Mi otro yo: Koko Domínguez

Espadista y diseñador, el nacido en Bella Vista se perfila como la nueva generación en la industria mobiliaria y también toma fuerzas para continuar con su querida esgrima tras recuperarse de una lesión.
Por Micaela Piserchia
(@micapiserchia)
Esgrimista por elección y casi por decantación gracias a la importante influencia de su padre, quien es hoy su entrenador, José Félix Domínguez (Koko), llegó al alto rendimiento deportivo en la especialidad de espada y también es diseñador industrial recibido en la UBA. Mano a mano con Argentina Amateur, contó sobre su vida, sus deseos y su futuro.
Koko nació el 12 de diciembre de 1983 en la localidad de Bella Vista y cuenta con una familia numerosa que consta de cuatro hermanos (tres hombres y una mujer) y dos mascotas. Si bien es común en el deporte ver a padre e hijo en la relación entrenador-deportista, nadie dice que es fácil. No obstante la relación de los Domínguez es buena y, según, Koko eso es gracias a que “sabemos separar las cosas”. Como probablemente le ha pasado a muchos, un Domínguez adolescente debió decidir entre ser futbolista o esgrimista y se la jugó por las pedanas por encima del césped y los paravalanchas: “Yo jugaba a la pelota y el club en el que estaba llevaba chicos a Independiente y Boca, pero cuando tuve que elegir me incliné por la esgrima”.
Considerándose un tipo “que no piensa mucho” -reflejándose en la vida y en el deporte también-, Koko es hoy día uno de los mejores espadistas que tiene el país (oro en los Odesur 2014 y plata en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015). Y, pese a que es conocida la situación de que en Argentina las condiciones de entrenamiento no son las mejores, él nunca pensó en irse del país a entrenar para progresar en su carrera deportiva. “Nunca estuvo en mis planes vivir fuera de Argentina, quizá sí en otros de los chicos del equipo, pero no en los míos. No es lo que quiero para mi vida”, dijo sin titubear. Es que claro, él no tiene solamente al deporte, sino que también está refugiado bajo su título universitario, lo que puede brindarle más puertas en el futuro.
Recibido en la FADU/UBA ya hace algunos años, inició un emprendimiento junto a su ex compañero de carrera y amigo Leandro Leccese que crece día a día: Leko. Marca dedicada a la industria mobiliaria de vanguardia, Leko ya hizo su segunda presentación en el SaloneSatellite de Milán (prestigioso festival de diseño para diseñadores de hasta 35 años) y va en un paulatino pero eficaz ascenso. “Leko es muy chico todavía, surgió la idea cuando estábamos estudiando y recién ahora le estamos dando forma. Es todo un proceso que hay que llevar, pero por ahora hacemos ventas al exterior”, contó Koko sobre el avance su emprendimiento.
El esgrimista, entonces, divide su vida entre el trabajo, Leko y el entrenamiento, cosa que no debe ser fácil. “La verdad es que no estoy casi nunca en mi casa. Trabajo mucho y luego entreno. Llego muy cansado y entonces no tengo tiempo ni de pensar a veces”… Por eso, al momento de tener que imaginar cómo se vería en un futuro dijo: “Realmente, no sé, pero seguro que tranquilo”.
Ahora, sin competencias en el horizonte, hará un borrón y cuenta nueva para parar la bocha y pensar de cara al nuevo ciclo olímpico y trazar objetivos pensando en 2020 después de su lesión.