Emigró desde Venezuela en 2018, se destacó como en los 400 metros combinados, luego se tomó un pausa y volvió para disfrutar con otra mentalidad de la natación.
Por: Franco Zabala
José Antonio Materano Martínez, mejor conocido por su apodo “Josean”, es un nadador nacido en Valencia, Venezuela, en 2003 que reside en Argentina desde 2018.
Especialista en carreras de combinado, hoy en día representa a la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester (SAGVB), forma parte de la selección argentina mayor, y actualmente ostenta el mayor título que puede otorgar el país, el de Campeón Argentino Mayor.
Durante la semana que viene, más precisamente entre los días miércoles 26 a sábado 29 de abril, estará presente en el Campeonato Argentino Open, que tendrá lugar en el natatorio del Parque Roca.
“Josean”, como le dicen sus amigos, esconde detrás de su metro setenta y poco, sus lentes gruesos, y su andar cansino, a un deportista de alto rendimiento que hoy por hoy pelea por llegar a la marca A de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
Al mejor estilo Lincoln Hawk con la gorra, o Clark Kent con los anteojos, Materano se coloca la malla y las antiparras y deja de ser la persona tímida, que no levanta la voz en ningún momento, y pasa a ser el líder del grupo de combinado. Junto a él entrenan sus inamovibles colegas Magdalena Portela y Selene Alborzen, y en el grupo de las velocistas, unos andariveles más allá, las cordobesas Macarena Ceballos y Andrea Berrino.
Por más que entrene a la par de las cuatro, Josean Materano las considera infinitamente superiores a él. “Yo no tengo ni la mitad de nivel que tienen ellas, no es comparable. “Magui” (Portela) fue a un Mundial Juvenil, Selene fue a los Juegos (Juegos Olímpicos de la Juventud 2018), y las chicas (Berrino y Ceballos) tienen la marca o ya fueron a Mundiales”, se desprecia Materano.
Además de considerarse un nadador carente de “buen nivel” competitivo, también se considera poco talentoso. El venezolano no se compara muy seguido, pero las veces que lo hace, no puede evitar pensar que a él, todo le cuesta un poco más. Esto va en el sentido opuesto de la manera en la que su círculo cercano acostumbra a describirlo, es decir, con una alta dosis de talento.
Cuando saltamos al tema de las competencias, el tono cabizbajo y vergonzoso de José cambió. De pronto, sentí que hablaba con un fanático, con un hincha más de la natación (quizás el primero y el único).
El primer tópico fueron las cábalas, momento en el que mencionó explícitamente que no tiene ninguna, a excepción de rezar antes de las carreras. Esto me obligó a preguntarle si era creyente, a lo que me contestó que, si bien no era practicante de ninguna religión, era un fuerte devoto del Dios cristiano, y que estaba seguro de que todos y cada uno de sus resultados positivos, ya sea en mayor o menor medida, tenían algo que ver con Dios.
En cuanto al resto de costumbres, el valenciano se encarga meticulosamente, a través de su incapacidad para creer en las cábalas, de no repetir nunca nada en el camino previo a la batalla. Algunos días se siente charlatán, otros días no emite sonidos; a veces camina abrigado de pies a cabeza hasta el cubo, otras simplemente lo cubre su traje de competencia; así, vestido de incertidumbre, encara todas las ocasiones especiales.
Sobre el próximo torneo, Josean contó cuaéles van a ser sus pruebas: “Tengo una por día. El primero los 200m combinado, el segundo los 400m combinado, el tercero los 200m espalda, y cierro con los 200m mariposa. Un torneo corto pero intenso”, precisó
Para no romper la norma que siguen todos los nadadores, Materano no es especialista en la prueba que más disfruta. Su prueba favorita son los 100m espalda, la considera como la carrera más divertida de todas, y la que elegiría para destacar, si es que eso se pudiera elegir. En sus palabras: “Me encantaría ser un velocista de 100m espalda, siempre que tengo la chance de correrla lo hago, ya sea en una individual o en una posta”.
En el programa de pruebas del Open, los 100m espalda quedan pegados con los 400m combinados, esa es la sola razón de la no participación de José en esta prueba.
Confianzudo, le dí un sorbo al café que había comprado en donde decidimos hacer la entrevista, y le pregunté algo que, si hubiera sido un juego de dardos, habría valido 50 puntos.
-¿Por qué los 100m espalda son tu favorita, y no los 200m espalda que es algo que corres?
– Porque el 200m espalda me da miedo. Esa y los 400m combinado son mi terror.
Debo confesar que me agrandé, José se había recluido con esa respuesta, como si le hubiera golpeado una fibra débil. En ningún momento esperé que retrucara mi pregunta con tanta fineza.
-Y pero, ¿cómo te van a dar miedo tus mejores pruebas? Es como si a Messi le diera miedo jugar a la pelota.
-Hasta Messi siente miedo cuando está por patear un penal
Tenía razón, por supuesto. Las carreras de velocidad son perfectamente asimilables a patear un penal. Decidí ahondar sobre el tópico de los nervios, y me confesó que siempre, en todos los intentos de nadar 400m combinado, era un “manojo de nervios”.
Actualmente, siempre que siente que los nervios lo están por carcomer, se sienta en silencio y cuenta números hacia sus adentros. Uno, dos, tres, así hasta que lo interrumpe. “Eso me lo enseñó mí mamá, que cuando esté muy nervioso, me ponga a contar. Me pongo a contar con los ojos cerrados, disocio completamente de lo que está pasando y cuando me doy cuenta, estoy en el partidor“, confesó Josean Materano.
Sin embargo, esta técnica es moderna en él. La adoptó con el objetivo de despojarse de la que usaba antes, la cual consistía en hacerse de una toalla, una en específico. Cuando “Josean” se sentía muy nervioso, se colocaba la toalla que le había regalado su ex-compañero y ejemplo a seguir, Ignacio Méndez, alrededor del cuello, eso lo ayudaba a tranquilizarse.
Sí, tanta es la devoción por “Nacho” que José incluso lo tiene de fondo de pantalla. Hay algo increíblemente sincero en el espíritu de Materano que, a pesar de haber compartido múltiples glorias y carreras con Méndez, continúa considerándolo cómo su ídolo.
A la par de “Nacho”, también está, cómo ídolo deportivo y modelo a seguir, un tal Diego Armando Maradona. “Como deportista el Diego es el mejor que conocí en toda mí vida. Él es cómo aspiro ser como deportista. Para mí Diego es un héroe, en la selección, en todos los clubes que estuvo. El Diego para mí es muy místico, la mano de Dios, el mejor gol de la historia, para mí es algo que supera todo. Tengo cuadros y fotos de él en mi habitación”, compartió
Y si bien uno podría considerar estos gestos de nerviosismo y fanatismo como “infantiles”, Josean Materano declara haber logrado un crecimiento enorme en cuanto a su madurez mental, el que se refleja en su manera de vivir del deporte de alto rendimiento: “A diferencia de los últimos dos años, los cuales no disfruté para nada, hoy puedo decir que soy feliz nadando, cuando me va mal también. Antes cuando me iba mal sentía que perdía mí tiempo, ahora lo tomo como un aprendizaje, ya no me saca las ganas de entrenar”, contó sobre su cambio.
Queda más que claro que el disfrute no pasa por el mismo lugar que los resultados, porque el año pasado fue un espectáculo en el palmarés de Materano, y ni todas las medallas que obtuvo, ni todos los tiempos que bajó pudieron alivianar esa pesadumbre que sentía cuando veía en la pizarra un entrenamiento que no le gustaba, y sabía que iban a ser dos horas muy duras para su cabeza. “El yo del año pasado en un entrenamiento como el de hoy se hubiera muerto, de haber seguido así seguro tendría que haber ido al psiquiatra”, se sinceró.
El año pasado, después del Campeonato Nacional de Mayores, donde ganó la prueba de los 400m combinado y también logró su mejor marca personal, el venezolano decidió tomarse una pausa de la natación. Desde principios de diciembre hasta finales de enero, más precisamente el día 20 del mes, Josean Materano no tocó el agua. Retornó con una mentalidad diferente, mucho más decidido y enfocado, y mucho menos serio en algunas cuestiones.
Hoy, de la mano de sus compañeras y sus entrenadores, a Josean Materano no le pesan los metros, los supera con una mezcla de talento y trabajo, que acompañada de la diversión que se propone alguien que no termina de comprender el lugar que ocupa, da como resultante a un deportista que el propio José sería capaz de admirar.
Fotos: Gentileza Materano
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