fbpx
GimnasiaNoticias

Las gimnastas en contra de la cultura del miedo

Cada vez son más las gimnastas que alzan sus voces para denunciar diferentes tipos de maltratos físicos y psicológicos. Desde el escándalo ocurrido en Estados Unidos con Larry Nassar han comenzado a emerger más denuncias para terminar con la cultura del miedo.

Por Ángeles Vidal
(@Angymvidal)

La cultura del miedo se produce cuando las gimnastas no se animan a hablar del acoso físico o mental justamente por temor a peder el lugar en el equipo. Si bien el foco estuvo puesto en Estados Unidos, con las múltiples denuncias por abuso sexual sobre el médico Larry Nassar, condenado a 175 años de prisión. Entre las victimas se encuentran Simone Biles, Aly Raisman, Maggie Nichols, que denunció ser abusada por Nassar en 2015 y luego no fue considerada para el equipo que participó en Rio 2016.

Este caso fue una puerta para que salga a la luz la cultura del miedo. Alrededor del mundo los testimonios coinciden en maltrato, cuestionamiento sobre el peso y el silencio. Por ejemplo las hermanas Becky y Ellie Downie figuras de la selección británica dijeron en un comunicado que tenía miedo de hablar y que el comportamiento abusivo era tan habitual que lo habían normalizado.

En Gran Bretaña, Amy Tinkler medallista de bronce en suelo en Río 2016 y que anunció su retiro en enero del 2020 denunció golpes en la cara y abuso verbal por parte de la Head Coach Amanda Reddin. Aunque la federación del país desestimó sus dichos argumentando que “eran palmaditas para mostrarles a las gimnastas cómo debían hacer su trabajo”. Ante esta cruel respuesta Tinkler expresó que la hacía sentir enferma. Amy se justificó: “Por eso no denunciamos, por eso sufrimos en silencio. Sabemos que es inútil denunciar y termina con nuestra carrera”. Recibió el apoyo de su compatriota Rubby Harrols, quien preguntó: “¿Cómo debería sentirse alguien si a los 21 años le dan de comer en un plato de bebé?”. “Es humillante y va contra la salud”, agregó. Actualmente Reddin fue aparta de su cargo de y los organismos gubernamentales Uk Sport y Sport England encomendaron una investigación independiente.

Holanda y Bélgica víctimas de la cultura de miedo

En Holanda la ex gimnasta Joy Goedkoop aseguró que recibió golpes y patadas por parte de Vicent Wevers, padre Sanne la campeona olímpiva en viga en 2016. La federación holandesa paralizó el programa de preparación para Tokio 20202 mientras se lleva a cabo una investigación. Uno de los entrenadores, Gerry Beltman confesó en el medio Noordhollands Dagblad: “Nunca tuve la intención consciente de golpear, insultar, lastimar o menospreciar”. “Pero esas cosas sucedieron”, confirmó. A raíz de estas declaraciones, de manera anónima ex gimnastas se sumaron a las denuncias y apuntaron contra Wevers y Gerben Wiersma.

También Gaelle Mys de Bélgica, olímpica en Beijing 2008 contó su experiencia con situaciones de abuso. Sostuvo que pudo reconocerlo una vez retirada. “Muchas ex compañeras confirman tener los mismos sentimientos: sentirse inútil, falta de confianza, miedo a cometer errores”, por las intimidaciones que sufrían. Aseguró que intentó contactar al director general de la federación pero no tuvo éxito. Además la belga Dorien Motten señaló que muchas de sus amigas sufren trastornos alimenticios y apuntó contra Yves Kieffer y Marjorie Heuls. Otro caso fue el de Laura Warren que le prohibió a su madre involucrase por miedo a que su carrera sea perjudicada. Por su parte Berenger Fransolet detalló una serie de nomas que debían cumplir para ser gimnastas de élite. “Hablar con alguien no trabaja lo suficiente es signo de debilidad”, por ejemplo. O “cualquier muestra de debilidad es signo de estar gorda o saltearse la preparación física”.

Se pueden leer las normas que debían obedecer las belgas

Stuttgart 2019: Los casos de Elsa García y Ayelén Tarabini

El Campeonato Mundial de Stuttgart 2019 significaba la última oportunidad para las gimnastas cercanas al final de su carrera de participar en unos Juegos Olímpicos. Para acceder a una plaza las gimnastas debían competir en la modalidad all around. Pero quienes elegían quién participaba en cada elemento eran los entrenadores. La mexicana Elsa García fue una de la primeras en reaccionar. La participante de Londres 2012, aseguró que no se le permitió competir y que fue reemplazada en barras asimétricas, su aparato más fuerte. García aseguró que sufrió “agresiones físicas, psicológicas y verbales” durante el camino al Mundial por parte de los entrenadores franceses Eric y Cecile Demay.

A su vez la pareja contaba con antecedentes en Suiza. Ariella Kaslin, olímpica en Beijing 2008 y subcampeona mundial en salto en 2009. “Me insultaban y herían verbalmente a menudo”, acusó en 2007 y la federación suiza echó a los entrenadores.

El caso de García es similar a lo denunciado por Ayelén Tarabini en abril del 2020 al anunciar su retiro. Con el mismo escenario de Stuttgart 2019, la la barra y que en plena competencia no le prestaron atención cuando necesitaba que le acomodaran la tabla de pique para realizar su salto. Tampoco se le permitió competir en all around, de manera que quedaba afuera de Tokio 2020. Solo compitió en salto y paralelas, a pesar de haber sido la número uno del mundo en 2015 en los aparatos restantes: viga y suelo. Apuntó sus acusaciones al Head Coach Roger Medina, a quien le atribuyó malos tratos como gritos y formas de entrenamiento poco apropiadas a su cuerpo por sus lesiones previas. La respuesta de la Confederarión Argentina de Gimnasia fue negar los hechos y defender a Medina.

Otra figura argentina que relató su experiencia fue la representante olímpica en Rio 2016, Ailén Valente. En un post de Instagram confesó que realizó dietas extremas. Contó que a vez su almuerzo era una manzana para llegar al peso que le exigían. A dos años de su retiro afirmó que actualmente pesa 20 kilos más que en la cita olímpica. “Hoy soy una persona que no está conforme con su cuerpo y ¿por qué? Porque siempre creí que un cuerpo ideal tiene que ver con hacer dieta y estar siempre unos kilos abajo”, compartió. Agregó que intenta sentirse cada vez mejor con su cuerpo, de entender que es así y que no tiene que pertenecer a una talla específica. “Hay que cuidarse para estar sanos, pero darse gustos y disfrutarlos”.

Las gimnastas decidieron hablar y ponerle fin a la cultura del miedo. A través de las redes sociales son cada vez más los relatos que comparten con el hashtag #GymnastAlliance. Figuras de todo el mundo narraron sus historias e invintaron a que más chicas se sumen, a que hablen sin miedo. Para que se terminen los abusos físicos y psicológicos, y se puede disfrutar del deporte sin ver a gimnastas que compiten lesionadas, que llevan a cabo dietas extremas o son golpeadas por sus entrenadores.

Por cualquier caso de abuso o acoso, se puede llamar y realizar una denuncia al 144 o 137. Para más información argentina.gob.ar.

Foto: News sky.

Volver al botón superior