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El básquet afuera del Mundial después de 40 años

De la Generación Dorada a la derrota de anoche, pasaron 40 años de talento innegable y de protagonismo sistemático en todos los torneos más importantes del mundo del básquet. Hoy, 40 años después, Argentina no logró clasificar y se pierde el mundial de este año. ¿Qué pasó anoche?

Por Sol D’Amato

Ya para el Mundial pasado, la FIBA, casa madre del baloncesto, decidió cambiar la manera de clasificar. Con un sistema similar a las eliminatorias de fútbol, el sistema de ventanas iba dando más o menos chances a los países para entrar a la cita máxima del deporte.

China 2019 no solo encontró a los albicelestes dentro de ella, sino que, en un enorme proceso de transformación, los vio subcampeones del mundo. Pero un año después… La pandemia le puso pausa a un proceso excepcional de conducción y gestión que comenzó desde Río 2016 y la salida de Ginóbili de la selección.

Tokyo 2020 puso a Argentina en jaque. Clasificada por ser la mejor selección americana en China, el Juego Olímpico, que fue atrasado un año, puso fin a la participación del último capitán: Luis Scola. Jugador emblema y cabeza indiscutida de la Generación Dorada y posterior transición.

Además, Sergio Hernández dejó su rol de DT posterior a la eliminación de Tokio, y Néstor García retornó a la Argentina para ser el Head Coach de la Selección. En noviembre de 2021 hizo su debut, justamente en las primeras ventanas clasificatorias FIBA para el Mundial que se llevará a cabo este año en Japón, Filipinas e Indonesia. Y allí, una nueva era comenzaba. Entre sus filas, Carlos Delfino se convirtió en el emblema con experiencia, y Facundo Campazzo se puso la cinta de capitán ficticia, transformándose en el enlace entre los de antes y los novatos.

Las ventanas pasaron y Argentina, bañada de una nueva identidad, se mostró distinta, con otro sistema de juego, otra conducta, a veces avasallante y a veces titubeante. Hasta que en febrero de 2022 cedieron los puntos que provocaron la obligatoriedad de victoria de anoche: de local, con un Obras Sanitarias lleno de gente que no podía creer como, sin desmerecer, Venezuela le arrebataba el liderazgo de la zona.

Pasaron los meses y la relación con el DT se fue dañando, encontrando su punto final luego de la ventana previa a la Americup, en Mar del Plata. Argentina se estaba subiendo al avión para irse a Brasil a jugar la competencia continental, sin DT. Fue Pablo Prigioni, quien conocía al plantel por haber sido parte de la preparación, quien tomó al grupo y lo llevó a convertirse en campeones. Si, Argentina no solo era subcampeona del mundo, sino que, 3 años después, ratificó ser la mejor del continente.

Pero quedaba una ventana, y los números no daban sin dos victorias. Una llegó el jueves ante Canadá, quienes fueron los primeros en clasificar, y la segunda estuvo a 18 minutos de obtenerse, pero no pudo ser. En frente, República Dominicana, la del Che García, el mismo que en la ventana anterior también ofreció un partido que forzó a entregar la segunda derrota, después de todo lo sucedido en septiembre.

Pero, ¿qué pasó? Hay un problema concreto, Argentina ganaba por 17 puntos con juego sólido y muy bien parados en cancha. En el medio, decisiones de los que estaban adentro mal tomadas, errores evitables y hasta alguna actitud “sobradora” de parte de los jugadores, dejaron a los dominicanos a tiro y lo aprovecharon. Se llevaron el partido y el último ticket que quedaba en América. Brasil, México, Puerto Rico, Venezuela, Estados Unidos y Canadá los acompañan al Mundial oriental.

No alcanzó un Gabriel Deck imparable, quien junto a Nico Laprovíttola se bajaron del avión instantes antes para estar ahí, acompañando a sus “hermanos”, en las buenas y en las malas. No alcanzó un Campazzo que quiso dar show, y le ganaron las ganas de verse clasificado, antes de terminar de cerrar el partido. No alcanzaron las tácticas de los tiempos muertos de Prigioni para reacomodar una defensa que se vio forzada a la derrota. No alcanzaron los tiros, si no entraban al aro rival. No alcanzó nada, para tener el boleto que se repartía entre los dominicanos y los argentinos.

Pero además, pasaron estos últimos años de gestión donde se repitieron situaciones dirigenciales que en su momento los jugadores y cuerpo técnico salieron a blanquear. Negar pasajes, recortar presupuesto, faltar en los pagos y sobre todo, una tendencia a la autodestrucción de parte de la CAB, llevó a que el básquet argentino se quede sin un lugar en el Mundial. La liga local está envuelta en un sinfín de conflictos económicos, y clubes del renombre de Atenas hoy pelean el descenso, porque los ingresos comenzaron a diferir, la televisación escasea y el acceso a la información, en la era de la tecnología, está cada vez más hermética.

Para París 2024, hay una pequeña luz de esperanza, en el preolímpico que dará las 4 plazas que no otorgue el mundial, y la que ya tiene Francia, como país anfitrión. Pero es importante entender que la no clasificación de anoche duele, porque la selección masculina de básquet siempre estuvo (y sigue estando) en el escenario internacional hace más de 40 años, dándole alegrías y esperanzas a la Argentina, algo que hoy, por múltiples factores, se encuentran derrumbadas.

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Historia del básquet olímpico.

La salida trágica de García.

Fotos: FIBA

Sol D'Amato

Periodista Deportiva, profesora de Educación Física y fotógrafa. Redactora de AAD, a cargo del área de género. Cubro, además, básquet, waterpolo, sóftbol y béisbol. También soy productora en TNT Sports.

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