El salteño es una de las personas que mayor entusiasmo despierta en el atletismo. Por eso, en su cambio de década, un repaso por su trayectoria deportiva.
Nacer en plena fecha patria y defender, tiempo después, la bandera nacional debe ser todo un orgullo. Ese es Luciano Méndez. Nacido el 25 de mayo del 2001, en Salta, el joven atleta, especializado en salto triple, es una de las mayores esperanzas y proyecciones del deporte nacional. A fuerza de resultados, en una disciplina sin gran tradición nacional, se transformó en un referente para toda una ciudad y un país.
A los 16 años, luego de tener un paso por el triatlón y la natación, se metió de lleno en el atletismo. En el 2017 formó parte de una delegación que fue a una gira europea y ahí logró conseguir una marca de 14,96 metros y quedarse con el récord nacional en la categoría U-17 quebrar el dominio de Germán Romañach, que lo tenía desde 1975. No solo eso, sino que tiempo después logró el cuarto puesto en los Juegos ODESUR, nada mal si se tiene en cuenta que en ese año recién comenzaba a competir.
Luego se fue a California para tratar de meterse en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Ahí consiguió una marca de 15,16 metros y, un par de meses después, en Cuenca, España, mejoró su salto por 6 centímetros. Ya con el boleto olímpico en las manos, participó del sudamericano de atletismo y consiguió el segundo puesto con una distancia de 15,25 metros. De esta manera, Méndez llegó de la mejor manera a los Juegos Olímpicos de Buenos Aires: se quedó con el decimotercer lugar, después de obtener una marca de 14,87 metros, en la etapa 1, y de 16,62, en la etapa 2.
Tiempo después, Méndez se transformó en una de las mayores esperanzas del atletismo argentino. Con 18 años se quedó con el tercer puesto del Nacional de Mayores y fue el vencedor en el U-20. Es cierto, este año no tuvo una buena performance en el Nacional, se quedó con el séptimo lugar, pero la pandemia no le es ajena a los deportistas.
Foto: CADA