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Qué les espera a los deportistas argentinos en 2019

Desde la situación del Cenard, el gran auge que generaron los Juegos de la Juventud y el evento del año: los Panamericanos de Lima como puente directo a Tokio 2020. Metas, deseos y obligaciones para que el deporte argentino mantenga un álgido nivel.

Por Agustín Ares
(@agustinares14)

El 2018 fue un año de consagración para el deporte argentino. Los Juegos Olímpicos de la Juventud, posiblemente la competencia de mayor importancia deportiva realizada en el país desde el Mundial de Fútbol de 1978, demostraron que la Argentina, si se lo propone, tiene el nivel necesario para organizar un evento de tal magnitud y también para que la mayoría de sus atletas lleguen a la cúspide del podio.

Con algunos pormenores, Buenos Aires 2018 quedará en la historia como el juego de la gente. Estadios de primer nivel colmados de público que, posiblemente, jamás se imaginó viendo un combate de esgrima o una ronda completa de gimnasia artística. Estructuras que dejaron boquiabiertos a jugadores, dirigentes y espectadores, y que no deben ser desaprovechadas. Y aquí surge en primer gran problema: la mudanza del CeNARD. El valor inmobiliario de las tierras del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo genera un gran interés para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la excusa perfecta es mudar todas las instalaciones a la ex Villa Olímpica en el sur de la Capital.

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Por un lado, aprovechar al máximo las edificaciones que dejaron los YOG genera un valor agregado excepcional para que todos los atletas tengan los recursos físicos para entrenar día a día. Sin embargo, ¿qué es mejor que un centro deportivo de alto rendimiento? Dos centros deportivos de alto rendimiento. Vaciar la casa madre del deporte argentino no es una solución con la que los atletas se sientan a gusto; tampoco es dejarlo en abandono, en un estado de deterioro como lo está hace años. Refaccionarlo y adaptarlo a las necesidades de aquellos que luego representan al país en un Juego Olímpico y al que se le exige el mayor de los éxitos. Así como también lo es conservar las instalaciones en Villa Soldati y que no queden desamparadas a su suerte. Según la última reunión entre atletas y deportistas hace apenas unos días, el deseo es conservar ambas estructuras. Aunque no se sabe si finalmente es esto lo que sucederá.

Por otro lado, el desempeño de los deportistas nacionales en los Juegos de la Juventud marcó un hito en la historia del olimpismo albiceleste: con 26 medallas no oficiales (11 oros, seis platas y nueve bronces,) dejaron al país en el sexto lugar en el medallero, su mejor posición hasta el momento. Es imprescindible que aquellos jóvenes que se lucieron en Buenos Aires puedan llegar a la élite de sus respectivos deportes. Desde beach handball como la gran sensación, pasando por el bmx, básquet 3×3, hasta los tradicionales como remo, natación y hockey. Como formadores es vital potenciar a aquellas promesas que ya saben lo que es competir en alto nivel y que aún no han tenido su debut olímpico de mayores para alcanzar su más alto nivel.

Para llegar en las mejores condiciones posibles a Tokio 2020, primero hay que sortear un obstáculo que siempre le sienta bien a la Argentina: los Juegos Panamericanos. Celebrados en Lima, vienen como anillo al dedo para los jóvenes que tuvieron una primera experiencia en Buenos Aires y que en la capital peruana sabrán lo que es competir en un nivel superior. Sin embargo, como sucede hace décadas en el país, la gran mayoría de los deportistas amateurs llega este tipo de competencias gracias al sacrificio personal, con escaso apoyo económico. Los pocos privilegiados que ostentan una beca del Enard también han sido afectados por la crisis que está atravesando la Argentina, y el ámbito deportivo no fue esquivo al tema. La reducción del dinero destinado al progreso del mismo puede contemplar un atenuante en el desempeño de los protagonistas, ya sea por la imposibilidad de comprar los elementos adecuados para practicar una disciplina como para viajar a un torneo.

Sin embargo, el círculo vicioso donde se desprestigia al deporte amateur y luego uno o varios de los atletas consigue un logro excepcional, se mantendrá. Muy probablemente en Lima la delegación nacional tenga un buen desempeño, con un alto número de medallas en su haber, lo que no debe servir como pantalla para ocultar el contexto actual del deporte argentino.

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