Los Juegos Paralímpicos de Río 2016 tuvieron su ceremonia inaugural este miércoles por la noche en el mítico estadio Maracaná. Gustavo Fernández fue el abanderado de una histórica delegación argentina que cuenta con 85 atletas. El certamen se extenderá hasta el domingo 18.
La ciudad de Río de Janeiro quedó revolucionada después del paso de los Juegos Olímpicos. Este miércoles, 17 días más tarde, en la Cidade Maravilhosa iniciaron los Juegos Paralímpicos, que se extenderán hasta el domingo 18 de septiembre. Serán diez días de muchísima acción y emociones. El puntapié se dio por la tarde-noche, cuando el mítico Estadio Maracaná se vistió de gala para la ceremonia inaugural.
El evento tuvo su puntapié con un video que tuvo la aparición de Sir Phillip Craven, británico que participó en cinco ocasiones de los Juegos, desde 1972 a 1988. La secuencia de imágenes mostró el viaje del atleta desde la ciudad de Londres (sede de los últimos Juegos) hasta Río, para luego pasar por los lugares más conocidos de la ciudad y terminando el recorrido en el Estadio Maracaná.
Desde entonces la música brasileña fue la gran protagonista de la ceremonia. Como en la apertura y el cierre de los Olímpicos, la bossa nova, el axé y la samba dijeron presentes en un evento que mostró muchísima alegría. El momento musical más emotivo llegó de la mano del maestro Joao Carlos Martins, pianista brasileño muy reconocido, quien más allá de su atrofia en los dedos producto de la edad y lesiones, tocó el himno local mostrando todo su excelentísimo nivel mientras se izó la bandera Verdeamarelha.
Tras esto llegó el tradicional desfile de atletas. Luego de ocho naciones, Argentina hizo su aparición. Fue el destacado Gustavo Fernández el encargado de portar la bandera para otros 84 atletas que integran la delegación. Este número es el más amplio del país en un Juego Paralímpico, además de mantener viva la tradición de estar presente en -ahora- los quince eventos de esta índole que ocurrieron en la historia.
Luego se vivieron momentos donde los pañuelitos tuvieron que estar cerca. La unión de piezas de cada delegación para formar un corazón; el emocionante show de luces de Muti Randolph desafiando los sentidos; la representación de cada deporte; el ingreso de la bandera paralímpica portada por niños discapacitados acompañados y ayudados por sus padres; el impoluto baile de samba de la estadounidense Amy Pudy Gurl; y hasta la caída de Marcia Malsar en el porte de antorcha para quien luego, bajo una intensa lluvia, se levantó para pasarle el símbolo a Clodoaldo Silva, quien encendió el pebetero. Todo fue para la alegría, emoción, aprendizaje y superación personal.
Casi cuatro horas demandó una ceremonia que quedará para siempre en la memoria de todos aquellos que pudieron sentir de cerca. Este jueves acabarán las formalidades y la acción se pondrá en marcha.