Simonet y punto
Diego Simonet, con 28 años, se está en la Elite mundial del handball y con el pase al Final Four se encuentra entre los mejores de Europa. Con su trabajo en el deporte desde pequeño forjó su carrera y junto con su familia convirtieron el apellido en sinónimo de handball.
Por Romina Miranda
(@MirandaRomiOk)
La carrera profesional de un deportista tiene altas y bajas, alegrías y tristezas. Diego Simonet a sus 28 años ha pasado por todo: éxito, lesiones, comparaciones y más.
El paso del tiempo le trajo satisfacciones y algunas piedras que se le cruzaron en su carrera para hacerle perder por ejemplo los Juegos Olímpicos de Río Janeiro en el 2016. De todas maneras, la resiliencia se encuentra muy presente en la carrera del argentino porque ha sabido dejar atrás los problemas musculares y ligamentarios para seguir con el proyecto de su vida deportiva.
Diego Simonet, central de Montpellier y de la Selección Argentina, es un jugador audaz, veloz y versátil. Ese ese que le da explosión al equipo y que lo calma cuando es conveniente.
Para el lector de periódicos, tal vez Simonet aparezca solo cuando hay un Mundial o un Panamericano y luego no tenga más noticias. Pero para los amantes del handball y los seguidores del deporte es el referente, el embajador en Europa. Es a quien los niños y adolescentes ven videos para imitar sus fintas y movimientos.
Él es el Chino Simonet, no es el Messi del handball ni otro nombre propio. Él forjó su carrera. Es identidad en sí mismo.
El domingo 29 de abril, el argentino dio un paso más en la historia del handball nacional porque se convirtió en el segundo jugador albiceleste en acceder a un Final Four. El anterior había sido Eric Gull en la temporada 2009/2010. En el partido de ida por los cuartos de final de la Champions League, Montpellier había empatado con Flensburg en Alemania y llegaba el momento de la definición en Francia.
El Chino estuvo entre los siete iniciales que salieron al 40×20 y con sus tres goles contribuyó para la victoria 29-17 y el pasaje para Colonia el 26 y 27 de mayo. Sin embargo, es mucho más que una cantidad de goles porque cuando en un determinado momento el equipo se estaba acelerando Diego le pidió a sus compañeros que bajen el ritmo. Es eso, es juego y cerebro. Es uno de los que lleva al equipo adelante y es también quien cuando hay que parar lo hace.
Desde el 2013 Simonet juega en Montpellier luego de haber pasado dos años por US Ivry y ya no es extraño que la voz del estadio y el público coree: “Olé, Olé, Olé, Diego, Diego”. En Francia, el handball es el tercer deporte después del futbol y el rugby. En cada partido hay 5000 personas como mínimo y cuando juegan por Champions o algún partido importante, en el Arena de la ciudad, van ocho o nueve mil personas.
Repasar su trayecto en el deporte es importante pero en un nivel superlativo está destacar que ante cada lesión supo levantarse y que como ha afirmado en diferentes entrevistas que hubo momentos en los que no podía dormir y que se oponía a la decisión de pasar por el quirófano, supo entender la decisión del médico y seguir el camino correcto.
Diego empezó a los seis o siete años. Siempre se destacó. De chiquito jugaba con mucha pasión. Y a medida que fue creciendo fue jugando con más vehemencia.
El éxito en la Selección empezó con el Mundial Juvenil 2007 cuando históricamente llegó a semifinales. Fue parte del equipo que venció a Brasil en la final de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 donde Los Gladiadores lograron la clasificación por primera vez a los Juegos Olímpicos.
Pocos días antes del inicio de Londres, cuando Diego jugaba en US Ivry y en un entrenamiento con la Selección Argentina sufrió una torcedura en su tobillo derecho y el temor se apoderó de la previa aunque finalmente pudo participar.
En el 2013 llegó a Montpe donde desarrolla su carrera y continuará hasta junio de 2022 porque al principio del corriente año firmó la extensión de su contrato. Los medios franceses titulaban que sería el reemplazante de Nikola Karabatic, llegó y no se fue más porque Simonet es un jugador que se encuentra en nivel de cualquier otro.
En el 2015 Argentina se jugaba el pase para los segundos Juegos Olímpicos en la historia del handball masculino y lo logró en Toronto. Ese mismo año fue seleccionado para disputar el Partido de las Estrellas de la Liga Francesa aunque no pudo estar porque sufrió la luxación abierta de la falange distal del cuarto dedo de la mano derecha con afectación del tendón. Así que el 2015 se despidió fuera de las canchas y el 2016 empezaba enfocado en los JJ. OO.
Con un equipo más maduro y con un recambio que ya estaba asentado, el objetivo estaba puesto en obtener el Diploma Olímpico en Río 2016 pero la mala noticia llegó unos meses antes.
El 19 de marzo de 2016, jugando para su club Montpellier ante el Flensburg de Alemania por los octavos de final de la Champions League, Diego sufrió la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha, razón por la cual no pudo estar presente en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Ese fue uno de los momentos más duros porque además unos meses antes se jugaría el Panamericano de Selecciones en Tecnópolis, en su país.
A pesar de que su primera elección fue no operarse para no quedarse afuera de Río, los médicos le recomendaron lo contrario y luego también se decidió por pasar por el quirófano. Que si, que no. Todos hacían fuerza para que Diego estuviera en Brasil jugando pero si no se quiere que el daño sea mayor, había que cuidarse. Dady Gallardo, entrenador de Los Gladiadores lo esperó hasta último momento aunque ganó el apostar por un jugador que estuviera al 100% de su capacidad.
En junio del 2016, Tecnópolis en Villa Martelli fue el escenario del Panamericano de Selecciones donde Argentina obtuvo la medalla de bronce. Diego Simonet se hizo presente y alentó a sus compañeros desde afuera, hubo partidos que lo vio sentado pero otros como el de semifinal no se movio detrás del arco que estaba más cercano al escenario. Allí se vio a un Simonet que hacía fuerza desde afuera pero que no alcanzaba porque Los Gladiadores perderían en semis y jugarían por el tercer puesto.
En la semana que se extendió el torneo, el Chino recibió el cariño de los hinchas y ante cada pregunta sobre si llegaría a jugar los JJ. OO. respondía con una sonrisa acompañada de un “ojalá”.
Los Juegos Olímpicos tuvo que verlo desde la tribuna y su regreso a las canchas con la Selección fue en el Mundial de Francia en el 2017.
Además del plano deportivo junto con pareja Sol Dillon, comparten una web en la que exhiben todas sus obras ya que Diego disfruta de la pintura al óleo. Incluso, varios de los cuadros se han expuesto en galerías e incluso algunos adornan las paredes de un restaurante francés. Y ha incluido una diplomatura en gestión deportiva
Diego Simonet con un perfil bajo estuvo, está y estará en cada avance que logre el handball porque fue parte de los Juegos Panamericanos de Guadalajara en el 2011 cuando Los Gladiadores obtuvieron el pase a los primeros Juegos Olímpicos para el handball masculino. Fue parte de Mundiales, Panamericanos, gira y mucho más.
Diego Simonet creó su identidad, es autoridad en el deporte. No es Messi, Ginobili ni su hermano Sebastián. Él es el Chino ese jugador de bajo perfil que no se niega a una foto ni a un autógrafo, que ante los halagos solo le sale una sonrisa y que cuando gana partidos importantes siempre se acuerda de su familia, su novia y sus amigos. Ese es él, Simonet y punto.
Foto: EHF