Andrea Berrino: “Como referentes tratamos siempre de ayudar desde un punto de vista deportivo”

Especialista en espalda, es parte del plantel que competirá a partir del día 13 del corriente mes en el torneo europeo Mare Nostrum. 

Por: Franco Zabala

Andrea Eliana Berrino, nacida el día de los enamorados en Río Tercero, Córdoba, en el año 1994, es una nadadora que integra la selección nacional argentina y representa al club Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester. 

Al momento de recibir la llamada del medio, Andrea estaba en el medio del armado de valija de cara a la primera de las tres etapas del Mare Nostrum. Por tercera vez en su vida pisaría el taco de algún carril de la pileta del Club Canet, esta vez, con el objetivo de acuñar la marca A para el Mundial de Fukuoka, y así poder sumar uno más a su larga lista de torneos internacionales. 

En las inscripciones de la segunda etapa del torneo, la que se llevará a cabo en la ciudad española de Barcelona, Berrino afirma haber visto múltiples nadadores y nadadoras que aseguran un gran nivel para el certamen. Esta alegación por parte de una página de la historia viva de la natación argentina, trajo la pregunta sobre si ella se atrevía a pedirle fotos o firmas a otros competidores. “Autógrafos no, fotos tampoco, pero es por mí personalidad, yo soy bastante tímida aunque no parezca”, explicó. Y añadió: “Creo que tengo una sola foto con Natalie Coughlin en un Grand Prix en Santa Clara, no me acuerdo si fue 2017 o 2015, imaginate“. Además contó que: “Tuve la suerte de poder competir en varios torneos internacionales y ver a grandes figuras, estar en las mismas competencias que Michael Phelps“. Y cerró: “La verdad que tuve el privilegio de poder compartir competencias con ellos, pero no, no sé, me da vergüenza acercarme a pedir fotos”. 

Resulta cómico pensar en cómo es el mismo ciclo por el que pasan varios chicos cuando la tienen a la cordobesa en frente. Esa ansiedad casi infantil, que obliga a idolatrar a otros y deificarlos a tal punto de estallar de nervios antes de dirigirles una palabra, es algo que jamás desaparece; de cualquier forma, Andrea jamás ha negado una foto, es incapaz de hacerlo. En Argentina, o en torneos Sudamericanos, los pedidos fotográficos suelen llegar, y la riotercerense nunca defrauda a un fanático.

Por su parte, si bien no es del tipo de las que piden una muestra o recuerdo a sus ídolos, esto no significa que no idolatre a nadie. Una pregunta gastada respondida con una respuesta original: Andrea destacó, por encima de todos los mayores ídolos de la natación mundial (Phelps, Ledecky, McKeon) a unos cuantos rioplatenses. En sus palabras: “Yo siempre lo que digo es, más allá de esos deportistas a nivel internacional, por ahí yo suelo tener más referentes no sé, argentinos. Obviamente uno siempre idolatra a Michael Phelps, a Dressel, a Hosszú, a McKeon, grandes deportistas, pero también me gusta destacar a José (Meolans), o a Georgina (Bardach)”.

Los llama por el nombre de pila no por una cuestión de fanatismo, sino porque fue contemporánea a ellos, y porque aún conserva una buena relación con la mayor de las Bardach, además de mantener su amistad con su ex-compañera de equipo y hermana menor de Georgina, “Vicky“, quien se retiró tras haber participado en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020; sin embargo, a pesar de que adore a José y a Georgina, la máxima admiración Berrino la siente con otra coprovinciana, esta vez una especialista en la natación de aguas abiertas. 

-¿Idolatras a alguien de la misma manera que los más chicos te idolatran a vos?

– Si a mí me decís alguien, Cecilia Biagioli. Es mamá, que sigue entrenando, hace aguas abiertas, todos los que estamos en el mundo de la natación sabemos lo que duele entrenar aguas abiertas, y con un nene grandecito ya. Hay mucho para admirar de la natación argentina. Cecilia es increíble, y siempre corre a un altísimo nivel.

En este momento, le toca ser la mayor de la delegación de cinco nadadores que correrán el Mare Nostrum, y en conjunto a su compañera de equipo Macarena Ceballos, han adoptado el rol de guías para los tres juveniles que se alistaron al torneo. “Más que nada por una cuestión de edad, y medio de recorrido en este deporte. Uno por ahí trata de, ser ese referente que, si antes de una prueba y necesitas algo, no sé, algún consejo, o después de una prueba en la que pensás que te fue mal, alguien que te entienda porque pasó por lo mismo que vos. Tratamos de ayudar desde un punto de vista deportivo“, aseguró Andrea.

Berrino incluso se ve reflejada en una de sus ahora compañeras, la espaldista nacida en 2008, Malena Santillán. La personalidad tímida y callada de la adolescente le trae recuerdos de una joven Andrea que, si bien ahora se pone el equipo al hombro, es plenamente consciente de cómo se siente ser la más chica en una selección mayor. 

Hoy, de frente a una nueva camada de nadadores y nadadoras que tomarán su lugar en unos años, la cordobesa imparte un mismo consejo que a ella la ayudó a cambiar su perspectiva con respecto a esta disciplina. 

-¿Un consejo que suelas dar? 

-Que disfruten. Yo por ahí, cuando era más chica me auto presionaba un montón, y me costaba por ahí disfrutar pequeños logros, el gran objetivo cumplido, pero era un pasito. A mí me costaba bastante porque soy y era muy exigente. Ahora más de grande ya es diferente, mí disfrute y madurez en el deporte, por eso siempre recomiendo que disfruten el paso a paso, y que si no salió, se da vuelta la página, pero creo que la clave es el disfrutar de todo, más allá de los entrenamientos, disfrutar de la competencia.

Después del Sudamericano 2016, torneo en el que estableció la marca de 100m espalda que hoy se mantiene en pie como la mejor de la historia argentina, Andrea tuvo un fuerte cambio a la hora de entender el deporte. En aquel torneo, cuando hizo el tiempo de 1:00,44, lo primero que inundó la cabeza de la más que talentosa espaldista fue el martirio de no haber logrado la clasificación para Río 2016. En lugar de disfrutar su inscripción en la historia del país, ella se lamentaba por haberse quedado tan cerca de ese objetivo; esta sensación perduró hasta que tuvo una charla con una compañera de equipo, la santafesina Julia Sebastián.

No sé si se acuerda de esto, antes de los 50m espalda que me dijo, disfruta, lo que sea disfrútalo. Esa fue la palabra, que muchas veces ayudan un montón esto de los consejos o las palabras. Son cosas de los compañeros de equipo y amigas que te suman un montón. Cuando me dijo eso antes de los 50 espalda yo pensé ‘más vale, me tengo que tirar a los 50 y disfrutar la carrera sea el tiempo que sea”, rememoró.

¿El resultado de esa carrera? Más o menos, solamente se llevó el oro sudamericano y otro récord absoluto. Andrea hace hincapié en la mentalidad que debe mantener un deportista de alto rendimiento, y en como los tiempos que se logren no son solo trabajo del cuerpo, sino también de la cabeza. 

La cordobesa es plenamente consciente de la gran autoexigencia que manejan todos los de su gremio, mucho más en los deportes de tiempos o marcas, los cuales ella definió como “cero subjetivos” debido a que lo que dice la placa es lo que hay. No se puede terminar esta nota sin mencionar la fuerte recomendación de la mejor espaldista de la historia argentina, de acompañar los entrenamientos con la ayuda de un psicólogo deportivo.

“Yo creo que todo deportista debería ir al psicólogo. Hoy en día también, no es una cuestión física solamente, la cabeza controla, no sé si te diría un 80%, pero por ahí. La cabeza controla el cuerpo, entonces si no la tenemos sana, va a llegar un punto en el que no va a haber mejoras en el rendimiento deportivo“, argumentó.

Andrea hoy mira hacia su versión más joven y menos madura y ríe un poco; le quita fatalidad y dramatismo a esas carreras en las que no logró conseguir el resultado que quería, y entiende que su vida siguió sin cambio alguno tanto en los días que volvió a su casa con una medalla pendiente de su cuello, como en los días que sólo la acompañaron las lágrimas.