Tenis
El 2016 del tenis femenino
El tenis argentino, que atraviesa una renovación quizá más lenta de lo imaginado, tuvo un aceptable 2016. Allí resaltaron los nombres de Nadia Podoroska y Catalina Pella en singles y el de María Irigoyen en dobles.
Por Julián Haramboure
(@julianfunky)
Tras un negativo 2015 en el que se perdió la categoría en Fed Cup y no se tuvo representantes en los singles de los Grand Slams, el 2016 trajo optimismo al tenis femenino argentino. Nadia Podoroska y Catalina Pella fueron las abanderadas de esta recuperación de las chicas albicelestes.
Comencemos por la joven rosarina. La “Peque” inició el 2016 como 335 del mundo y hoy ocupa el puesto 194 del ranking, un avance tan innegable como esperanzador. Ello no se dio de un día para el otro, sino que Podoroska fue cumpliendo objetivos paso a paso. Sin dudas lo más importante fue conseguir que Argentina vuelva a tener representante individual en un Grand Slam tras más de dos años: Nadia obtuvo la clasificación al cuadro principal del US Open con triunfos ante jugadoras de renombre como Oceane Dodin y Donna Vekic. Además del resonante logro en el último torneo grande del año, Podoroska obtuvo este año dos títulos ITF: el 10K de Sao Jose Dos Campos en abril y el 25K de Denain en junio. Esto le permitió afianzarse en el top 200 y aspirar a nuevos y más grandes objetivos en 2017.
La otra figura de esta temporada fue Catalina Pella. La hermana de Guido, que inició el año en el puesto 503 del ranking, en noviembre llegó hasta la posición 173. Hoy es la 193 del mundo y la número uno de Argentina. Estos números dejan en claro el enorme avance de Cata durante 2016 y su importante proyección de cara al futuro. La nacida en Bahía Blanca logró el ITF 25K de Curitiba en marzo y realizó un gran WTA de Bogotá en abril. En ese torneo colombiano Pella llegó a Cuartos de Final desde la qualy y en el camino superó a la por entonces top 60 Teliana Pereira. Ello le dio el gran salto de calidad en el ranking.
La segunda mitad del año no fue tan productiva como la primera debido a lesiones que complicaron su buen andar. No obstante, esta temporada es un antes y un después para su carrera y le permite seguir soñando con más en 2017. Su gran objetivo será jugar más torneos WTA y clasificar al main draw de un Grand Slam.
Dentro del panorama general del tenis femenino, vale resaltar el buen año que tuvo María Irigoyen en dobles. La experimentada jugadora nacida en Chascomús, logró en esta especialidad el WTA de Río junto a la paraguaya Cepede Roig. Además llegó a la final de Praga junto a la polaca Paula Kania. En la actualidad se encuentra en el puesto 53 del ranking de dobles y es siempre fundamental para tener en cuenta en posibles equipos de Fed Cup.
Respecto a otras jugadoras, lo hecho por la junior Lourdes Carlé es muy esperanzador para el futuro. La chica de 16 años, que ya cuenta con algunas experiencias profesionales, se quedó con el título en el prestigioso torneo estadounidense Eddie Herr y además alcanzó los Cuartos de Final en el tradicional Orange Bowl. Es la gran promesa de nuestro tenis femenino.
Paula Ormaecha, quien durante más de dos años fue la mejor jugadora del país, atraviesa un particular momento luego de sufrir lesiones. En este año cosechó tres torneos ITF 10K pero continúa con un presente irregular. Necesita recuperar la confianza y la condición física que la llevó a estar entre las mejores 60 del mundo en 2014.
El 2016 marcó una reacción de un tenis femenino que a veces parece injustamente olvidado. En base de esfuerzo y sacrificio, nuestras jugadoras buscan poner a este deporte en los lugares que supo estar. Se necesita más estructura y calidad de proyectos de parte de la Asociación Argentina para desarrollar talentos y acompañar a las jugadoras con proyección.