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Básquet

El argentino que rompió más barreras

Manu Ginóbili cambió la historia del deporte argentino. A lo largo de 23 años de carrera estampó un sello que lo puso en una opinión unánime como el basquetbolista más importante de la historia del país.

Para comprender el impacto de Ginóbili, hay que entender las diferencias en el paradigma nacional y en el paradigma internacional. Sobre todo en este 2020, que está más claro que nunca que el mundo cambia constantemente. A cada año, a cada mes, a cada día, a cada hora, a cada minuto y a cada segundo.

Manu hizo su debut profesional el viernes 29 de septiembre de 1995. Lo hizo como jugador del Club Andino de La Rioja, en Mar del Plata, a 1330 kilómetros de su Bahía Blanca natal. En ese momento no tenía la chance de poder acceder a ninguna app para hacer una videollamada, ni la posibilidad de contactarse a través de una computadora. En el mejor de los escenarios, podría hacer un costoso llamado a su casa a través de un teléfono de línea.

Su primer partido en la Liga Nacional fue ante Peñarol. El club bonaerense venía de ganar el primero de sus cinco títulos en la campaña 1993-94. Sergio Hernández, el entrenador que fue autor de las otro cuatro conquistas y actual subcampeón del mundo, llevaba tres años de trayectoria. Facundo Campazzo, que hoy coquetea con llegar a la NBA después de mostrar su talento en el poderoso Real Madrid, tenía cuatro años.

Aquel juego fue ante jugadores como Héctor ‘El Pichi’ Campana y Marcelo Richotti, dos hombres importantes del básquetbol nacional. El relator del match, que lo vio joven, flaco y poco llamativo, señaló que no estaba en condiciones para jugar en la liga. Pero Manu respondió con lo que caracteriza al básquet moderno: cuatro triples y doce puntos. Aunque, no pudo evitar la caída de su equipo por 104-85.

El argentino hizo su primera presentación un año después que “la magia de la NBA llegó a Buenos Aires”. En 1994, empezó el primer programa de highlights de la liga más importante del mundo. Un vistazo de lo que era el paraíso, un terreno inalcanzable para cualquier jugador argentino.

El prestigioso Adrián Paenza fue quien logró eliminar la labor titánica de conseguir los VHS de los partidos para poder tener un programa que tenga los resúmenes y las jugadas más salientes. Este show iba por Canal 13, en el cómodo horario de los lunes a las 00hs; o un poquito más tarde si se extendía el resumen de Boca-River en Fútbol de Primera.

Después de dos buenos años en la Liga Nacional (mejor debutante en la 1995-96 y jugador de mayor crecimiento en la 1996-97), Ginóbili tuvo dos opciones. Una de ellas era quedarse en Argentina y dominar el plano nacional, pero estancar su crecimiento. La otra era irse a Europa, vivir todavía más lejos de Bahía Blanca, pero tener la chance de alcanzar lo que en ese contexto era lo máximo para un jugador argentino. El ‘5’ no dudó y se fue a Italia.

Luego de un buen primer año en el Reggio Calabria, Manu tuvo su chance de hacer su debut junto a la Selección Argentina en un Mundial. Este fue el torneo de Grecia 1998, donde el país mezcló una camada de jugadores en retirada con otros jóvenes que lucían prometedores. Un triunfo sobre Australia y una derrota en suplementario ante España en la fase de grupos encendieron la esperanza de un futuro mejor, pese a terminar en el octavo lugar del certamen.

Tras otro buen año con el Calabria, el 30 de junio de 1999 hubo un primer impacto de lo que era Ginóbili. Sin un registro en español, pero con la algarabía de un hecho de semejante magnitud, David Stern anunció en la casa de los Washington Wizards: “Con la 57° elección del Draft de la NBA de 1999, los San Antonio Spurs eligen a Emanuel Ginobíli, de Argentina”.

Su elección por los Spurs no fue pensando en la temporada 1999-00, sino de cara a lo que podía suceder más adelante. Sin embargo, el resto del paso de Manu por Italia hizo indispensable su arribo: tres títulos italianos, la obtención de la Euroliga 2000-01 y el premio al MVP de las finales. Así, fue citado para firmar con la franquicia de cara a la 2001-02.

Lo que San Antonio no esperaba era lo que iba a pasar en Indianápolis. A 10 años de la formación del Dream Team, el primer equipo integrado de manera total por jugadores de la NBA y considerado el mejor plantel de la historia, Estados Unidos tenía la chance de volver a dejar en claro su poderío. Hasta aquel torneo, USA Basketball estaba invicto en torneos importantes, lo que le dio oros olímpicos en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000, además de la obtención de los Mundiales de Toronto 1994 y Atenas 1998.

El local pasó por encima de sus primeros cinco rivales (Alemania, China, Angola, Rusia y Nueva Zelanda). Por esto, esperaba repetir la historia el 4 de septiembre del 2002. En aquella jornada, Estados Unidos se topó con Argentina, que también había ganado los primeros cinco partidos del torneo con relativa facilidad.

El Conseco Fieldhouse fue el escenario del horror de Estados Unidos. El equipo de George Karl, que tenía como asistente a Gregg Popovich, se encontró con un plantel dirigido por Rubén Magnano que no le tuvo miedo. Ginóbili anotó 15 puntos para liderar el histórico 87-80 que fue la primera derrota del rey del deporte, en su propia casa. El estruendo de su caída fue tan fuerte que ESPN sentenció “el básquetbol nunca más volverá a ser el mismo”.

Bajo esa premisa de transformar paradigmas continuó su carrera. Popovich se vio obligado a darle una chance en los Spurs y terminó necesitándolo por 16 temporadas, hasta que llegó a los 41 años. El mismo Pop, de un sistema rígido y respetado, tuvo que abrir su cabeza para entender porqué su escolta hacía lo que el no quería. “Soy Manu Ginóbili, esto es lo que hago”, le respondió en alguno de sus cruces.

La NBA también cambió a partir de Ginóbili. La liga abrió los ojos ante un jugador que inventó uno de los recursos más utilizados del momento (euro-step). Tuvo que ver cómo un argentino le negó a su mejor jugador del momento, primero Kobe Bryant y luego LeBron James, la chance de sumar más títulos. Se vio obligada a comprender que debía expandir sus horizontes para tener realmente al mejor talento del mundo y potenciar a los suyos.

A través de Ginóbili, hay programas de cazatalentos en Europa. Por Manu, la NBA dejó de ser una tierra imposible para Argentina. Gracias al número 20 de los Spurs, llegaron otros talentos que probablemente puedan superarlo, como Giannis Antetokounmpo o Luka Doncic; pero que no tuvieron que pelear con un paradigma que se rompió y dio más oportunidades.

Basta con ver lo que dijeron las otras estrellas de la NBA a la hora de su retiro para comprender su impacto:

Por estas razones, y el único oro olímpico no conseguido por Estados Unidos (Atenas 2004), Ginóbili es el deportista argentino que rompió más barreras. Será absurdo buscar al mejor representante teniendo a Maradona, Messi, Aymar y Fangio, entre tantos otros. La discusión será interminable.

Pero Manu tiene un plus. Manu cambió el mundo del básquet.

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