Londres 1948: las consecuencias de la Guerra

Luego del gran conflicto bélico, volvió la acción de los Juegos Olímpicos en el país europeo, pero las secuelas de la Segunda Guerra Mundial también repercutieron en dicho certamen. Argentina ganó siete medallas y Delfo Cabrera hizo historia.
La Segunda Guerra Mundial no solo dejó un saldo de
más de 65 millones de muertos, sino que las trágicas consecuencias también se
hicieron visibles en los Juegos Olímpicos.
Si bien, en la antigüedad, la tregua olímpica indicaba que todos los conflictos
bélicos debían suspenderse temporalmente, los Juegos establecidos para Tokio
1940 y Londres 1944 no pudieron realizarse debido a la masacre que asolaba al
mundo entero por esos años.
El sueco Sigfrid Edström se convirtió en el nuevo presidente del Comité Olímpico Internacional, tras el fallecimiento del belga Henri de Baillet-Latour en 1942 (murió de un paro cardíaco al enterarse que su hijo había fallecido en el frente de batalla).
Así como en Amberes 1920, Alemania no fue invitada a participar de la XIV edición, así como también Japón no presentó una delegación, mientras que la Unión Soviética no logró reponerse de las secuelas de la guerra. Inglaterra no fue la excepción: no se construyó una Villa Olímpica, por lo que los hombres debieron alojarse en campos militares y las mujeres en escuelas.
En los primeros Juegos televisados
participaron 4.099 deportistas (3.714 hombres y 385 mujeres) de 59 países, que
compitieron en 136 especialidades. El nivel fue tan bajo que el joven
norteamericano Robert
Mathias, de 17 años, ganó el decatlón solo cuatro meses después
de haber comenzado a practicarlo.
La holandesa Fanny
Blankers-Koen se consagró al obtener cuatro oros en
atletismo (100 y 200 metros, 80 metros con vallas y la posta 4×100).
Al tirador húngaro Karoly
Takáks le explotó
una granada en su mano derecha (con la que tiraba) en 1938, en plena batalla.
10 años más tarde se llevó el oro el Londres en la prueba de pistola rápida, al
tirar con su mano izquierda.
El checo Emil Zátopek, conocido como la Locomotora Humana, demostró su impresionante resistencia al ganar los 10.000 metros y segundo en los 5.000 metros.

Participación Argentina:
Londres 1948 fue un hito para el país, ya que
se estableció el récord de participación de deportistas: 242 (una sola
mujer), marca que hasta la fecha no ha sido batida.
El número siete volvió a ser de buena suerte, por ser la misma cantidad de
medallas que ganó Argentina en estos Juegos y en los cuatro anteriores. Hubo participación
en atletismo, lucha,
básquetbol, natación, boxeo, pesas, ciclismo, pentatlón moderno, esgrima, remo,
equitación, tiro, gimnasia, waterpolo, hockey sobre césped y yachting.
Como de costumbre, el boxeo vuelve a ser el deporte clave y en el se obtienen dos oros y un bronce:
– El histórico Pascual Pérez, de 22
años, ganó la máxima presea en peso mosca al vencer en la final al
italiano Spartaco Bandinelli.
– El otro oro fue para Rafael
Iglesias en la categoría de peso pesado. En la final
derrotó al sueco Gunnar Nilsson por nocaut.
– Mauro Cía ganó
el bronce en la categoría peso medio pesado tras superar al australiano Adrian
Holmes por nocaut.
Carlos Enrique Díaz Sáenz Valiente se llevó la medalla de plata en tiro, en la prueba de 25 metros con pistola rápida, luego de obtener 60 blancos con 571 puntos. El argentino quedó a nueve puntos del húngaro Takáks (60-580).
El equipo de vela formado por Julio Sieburger, Enrique Conrado Sieburger, Emilio Homps, Rufino Rodríguez de la Torre, Enrique Adolfo Sieburger y Rodolfo Rivademar conquistó la plata en la clase 6 metros, con el yate Djinn.
Noemí Simonetto, la única mujer en toda la delegación, obtuvo la presea plateada salto en largo con una marca de 5,60 metros, convirtiéndose así en la primera mujer sudamericana en ganar una medalla en atletismo.
El más destacado atleta fue el bombero Delfo Cabrera. El maratonista santafesino llegó primero a la meta de la maratón, con un tiempo de 2h34s51, 17 segundos por delante del inglés Tom Richards. De esta manera, Cabrera fue el segundo argentino en ganar esta prueba, tras la hazaña de Juan Carlos Zabala en Los Ángeles 1932.