2024, una nueva esperanza
El patinaje sobre ruedas este año recibió un espaldarazo por parte del Comité Olímpico Internacional dado que no será incluido en el programa Tokio. ¿Qué pasa en el deporte que cuenta con tantos medallistas internacionales?
Por Micaela Piserchia
(@micapiserchia)
Algo pasa en la FIRS (Federación Internacional de Deporte Sobre Ruedas). Tras años de postularse como deporte de exhibición para los Juegos Olímpicos y lograr pasar con éxito la primera etapa de elección que propone el COI para ello, el patinaje se queda en la puerta y no llega a alcanzar los votos suficientes para ser olímpico. Quizá por no cumplir con los requisitos básicos como realizar la actividad de manera federada al menos en 75 países por hombres y 40 por mujeres, más allá de tener la “obligación” de promover todo lo que tiene que ver con los valores olímpicos que propuso Pierre de Coubertin, allá por 1896.
Este análisis se profundiza si se tiene en cuenta un aspecto fundamental: el deporte sobre ruedas es muy amplio. ¿A qué se quiere llegar con esto? Tal como existe una determinada (enorme) cantidad de deportes “a pie”, la hay sobre ruedas, encima de los patines. Para empezar existen el patín artístico, patín carrera, hockey sobre patines, hockey in line y roller derby. A su vez, el patinaje artístico se divide en libre, escuela o figuras obligatorias, in line, danza (free dance y solo dance) y show (small y large groups y precisión); mientras que en carrera se realizan distintas distancias (corta y larga) en ruta y pista. Entonces, con tantas especialidades para considerar, es posible que se presente un problema para el COI al momento de la decisión. De todos modos puede optarse por respetar el programa panamericano, que cuenta sólo con la disciplina libre en artístico y carreras de 200, 500 y 10000m a los puntos en carrera, aunque desestima el hockey sobre ruedas en sus dos variedades y el roller derby.
La sorpresa es que el skateboard, una disciplina muy under en el mundo deportivo, sigue en carrera por encima de estos monstruos. La diferencia es que no está regido por la FIRS sino por la ISF (International Skateboarding Federation)
La localización de los deportes es vital. El caso de hockey sobre patines es particular, porque, al contrario de lo que sucede con la mayoría de los deportes –que se centralizan en Buenos Aires-, la cuna de la actividad se sitúa en la región cuyana: Mendoza y San Juan. Allá se vive de una manera especial y los seleccionados nacionales están conformados casi en su totalidad por jugadores de esas provincias. Es por eso que desde las federaciones de Buenos Aires buscan fomentar el deporte para crecer y lograr la igualdad en nivel y difusión. En artístico siempre hubo potencias cordobesas y santafesinas, pero la gran mayoría compite para Buenos Aires porque muchos de los técnicos de alto rendimiento residen acá. En el caso del patín carrera, Mar del Plata, Neuquén y Buenos Aires son los principales exponentes del deporte –que se ve limitado debido a la escasa cantidad de pistas de la especialidad- y buscan año a año expandirse para tener más adeptos. La principal pista de hockey se encuentra en San Isidro, mostrando que los condicionantes se encuentran en las dimensiones porque las pistas no son lo suficientemente grandes como para jugar, o al menos en tierras porteñas y bonaerenses. Las mejores están, por supuesto, en Mendoza y San Juan. Por ende, las pistas son otro problema a la hora de patinar, los actores de artístico también se encuentran con ese atenuante y se ven perjudicados al momento de competir en el exterior, por lo que la diferencia se paga en el puntaje final. Para evitarlo, salen desesperados en busca de pistas con dimensiones considerables, misión no tan fácil pese a la gran demanda de clubes, colegios y estadios municipales.
Otra variable a tener en cuenta para entender el porqué del paulatino crecimiento del deporte sobre ruedas es la escasa competencia internacional con la que cuentan los deportistas, al menos en Argentina. En el caso del artístico, hasta hace unos años sólo se contaba con el Mundial (que se hace cada un año) y recién en este último tiempo se sumaron el Sudamericano y copas internacionales como la Filipini y la German Cup, que reciben a los mejores del mundo y mantienen en ritmo a los patinadores nacionales. El hockey tiene actividad parecida, Mundial y por ejemplo, este año el Sudamericano de clubes; mientras que carrera en 2015 tuvo Nacionales, un torneo internacional, un Sudamericano y un Mundial. Ni que hablar de Grand Prix, Copas del Mundo u otras competiciones.
Lo que más aviva el reclamo de los patinadores y aficionados a las ruedas en Argentina es que todos los años los patinadores albicelestes traen medallas de los pocos torneos que disputan. De 2014 hasta acá hubo campeones mundiales en artístico, los dos equipos de hockey sobre patines (Las Águilas en 2014 y los hombres en 2015) y subcampeones en carrera. En Toronto se vio bien claro: Giselle Soler revalidó lo hecho por su hermana en Guadalajara en artístico (tras una larga lista de medallistas panamericanos argentinos) y Maira Arias fue oro en carrera, a quien se le sumó la plata de Cappellano. En sus mundiales, el artístico quedó segundo en el medallero con siete preseas detrás de la inalcanzable Italia, a la vez que el seleccionado de patín de velocidad se trajo dos medallas de Kaohsiung.
Todo cuesta, más en deportes como éste, que cuenta con tecnologías distintas, no tiene tanta antigüedad y maneja valores de patines y del deporte en sí mismo muy altos; además de que debe terminantemente rearmarse mejor desde la cúpula dirigencial. Una novedad que motiva es el lanzamiento de los Roller Games, que serán en China en 2017 y son juegos que conglomerarán a todos los patinadores del mundo en sus diversas disciplinas. ¿Es tan difícil soñar con ruedas olímpicas? El tiempo dirá, aunque hay mucho por mejorar.