Ayelén Gillij: “Combato el machismo expresando mis sentimientos y diciéndole a un hombre: ´siento lo mismo que vos cuando jugás a la pelota´”
Ayelén Gillij, una historia de conquista en el futsal de Paraná, Es una de las pocas entrenadoras que encabeza un grupo de varones de futsal a nivel nacional. En una entrevista con este medio, compartió sus comienzos, cuando era impensado este presente, y la experiencia personal en Deportivo Máquina y Neuquén Club.
Paraná, la localidad de la historia. Ayelen Gillij, la protagonista. Nacida, criada y crecida en el mundo del deporte, lo que fue su espacio de formación hoy es su trabajo.
Ayelen Gillij, Maia Gillij, Adrián Chiavaro, Julieta Olivos, Jimena González e Irina Venturino, su equipo de la vida, en la diaria.
Hace 10 años es jugadora y preside “Deportivo Máquina”, equipo de futsal, en la categoría Elite. Sin embargo, su pasión por la pelota no se agota allí.
También es entrenadora del equipo de Primera división masculino Atlético Neuquen Club, campeón del torneo apertura del municipio. Y, como para agotar la faceta deportiva, es la dueña de un centro recreativo de actividad física que tiene 3 años de vida; da pilates y es la encargada del área de Deportes y Género del municipio de Paraná perteneciente a la Subsecretaría de Políticas Deportivas, Sociales y Juventudes. Todo eso y más condensado en una persona: Ayelén Gillij.
“Todo lo que hago me llena de vida y de amor. Mi objetivo de acompañar a las mujeres, que el camino está y vamos a seguir construyéndolo juntas”, esbozó, a manera de síntesis de todo lo que hace.
Es consciente del sacrificio y la lucha que implicó alcanzar este presente. Al respecto, señaló: “En frente de la casa de mis viejos hay un gran playón donde se brindaban todos los deportes: participaba en todos menos en fútbol porque estaba reservado solo para los niños. Lo practicaba por fuera y con mis amigos de barrio”.
“Tengo 30 años y cuando empecé a jugar futsal no estaba en miras de existir. Fue una pasión muy grande y me gustaba por encima de todos los deportes”, contextualizó.
Ese fanatismo y pasión por lo lúdico la llevó a ir por más, siendo consciente del paso a paso. “A los 18 años, cuando terminé la secundaria, encontré un torneo de fútbol 5 en el que me sumé junto a mis amigas y hermanas, medio obligadas, para poder participar”.
Y fue allí cuando se produjo el quiebre, para bien, claro. “En ese primer torneo, llegan las personas que fundaron al Asociación de Futsal de Paraná, en 2012, y me invitan a formar parte de esta asociación. En aquel año arranqué a formar parte: mi equipo, Deportivo Máquina, empezó a formar parte de la asociación y yo a desarrollar el deporte en el área femenina. Acompañar, gestar y promoverlo”, contó para este medio.
En la actualidad es un reflejo de las conquistas de mujeres en un deporte históricamente machista y es una representante en la provincia. Al hablar de idolatrías no puede resaltar a una persona, ya que, señala “me gusta la trascendencia de lo grupal”.
“Me cuesta ver lo individual dentro de un equipo, me planto desde lo colectivo y lo que puede transmitir un equipo”, teorizó y ejemplificó: “Siendo muy hincha de Boca desde chiquita, lo notaba en jugadores como (Martín) Palermo por ejemplo, que no brillaban en lo individual pero sí en lo colectivo: haciendo un gol en un momento vital: eso para mí es clave. Eso se consigue cuando uno está en armonía en un montón de aspectos: mental, emocional, corazón, que hacen que las personas estén iluminadas”.
Como referente feminista, Gillij también visibiliza y resalta dos mujeres que son un modelo a su entender. La futbolista Macarena Sánchez, por su lugar en la profesionalización del fútbol femenino, y Sofía Schell, futbolista con pasado en la UAI Urquiza, presente en España y el seleccionado argentino.
Tras mencionar sus casos esbozó la siguiente frase: “Para conseguir los grandes objetivos que muchas veces se plantea tiene que estar dispuesto a dar el 100%”. Poder conocernos y crecer íntegramente como persona. Tener conocimientos del deporte y saber desde lo mental y emocional”.
Precisamente, según su mirada, el deporte es lo que ocurre tanto dentro como fuera de la cancha. “Poder saber qué cosas me afectan para reconocerlo, trabajarlo y generar cosas buenas desde ese lugar”.
Una de esas cosas es el gran machismo en el deporte. Sobre esto contó: “Lo combatí mediante el poder expresar mis sentimientos y decirle a un hombre: ´siento lo mismo que vos cuando jugás a la pelota´”.
En el presente tiene el laurel de ser una de las pocas mujeres que encabeza un grupo de varones que juegan al futsal. Hecho que la llena de orgullo y “es un aprendizaje inmenso”.
“Hay muchos mandatos, como el hombre tiene que ser rudo y bancársela, y la mujer tiene que ser la calma y la sumisión. Inconscientemente las vamos reproduciendo y tenemos que saber que somos ambas cosas. Me acerco y los motivo a aprender muchas cosas que desconocen y están súper dispuestos a ver”, reflexionó.
Y agregó sobre la pedagogía que implementa: “La estrategia que uso es hacerlos conectar con sus sentimientos, con el amor por lo que hacen, con la institución, con el compañero, lo que implica el futsal en sí. Esto de vernos íntegramente”.
En esa línea, acerca del rol de entrenadora indicó: “Me cuesta la sorpresa porque vivo el proceso muy conscientemente, como así también en los procesos de mi vida. No creo en las casualidades. Confío y creo en las causalidades y todo llega por decisiones y acciones que se van tomando en el camino. Sí creo que con los chicos hay una causa que delimita cómo se dan los resultados de manera repentina y es esta parte de invitarlos a conectar con sus emociones y la mayoría no tiene desarrollado”.
“Poner el amor y la pasión por delante. No es fácil y no es sencillo, pero hay que atreverse a dar el paso. No están solas, hay muchas mujeres que estamos en esta lucha. Tenemos que aprender de los varones y ellos de nosotras”, concluyó la entrenadora.
Foto: Gentileza Ayelén Gillij
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