Laura Lugli, jugadora italiana de vóley, dio a conocer la aberrante situación que debió atravesar 2 años atrás, cuando su club, el Pordenone, la despidió por quedar embarazada. El conflicto sigue en pie.
Pasó un nuevo Día Internacional de la Mujer, y si bien cada año se pueden celebrar mayores avances en pos de la igualdad y de la conquista de nuevos derechos, también ocurren situaciones realmente repudiables que las mujeres deben atravesar. Una de estas situaciones la vivió Laura Lugli, jugadora de vóley italiana de último paso por el Pordenone, club que decidió rescindir su contrato por quedar embarazada.
En marzo de 2019, hace ya 2 años, Lugli quedó embarazada. Cuando le contó a las autoridades del club al que todavía pertenecía, estos decidieron despedirla. Pero esto, incluso, no es lo peor: el Pordenone decidió no pagarle el mes de febrero, como correspondía, y encima la demandó por daños y perjuicios, acusándola de haber «violado la buena fe contractual y ocultar su deseo de quedar embarazada al momento de la renovación del contrato», alegando que, en caso de embarazo comprobado, en su contrato estaba estipulada la inmediata recisión del mismo. Además, le recriminaron que, tras su salida, el club bajó su nivel en el campeonato, y perdió sponsors.
La ex jugadora dio a conocer la historia en sus redes sociales, el pasado lunes 8, y la situación aún no terminó: en mayo, hay una convocatoria en los juzgados para resolverla. La Asociación Nacional de las Atletas (ASSIST), acompañando a Lugli, reclamó que «aunque no sea una jugadora de fama mundial, esto no puede ser un precedente para las futuras deportistas que se encuentren en esta situación porque una mujer embarazada no puede dañar a nadie y no debe indemnizar a nadie». Además, desde la Asociación, reclaman la intervención de Mario Draghi, presidente del Consejo de Ministros, y de Giovanni Malagó, presidente del Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI).
Foto: Diario AS