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Scartascini: una historia de deporte y voluntariado

Mariel Scartascini es asistente técnica del seleccionado masculino de básquet sobre sillas de ruedas y es voluntaria en Hospital Materno Infantil de San Isidro.

A las nueve de la noche, millones de argentinos aplauden y agradecen con aplausos a quienes le ponen el cuerpo a la lucha contra el coronavirus. Una de esas personas se Mariel Scartascini, coordinadora técnica de FADESIR (Federación Argentina de Deportes sobre Silla de Ruedas) y asistente técnica del seleccionado masculino de básquetbol sobre silla de ruedas, que en los últimos día alteró su rutina y le dedicó más horas y más días a su voluntariado en el Hospital Materno Infantil de San Isidro.

“En esta época de cuarentena voy más a menudo para ayudar a las compañeras que ya superaron la edad para poder asistir. Nos turnamos y ponemos el hombro, y estoy dispuesta para lo que se necesite”, dice Mariel, integrante del servicio de voluntarias para hospitales de Damas Rosadas, organización que está comprometida con el acompañamiento a la comunidad para aliviar y facilitar las estadías en los hospitales.

Para Mariel Scartascini ayudar no es algo novedoso. Está claro que lo lleva en la piel. “Siempre me gustó colaborar, lo hago desde la secundaria. Fui a diferentes lugares y aporté mi granito de arena. Es algo que hice siempre en mi vida”, resalta.

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Cuando estaba en cuarto año del profesorado eligió una materia que le marcó el rumbo: Educación Física Especial, que se daba en el Instituto Romero Brest. “El profesor ‘Pocho’ Ramírez nos llevaba al Centro de Rehabilitación Nacional para que nos fuéramos insertando en la actividad y a los dos años me nombraron en APEBI (Asociación para Espina Bífida e Hidrocefalia), donde estoy desde hace 1989”, recuerda.

Mientras va y viene del hospital a su casa, Mariel analiza la situación y no puede ocultar su preocupación: “Mucha gente aún no tomó conciencia de la realidad que estamos atravesando. Valoro a la gente que sí lo hace y por suerte es la mayoría. Pero hay una pequeña porción que toma la pandemia como algo menor. Muchos creen que todavía no pasó nada grave y ya está. Pero no es así. Si la situación se complica pueden desbordar los servicios de salud”.

En ese ida y vuelta constante, Mariel, que hace 15 años está en FADESIR, se toma su tiempo para ver cómo están los atletas. “Hacen un sacrificio enorme porque siguen con los entrenamientos desde su casa y eso es muy valioso”, indica. “Hay que quedarse en casa, no queda otra”, dice, orgullosa del papel que cumple. Y del que, seguramente, recibirá cada aplauso como una caricia al alma.

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