Francesca Baruzzi: “La idea es estar en el Top 30 en Copas del Mundo y buscar el diploma en los Juegos”
La esquiadora barilochense dialogó en exclusiva con AADeporte sobre sus planes para el resto de la olimpiada luego de perderse la mitad de la temporada 2022/2023 por una lesión ligamentaria en su rodilla.
Por: Facundo Osa
Tras pasar por el quirófano en enero de este año, Francesca Baruzzi ya retomó su ritmo habitual. La esquiadora olímpica en Beijing complementó su recuperación física con el estudio, se encuentra pronta a recibirse de Licenciada en Marketing, y participó de la concentración nacional de la Federación Argentina de Ski y Alpinismo (FASA) en el CENARD con miras a su retorno a las pistas en septiembre.
-El estudio viene bien para ocupar la cabeza
-Sí. Esta última no la sentí tan dura porque fue decisión mía. Yo estaba bien, no fue una rotura traumática.
-¿Llegó a ser rotura?
-Supuestamente no. Solo estaba despejado un injerto del hueso. Pero cuando me abrió el cirujano me dijo ´no, esto está roto´. En realidad, se había roto antes, pero se había pegado al otro lado del hueso.
-¿Fue en la misma rodilla que previo a los Juegos Olímpicos?
-Sí. Yo me lesioné tres veces: primero la derecha, después la izquierda, y esta última también fue en la izquierda. Yo fui al quirófano con mi pierna y mis músculos perfectos, entonces la recuperación fue súper rápida porque no tenía que reconstruir el músculo de cero.
-Encima al dedicarte a las disciplinas técnicas, necesitás la rodilla al 100%
-Sí, de hecho estoy haciéndome una rodillera por recomendación del doctor. Todavía no la probé en la nieve, espero que no me duela. Igual yo ya sé que a los 40 no voy a poder caminar. Lo tengo asumido.
-¿Cómo fue la recuperación a contrarreloj antes de los Juegos?
-A los Juegos llegué muy justa de entrenamiento porque me había lesionado en febrero del año anterior. La recuperación de ligamentos cruzados son nueve meses, pero la apuré lo máximo posible para poder entrenar algo. Empezamos a esquiar en octubre muy tranquilos y traté de matarme durante tres meses con dobles turnos. Encima tenía dolores porque seguía teniendo los puntos. Llegué muy bien a los Juegos, tuve muy buenos resultados, pero siento que podría haber sido mejor.
También hubo problemas con la nieve porque era una nieve artificial y sentí que a mí me sirvió porque me acostumbré rápido.
-Se dice que la nieve artificial va a terminar siendo el futuro de los deportes de invierno
-Siempre tienen una base de hielo natural y después complementan con lo artificial. Es un porcentaje bastante importante de la natural todavía. La de China era dura y tan seca que se te enganchaban los esquís. Nosotros estamos acostumbrados a la sensación del hielo húmedo, donde enganchás los cantos, pero tenés un margen donde podés aflojar y dónde no. En la de Beijing no se te movía el esquí de donde lo pusieras.
-¿Fue similar a la nieve en la que habías entrenado durante esos tres meses?
-Estuve 15 días en Ushuaia, después Estados Unidos y Europa. La nieve de Canadá era muy parecía porque es un clima frío y seco. Se asemejaba un poco, pero no era lo mismo.
-¿Cómo fue la experiencia de la Villa Olímpica con todas las restricciones por el covid-19?
-La Villa era súper cerrada. Solo podías salir del edificio para tu competencia, para entrenar o para comer. No podías ir a dar una vueltita. Te hacían hisopados todos los días a la mañana. El comedor estaba dividido en boxes que también estaban divididos por plásticos y comías solo sin poder hablar con nadie. Tenías que tener como cinco barbijos puestos todo el tiempo. Esperaba otra cosa. Yo fui a Lillehammer y era muy diferente. Fue shockeante pero también fue otro contexto. Espero que en Cortina, si voy, sea un Juego normal.
Encima Nicole Gastaldi, que fue a Pyeongchang, me había dicho que había estado increíble y que habían visto todos los deportes. Es más, yo salí un día a ver la Villa de Beijing, que era donde estaba el patinaje artístico, con Magdie (Magdalena Kast, presidenta de FASA) con la excusa de que íbamos a hacer cosas de presidencia. Nos subieron a un auto con un conductor chino que no hablaba otro idioma, que solo podía ir de una Villa a otra sin bajar las ventanas ni dejar que nos bajemos en otro lugar.
Pensá que nosotros salimos en un charter desde Milán. Cuando mostrabas tu pasaporte en el check in, ya te metían en una burbuja muy estricta.
-¿En Milán te avisaron que ibas a ser abanderada?
-Sí, tuvimos una reunión en el hotel con toda la delegación dos días antes de salir. Tuvimos una charla con el presidente del COA e Inés Arrondo vía Zoom y ahí nos dieron los uniformes, las banderas y nos avisaron que Franco y yo íbamos a ser abanderados.
-El esquí es un deporte bastante individual. Ahora con la concentración nacional y después de haber estado algunos días juntos, ¿existe un sentimiento de selección o es difícil de construir? Porque incluso entre hombres y mujeres del esquí alpino coinciden poco durante la temporada.
-Durante la gira sudamericana nos cruzamos bastante. Como no hay tantas pistas vamos siempre a los mismos lugares, vamos a las mismas carreras y a los mismos entrenos con todo el equipo. En Europa hacemos dos giras distintas y nos vemos dos veces por temporada. Siento que dentro de nuestro equipo de esquí sí hay un sentimiento de selección. Aunque sea un deporte individual necesitás al equipo porque estás seis meses fuera de tu casa y estás mucho tiempo compartiendo con tu equipo. Yo estoy sola ahora, pero para mí, mi equipo son mi entrenador y mi skiman, con los que comparto todos los días. Pero también con los chicos, son mi equipo. Si los puedo ir a ver en una carrera, los voy a ver, les grito en la largada, quiero que ganen. Siento como un equipo.
Por ahí con chicos de otros deportes no porque tampoco nos cruzamos nunca. Nos cruzamos tres días en la capacitación y listo. Pero siento que, como veo en todos los países, que los equipos de esquí alpino son muy fuertes. Hay mucho team binding, más en los equipos grandes. Lo veo mucho en los noruegos, los ves súper unidos. Por ahí a uno que estaba para ganar le fue mal y el compañero por el que nadie daba un peso la rompió y celebran todos juntos. Me parece que este deporte da para eso. Aunque no te vaya tan bien, te alegrás por tus compañeros. Es algo que no se da en todos los deportes.
-Se viene el circuito sudamericano ahora
-El 4 de julio arrancan los entrenamientos y las carreras en agosto. Yo recién puedo esquiar en septiembre, así que me falta. Mi idea era empezar en Bariloche porque la nieve es más amigable y después ir a Ushuaia a principios de octubre para el final de temporada (sudamericana).
-Arrancar en casa
-Sí, tengo mi kinesiólogo allá por si me pasa algo. Si arranco y veo que no puedo seguir, freno allá. Tampoco quiero ir a Ushuaia y durar un día. Justo se da que este año es un año bache sin Copas del Mundo ni Mundial. Me encantaría estar en una Copa del Mundo, pero si no se puede, no se puede.
-El tema es que el título sudamericano te garantiza estar en una Copa del Mundo
-Si ganás el título sudamericano, tenés el N°30 de largada en todas las Copas Europa, que si no lo ganás estarías largando 70° y ya ahí el piso y la cabeza son otra cosa. Es una ventaja muy fuerte. Y en Copas del Mundo nosotros tenemos el cupo país, que si ganas la SAC (circuito sudamericano), tu país pasa a tener dos lugares y además no pagás alojamiento, pases ni inscripción, que para nosotros es un número. Para nosotros el costo fijo son 120 dólares por ir a una Copa del Mundo más la inscripción, no importa donde te quedes. Le sacás ese peso a la federación y lo podés usar en otra cosa.
-El año pasado estuviste en dos (Killington y Levi), pero si quisieras correr durante toda la temporada en Copas del Mundo, ¿FASA puede costearlo o necesitarías sponsors privados importantes?
-Yo creo que puede. Lo más caro del circuito es el viaje Norteamérica-Europa, que lo hacés una sola vez y tenés que trasladar todo tu equipo. Es un deporte caro en todo sentido: tu equipo es caro, los entrenadores son caros, por eso es una ventaja ganar el Sudamericano para pagar menos cosas.
Un objetivo que tengo es quedar entre los 45 mejores del mundo de la starting list de Copas del Mundo, que se actualiza cada dos meses y en temporada cada tres semanas. Si estás en ese grupo te pagan un fee para cubrir gastos.
-¿Tenés algún ritual antes de correr?
-Cuando no largo en el primer grupo, me gusta ver a dos o tres corredoras para ver cómo responde la pista. Después prefiero llegar 10 minutos antes de largar para hacer una entrada en calor rápida, porque hago una más fuerte antes de subir sin las botas, así no tengo mucho tiempo para que la cabeza se me vaya a otro lado.
-¿Y para encontrar la trazada ideal en las bajadas de práctica?
-Una hora antes de la carrera vas por el trazado y empezás a buscar lo importante. Los puntos ciegos, por ejemplo, tenés que saber dónde están para anticiparte, aunque hay algunas pistas que no tienen. Si no sabés por dónde ir en esos lugares, perdés mucho tiempo. Eso es a lo que más presto atención. Y sobre las líneas, es como que inconscientemente sé dónde ir. Me lo imagino en mi cabeza por mi manera de esquiar. Capaz con alguien que esquía distinto piensa que no puede doblar donde yo estoy pensando doblar o viceversa.
-¿Vas pensando sobre cómo viene tu tiempo mientras bajás?
-Sí, pero es tan poco tiempo que es peor pensar en recuperar y acelerar que quedarte tranquilo y esquiar como venías. Capaz pensás que te fue mal en un sector y cuando terminás te fue bien. Otras veces pensás que esquiaste perfecto y terminaste a cinco segundos. Es imposible de saber hasta que llegás abajo. Lo único que podés saber es si cumpliste con tu plan o no.
-¿El Descenso no te tienta?
-Me encanta, pero lleva mucho tiempo y mucha gente. En Descenso hacés, máximo, tres bajadas por día. Para prepararte para una carrera necesitás más tiempo porque no podés hacer muchas bajadas. Cuando vas a correr, por reglamento tenés que hacer dos bajadas de prueba y el día de carrera una sola. Haciendo Slalom Gigante podés hacer muchas bajadas que te cansan físicamente, pero no mentalmente. En el Descenso hacés algunas bajadas y te cansa mentalmente, es adrenalina al máximo. Y después necesitás mucha gente porque son dos minutos de pista en los que vas a 150 kilómetros por hora y tenés que tener entrenadores por todos lados para que la gente no se cruce, para que te den el OK para que esté libre y para filmar toda la bajada para después analizar el video. Solo los equipos grandes tienen equipo de Descenso.
Tampoco hay pistas acá. En Chile tenés dos (Portillo y La Parva) y se acabó. Cuando estamos en Chile sí participamos en las carreras porque ya estamos ahí, pero no más que eso. No me da miedo la velocidad ni la pendiente. En el Slalom Gigante de Beijing competimos en la misma pista del Descenso, estaban todos con cagazo y yo queriendo largar ya.
-Ahora que cambiaron el formato de la Combinada capaz podés hacer la parte del Descenso en los Juegos de 2026
-Sí, estoy totalmente en contra de lo que hicieron. En contra de la Combinada en general y del Paralelo. La Combinada estaba buena pero ahora inventaron este formato.
-Además de ser un deporte caro, como mencionamos, y el hecho de que hay pocos clubes de esquí en Argentina, ¿este es el techo del deporte en nuestro país?
-Yo creo que no. Siento que Argentina, a pesar de no tener una cultura de deportes de invierno, tiene mucha gente que sabe esquiar, que lo hace cuando vacaciona. El tema es que no se ve el esquí como un posible deporte de alto rendimiento. Hay que desarrollar los clubes que hay, que los hay porque este año se han anotado cantidad de chicos. Siento que no tienen nada a lo que aspirar porque somos pocos.
Hay cosas que se pueden mejorar. La solución no la tengo, pero creo que va de la mano de hacer crecer la Federación. Que sea un lugar al que quieras pertenecer, que te genere algo cuando veas la campera de los chicos del seleccionado y también darles la posibilidad de que no abandonen a los 18 porque tienen que estudiar. Saber que se pueden hacer las dos cosas. La Federación puede generar arreglos con las universidades para que esos chicos no se pierdan. Porque eso es lo que pasa: tenés muchos que son buenos pero llegan a los 18 y se van a estudiar a Buenos Aires. Hay que tomar eso y motivarlos a que sigan. Eso puede hacer que vaya creciendo de a poquito, pero es muy fácil decirlo.
-¿Y la futura licenciada en marketing qué opina?
-Tuve una reunión con Pablo Fuentes, que es el que maneja toda la parte de marketing de FASA, y hablábamos de eso. Generar una imagen más institucional, darle más fuerza a eso tanto en redes como con los posibles sponsors y los centros. Porque pasa que Catedral, por ejemplo, siente que le hace un favor a FASA por darle dos pases cuando debería ser al revés. Catedral debería pensar “tengo a la selección entrenando acá, soy el mejor centro porque ellos entrenan acá”. Falta explotar la imagen de FASA en ese sentido.
-¿Cómo ves al resto de las disciplinas de esquí? Porque los europeos siempre vienen, arman las pistas que necesitan para que sus equipos entrenen y nosotros seguimos sin desarrollar seleccionados en esas ramas.
-Ahora están los chicos de Freestyle que les está yendo bastante bien. Antes saltaban por divertirse y ahora entendieron el enfoque del alto rendimiento. Igual son chicos, les falta crecer todavía. Lo mismo con los de Snowboard Freestyle. Después de eso, no veo muchos. Hace cinco o seis años el equipo de Snowboard Cross la rompía pero no podía entrenar acá porque no tenían pistas. Me parece que se va por el lado más sencillo donde ya está todo hecho acá en Argentina.
-El Esquí Alpino es el más experimentado dentro de todo, pero todas las selecciones tienen un promedio de edad muy bajo. ¿Por qué creés que pasa eso?
-Hubo varios años en los que no hubo atletas que llegaran o que no veían un programa firme y decidieron dedicarse al estudio. Cuando dejaron de esquiar los que estaban en el equipo nacional que yo crecí viendo quedó un espacio vacío porque los nuevos se fueron y quedé yo sola. Después vinieron los chicos que están ahora y creo que aguantan porque ven un futuro.
-Ahora se vienen los Juegos de la Juventud de Invierno y vas a tener que adoptar el rol de atleta modelo para los más jóvenes
-Me encanta. A mí los Juegos de la Juventud me motivaron mucho a querer estar en uno de mayores así que siento que es una re experiencia. Quiero motivarlos a que vayan, a que se maten para ir.
-¿Qué recuerdos te quedaron de Lillehammer?
-Toda la gente que conocí. Fui a ver todos los deportes que podía ver. Me quedó la sensación de lo que realmente era el olimpismo, más allá de la competencia, que lamentablemente no pude repetir en Beijing.
-En 2016 tuviste el mejor resultado argentino en esquí alpino (10°), después en 2020 vino Tiziano y se llevó el diploma olímpico (7°), así que, según la lógica, en 2024 deberíamos tener a alguien en los primeros seis puestos
-Ojalá, estaría muy bueno. Son pequeños logros que motivan a que haya más gente que lo quiera hacer.
-¿Y en los Mundiales juveniles?
-Sentí mucha más competencia en los Mundiales que en los Juegos juniors. El Mundial era una batalla, todos querían ganar. Además, te abre muchas puertas. El último en el que estuve fue en 2019, quedé 10° y le abrí las puertas a los chicos de Lausanne para tener un cupo más en hombres y mujeres. Y el que gana el Mundial junior puede correr las Finales de Copa del Mundo, que es súper exclusivo porque van 25 esquiadores nada más. Si llegás, quiere decir que hacés puntos.
Yo sentí igual que mi camada fue muy fuerte. En mujeres, todas las que están ahora en el top nacieron entre el 94 y 98. No hubo muchas camadas así de fuertes y justo me agarró a mí.
-Bueno, a los 25, el esquiador llega al tope de su rendimiento. Eso significa que en 2024…
-Ahora entro (risas). La idea es meterle fuerte estos años hasta los Juegos para llegar al tope de nivel, estar en top 30 en Copa del Mundo y buscar el diploma en los Juegos. Ese es el objetivo, súper pensado a largo plazo. Te diría un podio, pero estoy reservada.
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