling Stone en 2009. “Después lo eliminaron del sistema escolar, creo que en 1958. Pero siempre me gustó porque era un deporte individual. No necesitabas ser parte de un equipo, y eso me gusta».
«Sí, esta es la historia de Huracán,
pero no terminará hasta que limpien su nombre,
y le devuelvan el tiempo que pasó cumpliendo condena.
Le metieron en una celda, pero una vez,
pudo haber sido el campeón del mundo».
Esta es la historia de la injusticia pero que llevada a voz y letra se convirtió en un emblema de la lucha por la verdad.