Scola, Delfino y Quinteros siguen en la cancha, siendo determinantes en su juego y para sus equipos. Gutiérrez, Victoriano, Sánchez, Montecchia y Prigioni son entrenadores o dirigentes. Hasta hay rumores de algunas vueltas a picar la naranja… ¿La Generación Dorada, tiene vencimiento?
Por Sol D’Amato
Cuando se dio a conocer la suspensión de los Juegos de Tokio 2020, todas las miradas del básquet estuvieron en el capitán, emblema y referente argentino Luis Scola. El 4 de la selección se tomó unos días para reflexionar sobre su futuro y finalmente anunció que aceptaría la oferta italiana y extendería su carrera un tiempo más. Si bien su relación con la actual dirigencia de la CABB no es la mejor, no hay fanático que pueda imaginarse una selección sin su presencia. Pero, ¿llegará al año próximo disponible, con 41 años?
Hoy es determinante en Varese, MVP, figura, máximo anotador y jugador indiscutido entre los titulares. Ha mejorado su rol dentro del campo de juego, tiene lectura, buen tiro, precisión tanto abajo del aro como en el tiro a distancia. Pero en varios momentos de este 2020 se lo ha visto disconforme con los manejos de la confederación y eso complicaría su continuidad con la celeste y blanca.
Si hay que hablar de resiliencia, ese es Carlos Delfino. Siete operaciones de tobillo, mil días sin jugar, y el Cabezón sigue dando pelea con 38 años, jugando en Italia, en un muy buen nivel y aspirando volver a jugar para el Alma. Justamente ayer, ambos jugadores se enfrentaron con sus respectivos equipos, y el Pesaro de Delfino superó 85-78 al Varese, con un aporte de 18 puntos, y 32 minutos en cancha.
Ayer mismo Paolo Quinteros, medalla de bronce en Beijing 2008, fue pieza decisiva para Regatas, aportó juego, puntos y toda su experiencia de selección, en la ajustada derrota de su equipo frente a Instituto 85-88. El escolta argentino tiene 41 años, y sigue dando cátedra de básquet en el torneo más importante del país.
En el mismo equipo, Lucas Victoriano, partícipe del comienzo de este grupo dorado y eterno, es entrenador. Acompaña este rol Leo Gutiérrez, en Olímpico. El Puma Alejandro Montecchia fue parte del cuerpo técnico de Bahía, club que Juan Ignacio Sánchez es presidente. Hay rumores de que el Pepe estaría entrenándose para volver a jugar, y, según los que lo vieron hacerlo, puede hacerse sombra a cualquier base de Liga.
Pablo Prigioni es el único que continúa vinculado al máximo torneo del básquet mundial: es asistente en Minessota Timberwolves. Y si hablamos de NBA, hablamos de Manu Ginóbili, quien tras su retiro en 2018, solo se dedicó a jugar al tenis y andar en bicicleta… Pero no hay argentino que se precie de tal, que no sienta necesidad de verlo vinculado al básquet para siempre.
La Generación Dorada marcó un antes y un después en el deporte nacional. Sus nombres se fueron actualizando, pero la base le dio al básquet argentino entre el 2001 y el 2016 sendas medallas, entre las que se encuentran el oro de Atenas 2004, bronce en Beijing 2008 y subcampeonato del mundo en Indianápolis 2002. Vencieron a Estados Unidos cuando el Dream Team era invencible y los obligaron a dejar de jugar los juegos con universitarios, y poner a los grandes de la NBA.
Si se habla de ellos, se habla del Chapu, de Manu, de Luifa, del Puma, de Pepe, del Cabezón, de Fabri … No hay duda que estos apodos sonarán familiares hasta para el menos fanáticos, y no han existido una camada de deportistas que haya despertado tantas pasiones como la Generación Dorada. Pensar en que con 40 años sigan siendo figuras en las ligas más importantes del mundo, que si los llamaran para jugar y aceptaran, la mayoría de ellos aun están en condiciones de poder hacerlo, es un hecho sin precedentes.
Este equipo ha dejado una huella imborrable en el ADN de básquet argentino, que ha impregnado, por suerte, en jugadores que siguieron sus pasos, compartieron sus comienzos con sus retiradas, como Facundo Campazzo, Nicolás Laprovíttola y Gabriel Deck, figuras en Real Madrid, Lucas Vildoza, Nicolás Brussino, Patricio Garino y Marcos Delía, entre otros, que han continuado el legado, consiguiendo un campeonato panamericano y un subcampeonato del mundo el año pasado, acompañados de la mano del capitán Luis Scola.
Que viva el buen básquet, que sigan siendo dorados y eternos.
Fotos: Sol D’Amato – Prensa CABB
