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Gimnasia

Molinari, el mejor de la historia

Federico Molinari, marcó un hito en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Él fue el primer argentino en acceder a un final olímpica y con un octavo puesto logró un diploma olímpico. Éste hecho histórico marcó un antes y un después en la disciplina.

Por Ángeles Vidal

El comienzo olímpico para las Águilas y las Fénix fue en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, cuando zarparon en un barco equipado con los aparatos, porque el viaje duraba un mes, Arturo Amos, César Bonoria, Pedro Lonchibuco, Enrique Rapesta,Roberto Núñez, Jorge Soler y Jorge Vidal. Aunque el resultado haya parecido malo, ya que de quince equipos Argentina finalizó en el puesto catorce; fue la única vez que se logró la clasificación por conjuntos.

Y en la misma ciudad donde empezó la historia, 64 años después se iba a concretar el máximo resultado obtenido por un gimnasta albiceleste. Gimnastas como Isidro Ibarrondo, Marcelo Palacio y las últimas chicas olímpicas Romina Platarotti, Melina Sirolli, Celeste Carnevale, Ana Destéfano y Valeria Pereyra; fueron allanando el camino hasta que Argentina llegó llevarse un diploma olímpico.

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Federico Molinari busco la plaza para Beijing 2008; pero en ciclo olímpico previo sufrió dos fuertes lesiones, que necesitaron intervención quirúrgica. En 2006, fue el hombro derecho y en 2007 los ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Sin embargo, tuvo su revancha y fue el primer argentino en acceder a la final de un Mundial en la modalidad All Around (sumatoria de los seis aparatos); creó un ejercicio, nombrado con su apellido, y logró la plaza para el Test Event, para luego buscar el pasaje olímpico a Londres. Allí, el 10 de enero de 2012, supo que tanto esfuerzo tuvo su recompensa: estaba clasificado. 

Una vez en la cita máxima del deporte el objetivo era quedar entre los primeros quince, pero Molinari sorprendió y se metió en la final de su especialidad: las anillas. Había superado las expectativas y tenía una oportunidad única: pelear por la primera medalla olímpica para la gimnasia artística argentina y por eso desarrolló una estrategía, que adelantó en la TV Pública: “Cambié la salida, de diez veces que la hago: una sale bien, el resto me caigo o doy pasos”.

Llegó el gran momento, salió nervioso, con cara de concentración. En el segundo lugar iba a pasar a dejar todo en esa serie, la más importante de su vida. El primero fue el chino Yibing Chen; quien lideró en los puntajes con 15.800 hasta la participación del brasilero, que se coronó campeón, Arthur Zanetti con 15.900. El argentino, es el siguiente, se preparó, subió a las anillas con la ayuda de su entrenador Vladimir Markarian. Federico realizó todos los elementos de fuerza y mantenimiento, los dos segundos reglamentarios, los ejercicios de impulso, el movimiento de las anillas era mínimo. Venía la salida para culminar la rutina sin errores. Se soltó: Un giro, dos giros, los pies en el piso, un paso, dos pasos y las manos tocaron la colchoneta. Se incorporó e hizo el saludo final a los jueces. La estrategía había fallado. Su entrenador lo recibió, con beso y un gesto que se podía traducir en “y bueno, no salió”. Federico saludó al público aunque no escondió la cara de decepción. El puntaje fue 14.733 el fallo en la recepción le nego la posibilidad de colgarse una medalla ya que afectó la nota de ejecución. Sí la salida hubiera sido perfecta, el puntaje podría haberle permitido quedarse con la presea de bronce.

Con ciclo olímpico que tuvo a los argentinos en los primeros puesto de los ranking de la Federación Internacional. Los gimnastas albiceleste se mostraron ante el mundo y en Río 2016 serán Nicolás Córdoba y Ailén Valente los encargados de continuar la historia de la gimnasia artística.

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