La Selección Argentina de handball es un equipo que trabaja a pulmón desde hace muchos años. Fue un largo camino para llegar a este punto.
Por Romina Miranda
Los Gladiadores son la Selección Argentina de handball masculina. Ellos son quienes vencieron todas las barreras y la palabra sorpresa por una victoria ante Europeos, ya quedó atrás.
Panamericanos en lugares muy lejos, viajes larguísimos, pero la pasión de siempre. Groenlandia, Rusia, Qatar, etc. Porque hay que amar la camiseta argentina para dejar a tu familia y alejarte con el fin de representar a un país.
Jugadores arriesgando su físico para estar en partidos o torneos importantes. Porque ellos tranquilamente pudieran estar en su casa, de todas maneras agarran sus valijas y están dispuestos a tomar un avión para representar a su nación. Los más experimentados vivieron de todo con este equipo, ya sea buenas y malas.
Valorar el esfuerzo de ellos es primordial. El de los jugadores, el del cuerpo técnico y las familias de todos porque sin estas últimas no sería posible la odisea argentina de conquistar el 40×20 de los distintos continentes.
El handball profesional realizado por la mayoría de los Gladiadores que en este momento están en el plantel, pero el alma es de amateur. ¿Por qué? Porque juegan con el corazón, se arriesgan muchas veces físicamente por dejar a la celeste y blanca en lo más alto, y entregan todo lo que tienen.
La palabra batacazo cada vez se escucha menos porque Argentina, con el trabajo de todos estos años, se puso a la par o incluso superó a las grandes selecciones. Se pueden nombrar equipos que ya no son un cuco para los Gladiadores.
Viajes como en la gira de 28 horas con test, hisopados por el COVID-19 permanentemente. ¿Se acuerdan lo doloroso que fue cuando finalmente Diego Simonet se perdió los Juegos Olímpicos de Tokio? ¿Recuerdan el Panamericano de Tecnópolis cuando Seba Simonet se lesionó uno de sus hombros? ¿Se acuerdan el esfuerzo de Federico Pizarro entre 2019 y 2020 que tuvo que luchar con lesiones y se repuso satisfactoriamente? Así se podría nombrar casos de todos.
Por ejemplo, los hermanos Simonet que compartieron los tres con sus familias solo 24 horas en un año. Ellos son deportistas, aunque por sobre todas las cosas, son personas.
Leo Maciel, quien juega en Ciudad Encantada, compartió sus últimos cumpleaños con la Selección Argentina en distintas partes del mundo. El del 2018 fue en Galicia (España), el del 2019 en Kiel (Alemania), el 2020 en Mar del Plata y el 2021 en Doha (Qatar).
Valorar que tenemos al mejor jugador de handball de Argentina. ¿Es necesario nombrarlo? Diego Simonet, el central que la rompe en Francia.
Festividades como Año Nuevo lejos de la familia, cumpleaños, pérdidas, llegada de nuevos integrantes. La lista es larga de todos los puntos a tener en cuenta en la vida personal y deportiva de los jugadores.
Ellos, ante todo, Gladiadores.