Históricamente, los días festivos sobre profesiones apuntan siempre al profesional “varón”. El paso del tiempo ha ablandado este espacio, y hoy se habla tanto de “entrenadores”, como “entrenadoras”. Pero, ¿cuántas entrenadoras mujeres conocés?
Por Sol D’Amato
Existen por ideología popular, por suerte cada vez menos popular, deportes “para mujeres” y deportes “para varones”. Durante años, los colegios secundarios daban deportes distintos por género en sus clases de Educación Física, y esto ha afianzado en el acervo social que -por ejemplo- la gimnasia rítmica es para chicas, y el rugby para varones.
El paso del tiempo y la divulgación de la información, como para citar algunos agentes, derribaron estos mitos populares y hoy encontramos chicas jugando rugby y varones haciendo gimnasia rítmica. Pero hay algo que todavía no se ha podido erradicar (del todo): a pesar de que el hockey se hizo popular en las chicas y las Leonas fueron el primer equipo femenino en hacer historia en el deporte argentino, fueron siempre comandadas por entrenadores varones.
¿Cómo puede ser que en un deporte que tiene total preponderancia en las chicas, no haya entrenadoras mujeres dirigiéndolas? El punto de este planteo no pasa en seguir insistiendo sobre la sectorización de los deportes por sexo, sino en intentar comprender por qué no existen entrenadoras mujeres en el ámbito deportivo del alto rendimiento, o más cantidad de ellas dirigiendo técnicamente equipos de primeras divisiones.
Hace unas semanas fue el día del entrenador y entrenadora de básquet en el país, y se realizó un relevamiento sobre las entrenadoras mujeres habilitadas para dirigir planteles profesionales. Se pueden ver los números con detalle, pero, en conclusión, la comparativa con sus pares varones es abismal. No se sabe si la falta de interés o la falta de espacio (se podría apostar por un poco de ambos caminos, que tienen fuerte lazo entre sí), pero no hay un número de entrenadoras mujeres amplio para poder ocupar ese tipo de espacios.
Más allá del ejemplo concreto del básquet, sucede que muchas de las deportistas que se retiran o tienen la capacidad de poder seguir jugando y de ser entrenadoras, consiguen hacerlo en espacios de inferiores. Será tal vez esta mirada “maternal” de la mujer que las pone como las indicadas para edades pequeñas de formación. Pero, al parecer, no tienen las herramientas para asumir roles de mayor responsabilidad (depende de quien lo vea), como una primera división.
En las selecciones mayores argentinas de deporte en conjunto,
solo tres son entrenadoras mujeres
Saliendo de la esfera del club, casos similares ocurren en las selecciones, equipos de representación nacional femeninos, son dirigidos técnicamente por varones. Esas elecciones las hacen nada menos que dirigentes, en su mayoría varones. Vaya coincidencia… Como para tener dimensión, en las selecciones Mayores de los deportes de conjunto afiliados en el Comité Olímpico Argentino, solo tres son entrenadoras mujeres: en cestoball, ambas son mujeres, y en netball, que solo es femenino. Hay que tener en cuenta que estos deportes fueron esencialmente creados para mujeres.
Hay deportes, sobre todos los individuales, que sí tienen mujeres entre sus entrenadoras, como puede ocurrir con la gimnasia o el nado sincronizado, pero éstos son ejemplos de disciplinas donde predominan deportistas mujeres en números incomparables, tal como sucede con el cesto y el netball.
¿Habrá que seguir esperando? ¿Qué necesitan las entrenadoras mujeres para poder llegar a estar a cargo un equipo nacional? Hay algunas preguntas que aún no tienen respuestas, pero lo que sí se puede responder es que, si el espacio no se genera, no lo vamos a saber.
Feliz día de la entrenadora a todas aquellas mujeres que sueñan con alcanzar un lugar de jerarquía, a dar un salto más de calidad, también a aquellas que trabajan incansablemente formando deportistas, las que no paran de capacitarse, las que la siguen peleando todos los días.
Fotos: Sol D’Amato