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Medallas, drogas, estafas y prisión: la vida de Marion Jones

Marion Jones fue una atleta estadounidense que supo conquistar al mundo en Sídney 2000. Sin embargo, su carrera fue a pique, debido a sus malas decisiones, a tal punto que perdió todo.

Nacida en Los Ángeles, California, Marion Jones tuvo una infancia difícil: de familia humilde, en los suburbios de la ciudad, la pequeña Jones comenzó a desarrollar su actividad deportiva. Destacaba fuertemente en el básquet; sin embargo, sus gustos fueron para otro rubro: el atletismo; específicamente, la velocidad.

A sus 17 años, Jones destacó fuertemente en las competencias de educación media y logró una beca para estudiar en la Universidad de California del Norte. Allí conoció a CJ Hunter, que supo ser su entrenador, donde profesionalizó aún más a la atleta. Tal es así que para 1997, Jones sorprendió a propios y extraños al quedarse con el primer lugar en el Campeonato Mundial, celebrado en Atenas.

Para 1998, Jones y Hunter oficializaron su relación y, debido a políticas internas de la Universidad, el entrenador debió renunciar a su cargo y se transformó en su coach personal. Para 1999, en el Campeonato Mundial de Sevilla, nuevamente se quedó con el oro y llegaba como una de las grandes candidatas a los Juegos Olímpicos de Sídney.

Jones, en el 2000, conquistó al mundo: consiguió tres preseas doradas, producto de ganar los 100m, 200m y la posta 4x400m, sumado a otros dos bronces, en salto en largo y la posta 4x100m. Sin dudas que la atleta nacida en Los Ángeles se transformó, rápidamente, en una de las mayores celebridades del atletismo. Tal es así que firmó convenios con varias marcas, entre ellas Nike, Panasonic y General Motors.

Sin embargo, todo lo que sube, tarde o temprano baja: antes de Sídney, Hunter, que se especializaba en el lanzamiento de bala, se retiró de la práctica profesional por “lesiones”, algo que nunca convenció del todo a la prensa y los espectadores, ya que tenía problemas para pasar los controles de dopaje. Lógicamente, Jones tuvo efecto rebote y los ojos también se posaron en ella. Finalmente, para el 2002, ambos se separaron y ella empezó una relación, con el también velocista, Tim Montgomery.

De todos modos, los problemas para Jones no terminaron ahí: en 2003, la empresa BALCO, dedicada a la recuperación muscular de los atletas, con la que la atleta tenía un convenio firmado desde antes de Sídney 2000, fue denunciada por la USADA (la Federación Antidopaje de Estados Unidos). El CEO de la empresa Víctor Conte, lejos de desmentir la denuncia realizada, afirmó que sus atletas, sobre todo Jones, compitió dopada en los Juegos Olímpicos del 2000. 

Ante esto, Jones, nuevamente negó rotundamente las acusaciones hacia su persona. No obstante, Montgomery también fue acusado de doparse, situación que tiempo después fue confirmada. No solo eso, sino que, a la par, fue envuelto en un caso de fraude y lavado de dinero que, indirectamente perjudicó a la quíntuple medallista olímpica, por más que ella negó todo, nuevamente. En resumen, en el año 2005 ambos se separaron.

Para Atenas 2004, el rendimiento de Jones ya no era el mismo: con el caso de corrupción financiera, sumado a las sospechas de doping, la atleta apenas compitió en dos pruebas: salto en largo y en la posta 4x100m. En la primera fuera quinta, lejos de las marcas que mostró en Sídney 2000; mientras que en la prueba de velocidad un error en la recepción de la posta terminó en la descalificación de Estados Unidos.

La carrera de Jones rápidamente comenzó a irse a pique. En el 2006 una prueba de doping dio positivo, por consumo de eritropoyetina, pero en la contraprueba el resultado dio negativo. Finalmente, para el 2007, ella misma, debido a la presión que sentía, salió a hablar ante la justicia y los medios, para contar la verdad: 

“Con gran vergüenza, estoy delante de ustedes para decirles que he traicionado su confianza. Decepcioné a mi familia, decepcioné a mi país y me decepcioné a mí misma. Les pido perdón por mis acciones y espero que en sus corazones lo puedan hacer. Les mentí cuando declaré sobre el caso BALCO y que nunca usé THG. Y también mentí cuando dije que no sabía nada de la red de los cheques en la que estaba involucrado mi ex marido”, comentó ante los federales.

Marion Jones

Jones acababa de perder todo: la gloria, el dinero, el reconocimiento del público e incluso su libertad. En el 2008 estuvo detenida por seis meses en la prisión de Bryan, en el estado de Texas, a poco más de 150km de donde contrajo su último matrimonio, con el atleta Obadele Thompson. Luego de superar esa instancia, la nacida en Los Ángeles debió hacer 800 horas de trabajo comunitario. En paralelo, el Comité Olímpico Internacional le quitó sus cinco medallas olímpicas y borró todos sus registros en el mundo del atletismo: literalmente su historia fue borrada.

Luego de superar la condena, en donde Jones incluso llegó a pensar en quitarse la vida, decidió retirarse de la actividad profesional. En palabras de ella, dedicó su vida al 100% en sus hijos y en recuperar el tiempo perdido por haber estado en prisión. A su vez, perdió una casa valuada en 2,5 millones de dólares, donde era vecina de Michael Jordan, perdió todos sus contratos y ni siquiera tenía permitido poseer una cuenta bancaria. Su relanzar se produjo en el 2010: publicó su segundo libro, llamado “En el camino correcto”, donde contó su verdad de todos los escándalos en los que estuvo involucrada.

Tiempo después, Jones probó suerte, por un año, en el básquet, su otra pasión, donde compitió en el Tulsa Shock. Luego, también tuvo pasos por la televisión y dio charlas en distintas empresas, hasta convertirse en una personal trainer en la cadena Camp Gladiator, una de las más importantes en Estados Unidos.

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