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¿Punto final para Rosso?

El remero argentino fue sancionado por la Asociación Argentina de Remeros Aficionados (A.A.R.A.) quien acató la medida de que no participe en el Preolímpico ni en ningún otro torneo hasta septiembre de este año. “Me arruinaron”, comentó en un posteo en su cuenta de Facebook.

Por Matías Montoya
(@matomontoya)

Luego de idas y vueltas entre la Asociación Argentina de Remeros Aficionados (A.A.R.A.) y Brian Rosso, esta última tomó como decisión desistir del remero y sancionarlo con seis meses (no podrá competir hasta septiembre de este año)

La disputa comenzó cuando a Rosso se lo sancionó durante su etapa de entrenamiento y puesta a punto para el comienzo del calendario en Tafí del Valle. La pena recayó en que el remero tuvo, según la A.A.R.A., “actitudes pocos deportivas”, algo que el argentino negó rotundamente.

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Por estas horas, una carta que difundió en su cuenta de Facebook Rosso imprime que “… a efectos de informarle que en la reunión del Consejo Directivo del Martes 10 de Marzo se trató el informe y dictamen del Tribunal de Disciplina de los asuntos del que fueran notificados por nota de fecha 27 de Febrero 2020 (…) La sanción aplicada es de excluirlo del Seleccionado Nacional por el término de 6 (seis) meses. Exclusión que rige a partir del 10 de Marzo y vence el 10 de Septiembre de 2020…”

El comunicado de la A.A.R.A. subido por Rosso en su Facebook

La nota es firmada por el Prosecretario de A.A.R.A., Daniel Gasparini y el Secretario General A.A.R.A. y Apoderado, Daniel Concilio.

Si bien no hay un parte oficial de lo que sucedió realmente, Rosso alega y pasa factura de la problemática de su deporte. Algo previsible teniendo en cuenta que la Pista Nacional no está apta en funcionamiento y en su momento, los botes no era los adecuados para las competencias.

Hoy parece que todo eso ya fue solucionado, donde el lago de Nordelta funciona como epicentro para la práctica y el entrenamiento y donde la Asociación logró un equilibrio en cuanto a programación en lo que refiere a horas dedicados al entrenamiento tanto físico como aeróbico.

Este medio se comunicó con Rosso para que defendiera su postura, aunque no hubo respuesta.

Rosso y Alsogaray, cuya situación afectó la relación personal con el regatista Guaragna y su familia tras la puja por la plaza olímpica, son ejemplos de que el equipo siempre debe estar por delante y los reglamentos están para cumplirse.

Quizá, como dice Rosso, su carrera esté arruinada. Quizá en estos seis meses pueda poner la cabeza en remojo y pensar en que la Selección Argentina está por encima de cualquier individualismo.

¿Es el punto final para Rosso? Seguramente no. Él sabe muy bien que es un excelente deportista y le ha dejado a la Argentina bien parada en cada competencia que disputó.

Veremos qué sucede y como dice Jorge Drexler en su canción Al otro lado del río: “creo que he visto una luz, al otro lado del río”. Esa luz es la que deberá encontrar Rosso para ponerse totalmente en pos del deporte nacional.

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