La Selección masculina de fútbol para ciegos buscará el oro que se le hace esquivo. Las chances y el rival a vencer: Brasil.
Por Joaquín Finat
«La dorada es la que tanto quiero y deseo. La única que falta en mis vitrinas». El dueño de estas palabras es Darío Lencina, el arquero del seleccionado argentino de fútbol para ciegos que se prepara para disputar su quinto juego paralímpico.
Como sucede en la previa de cada Juego Paralímpicos, Los Murciélagos se asoman como candidatos. No son los únicos. Brasil es la otra potencia mundial y el rival a vencer.
Desde que el fútbol forma parte de los Juegos Paralímpicos, Argentina estuvo ahí nomás de subirse a lo más alto del podio. En Atenas 2004 empató 0-0 con Brasil y luego cayó en los penales. Luego, en Beijing 2008, con seis participantes, el torneo se disputó en formato todos contra todos. Los Murciélagos no pudieron alcanzar la final, pero se llevaron la medalla de bronce tras vencer a España en los penales.
En Londres 2012, los penales amargaron al equipo nacional, que perdió con Brasil en la semifinal y frente a España en el duelo por el tercer puesto. Ya en Río 2016, el equipo conducido por Martín Demonte hizo un gran torneo, pero la suerte le fue esquiva. En el duelo por la semifinal, Argentina dominó a Irán de punta a punta. Fue 0-0 y derrota en los penales. El sabor amargo se superó con la medalla de bronce que llegó por los penales que atajó Germán Muleck ante China.
Ahora, en Tokio, Argentina va por ese sueño gigante. A partir del 31 de agosto, en el debut ante Irán, comenzará a rodar esa pelota sonora, y Los Murciélagos buscarán ese premio que tanto merecen.
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