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La selección argentina de rugby perdió 36-20 contra Australia por la cuarta fecha del Rugby Championship.
Todavía el tiempo de juego se contaba en segundos y Los Pumas ya esperaban bajo los palos que Bernard Foley sumara la conversión de un try de Samu Kerevi tras una mala patada de Joaquín Tuculet y varios tackles errados que descompensaron una defensa que no encontró respuestas en todo el partido. Doce minutos después el resultado estaba 21-0 para el equipo australiano.
Después de la caída con Nueva Zelanda, los jugadores argentinos resaltaron que no podían volver a cometer tantos errores en defensa. El final de la gira por Oceanía deja una profunda preocupación en ese sentido. Australia no necesitó de mucho para romper una y otra vez la línea de ventaja y establecer una distancia en el marcador que terminó siendo imposible de descontar. A ese panorama oscuro se sumó que el equipo argentino no encontró en ningún momento el juego de ataque que venía desarrollando. Malos pases, jugadores que recibían parados, muchas pérdidas, una noche difícil.
Con el resultado en contra Los Pumas manejaron la pelota en gran parte del primer tiempo (la estadística dice que la tuvieron más del setenta por ciento de la etapa y que un porcentaje similar fue en campo del equipo local) pero sin vértigo ni intensidad fue imposible hacer tambalear a una defensa australiana durísima. El rigor a veces exagerado de los Wallabies los llevó a repetirse en penales que el equipo argentino sólo pudo capitalizar cuando decidió recurrir a una patada de Nicolás Sánchez para salir del cero en el marcador.
En el segundo tiempo, un try de Santiago Cordero pareció levantar a Los Pumas que en una jugada lograron hacer correr la pelota y atacar con profundidad pero pronto los australianos volvieron a anotar y el try de Facundo Isa sólo sirvió como premio para uno de los mejores jugadores de este equipo y para que el resultado disimule diferencias que en la cancha fueron incluso más amplias.
Los Pumas vuelven al país para enfocarse en el duelo contra los All Blacks, ya consagrados campeones de este Rugby Championship. Otro dato que pinta el presente demoledor del equipo neozelandés, ganaron dos fechas antes del final un torneo en el que se juegan seis partidos. Será el primero de octubre en Vélez, después quedará viajar a Twickenham para enfrentarse a los Wallabies. Es importante mejorar porque más allá de este torneo viene la ventana de noviembre, un partido con Japón y una gira europea que son fundamentales para mantenerse entre los mejores ocho del ranking y no caer en una posición incómoda cuando en mayo de 2017 se definan los grupos para el próximo mundial.
