Sepak Takraw: el vóley con los pies
Este deporte asiático tiene una particularidad muy especial: es idéntico al vóley convencional, pero no se pueden usar las manos. Conoce la historia del sepak takraw.
El sepak takraw tiene su origen en el siglo XV, más específicamente en China. El cùjú, una subrama china del fútbol tradicional, pero practicada dentro de un círculo, fue importado a Tailandia, Camboya, Malasia, Laos e Indonesia por los inmigrantes. Ya instalado en otras culturas asiáticas, el cùjú fue adoptando nuevas modalidades, especialmente en las zonas rurales de Malasia.
Pasaron los años y este deporte tomó notoriedad en todo el continente, al punto de que la Asociación de Deportes de Siam, en 1829, dictaminó el primer reglamento oficial, donde incluyeron una red similar a la de vóley. Con las décadas al sepak takraw se le sumaron algunas reglas del fútbol y movimientos derivados de las artes marciales.
El método de juego prácticamente idéntico al vóley, con la enorme diferencia de que está prohibido tocar el balón con las manos y brazos. De hecho, los origines del nombre actual derivan de una combinación de dos palabras: sepak (“golpe de pie” en malayo) takraw (“pelota trenzada” en tailandés).
Al ser un total de tres jugadores por equipo, la pista fue modificada a una más pequeña, idéntica a la del bádminton, también con el objetivo de hacer picar la pelota en el capo rival.
El partido se disputa al mejor de dos sets, con una puntuación máxima de 21 puntos, también con la regla de ganar por una diferencia de dos puntos (en el caso de empate, ganará el set el equipo que primero llegue a 25 puntos). Si cada equipo gana un set, el tercero y último se definirá al mejor de 15 puntos.
En la actualidad, el juego es regulado internacionalmente por la Federación Internacional de Sepak Takraw (ISTAF), cuyo objetivo es convertirlo en un deporte olímpico, pero aún no cumple con los requisitos necesario.