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Macarena Ceballos: “Un Juego Olímpico era lo único que faltaba en mi carrera”

Macarena Ceballos
Maca en el Mundial de Fukuoka
Foto: @fabioswim

De estar a punto de dejar el deporte, a pasar a ser el mejor tiempo de la historia de Sudamérica, y la primera clasificada a París en la natación argentina, la historia de Macarena Ceballos. 

Su futuro

El pasado martes, Macarena Ceballos charló en exclusiva con AAD, tras su reciente clasificación en el Mundial de Fukuoka, a lo que serán sus primeros Juegos Olímpicos. 

Tras haber logrado el tan ansiado objetivo de conseguir la marca A para los Juegos Olímpicos Paris 2024, la pechista se replanteó su continuidad en el agua. 

Maracena Ceballos
Maca, tras terminar de correr en el Open argentino

“Gustavo (su entrenador) me dijo que se retiraría cuando yo lo hiciera, y le avisé que eso no iba a pasar hasta 2026, en los Juegos Suramericanos, que van a ser acá en Rosario”, confiesa la nativa de Río Cuarto, Córdoba. 

El sueño de Ceballos es poder retirarse bajo la atenta mirada de su gente, como local, en un torneo ya más que conocido para ella. De cualquier forma, de darse una serie de resultados positivos, el camino podría cambiar, y podría haber un intento de Macarena de clasificar a los Juegos Panamericanos de Barranquilla 2027. 

Yo siempre dije que la fecha límite era 2024, clasifique o no. Si no clasificaba era hasta junio, y si clasificaba era hasta terminar París.

Ceballos, sobre su futuro en el deporte.

Dice que “nunca imaginó hacer la marca”, y mucho menos “terminar en esa posición”. En los 100m pecho, la cordobesa terminó en el 12º lugar de las eliminatorias, con un tiempo de 1:06.69, y repitió puesto en las semis, con una marca de 1:06.75, ambas por debajo del índice para París. 

En los Juegos yo voy a buscar una final. Así como ahora yo fui a Japón con la idea de buscar una final, comenta la nacida en Río Cuarto, quien había pasado las semanas previas al mundial en busca de sensaciones para los 100m pecho, y no tanto con un enfoque en los tiempos. 

Macarena tiene muy claro que, por más que vaya a disfrutar sus primeros Juegos, no quiere ir a Parísa pasear”. “Ya entré en un nivel de élite en la natación, mi nombre es bastante conocido, no quiero ir a pasar nada más”, dice la cordobesa.

El Mundial y Macarena Ceballos

Macarena Ceballos

La personalidad perseverante y autoexigente que lleva como insignia, es justamente lo que le impide dejar de lado el rendimiento en una carrera, sin importar el torneo en el que esté. Fue este motivo lo que la llevó a salir molesta de la semifinal de los 100m pecho, donde se comió la pareden la vuelta, por salir emocionada, en búsqueda de un récord personal. 

Un cambio de ciclo mal calculado la llevó a descoordinarse, y terminar con una brazada a medias justo antes de tirar el giro. “Soy muy autocrítica en ese sentido. Sí, está todo bien, buenísima la marca, pero giré de forma pésima”, fue lo que pensó Macarena Ceballos después de correr la prueba. La reacción de Gustavo Roldán, su entrenador, fue calmarla instantáneamente.

– ¿Qué pensaste cuando tocaste la pared y viste la marca?

Últimamente me pasa que, a pesar de sentirme muy bien, y poder disfrutar el torneo sin ponerme ansiosa o tener insomnio la noche anterior, no logro trasladar esa tranquilidad al agua. En el agua, escuchaba a Gustavo y a sus gritos totalmente desaforados. Cuando salgo, veo el 6º puesto y pensé que ya no tenía chances de entrar a una semifinal, después ví el 1:06.69 y casi me muero.

La emoción de los argentinos es mucho más que entendible, porque ella “estaba adentro, no la podía sacar nadie”. Ese fue el pensamiento que pasó por la cabeza de la cordobesa, toda la pelea por alcanzar este objetivo la había dado como vencedora. 

La gente me dice que no caí, y puede ser”, admite Macarena Ceballos, quien describe a los Juegos Olímpicos como “lo único que le faltaba en su carrera deportiva”. Enumera Juegos Suramericanos, Mundiales de pileta corta y larga, Sudamericanos, Panamericanos, Mare Nostrums, PanPacifics, Copas del Mundo, esa era la única joya que le faltaba en su corona. Tal era la fijación con este torneo, que ya se había planteado ir como entrenadora o periodista, en caso de que “la vida no quisiera que fuera como nadadora”.

Así y todo, a Macarena no parece afectarle para nada esta clasificatoria. “Primero, no soy olímpica todavía, porque no fui, estoy clasificada. Segundo, en el día a día no me cambia nada. Yo sigo siendo la misma”, remarca Ceballos, quien está más que ansiosa por poder al fin, quitarse esa espina que tenía clavada.

Los trágicos 2016 y 2019

Macarena Ceballos
Sebastián, Perotti, Bardach y Ceballos en el test event previo a Río

– ¿Qué pasó antes de Río?

– En Río yo quedo a 15 centésimas de la marca, en un test event, en la pileta de los Juegos. Después seguimos compitiendo, hasta que en un momento no competimos más, porque el estrés acumulado nos hacía que nos fuera peor. Yo estaba tercera con mi marca B. Arrancan a llamar a los primeros, después a los segundos, y cortaron ahí por las plazas. 

Macarena Ceballos ya formaba parte de la escuadra olímpica, había pasado incluso por todas las concentraciones, y hasta le dieron su credencial, la cual aún conserva. 

Los días pasaron, la invitación de su colega Julia Sebastián llegó, y no había noticias para Maca. A través de una llamada de un entrenador coprovinciano, Federico Rossi, Macarena fue notificada de que no iría a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

“Era algo clavado en el pecho, fue durísimo”, comenta Macarena, quien admite haber pensado en ese momento, que su no clasificación era un mensaje definitivo.

Macarena Ceballos
La cordobesa, antes de correr en Lima 2019

Tres años después, la pechista vivió uno de los momentos bisagra de su carrera: los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

En Lima la pasé muy mal, tenía mononucleosis, el hombro infiltrado, hoy te puedo decir que en esas condiciones no se puede entrenar.

Macarena, sobre su experiencia en los Panamericanos.

Tan peligrosa era la enfermedad por la que pasaba en ese momento, que incluso desde el ENARD se sorprendieron al ver que una deportista había podido continuar con su ritmo de vida común estando afectada por la misma. 

“Yo iba a dejar de nadar, pero bueno, había algo que me decía que no. Sí, pero no”, dijo Macarena, sobre sus pensamientos post Lima. Al llegar a Argentina, después de una discusión con el que es su actual entrenador, continuó en el club, bajo el mando de otra autoridad: Norman Villamor.

Con Norman recuperó en gran parte su estado, y “le volvieron las ganas de entrenar”. De cualquier forma, por más contenta y cómoda que estuviera con Villamor, su hombro no iba a arreglarse solo. La solución estaba en el quirófano.

Tras un gran cierre de año, con el Open de verano, y la clasificación al Sudamericano, llegó la pandemia. Después de toda la incertidumbre, la riocuartense volvió a nadar de la mano de Roldán, con quien pudo hacer las paces. 

La nadadora se operó el hombro
Ceballos junto a Alejandro Quintero, su cirujano

En la previa del último torneo clasificatorio a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la burbuja entera de Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester, el club para el cual compite Macarena, se contagió de COVID-19. Esto hizo que Gustavo le preguntara a Macarena si quería operarse de la lesión que tenía en el hombro.

Sin dudarlo un segundo, la cordobesa dijo que sí. Un segundo después de meditarlo, la nadadora pidió que no cortaran su beca, debido a que iba a estar alrededor de 6 meses en un proceso de recuperación. Por suerte, (en realidad por un trabajo espectacular de Macarena Ceballos y su equipo) en tan solo 4 meses la riocuartense ya estaba en otro Mundial, justificación más que suficiente para sostener su paga. 

Los años de Lima y la pandemia fueron los peores físicamente.

Ceballos, sobre sus dolores en el hombro.

El post operatorio

– ¿Qué te hizo quedarte? 

Algo adentro. Algo interior me decía que no podía dejar. No sé si los Juegos, pero tenía un sabor amargo. Después del Sudamericano de 2021 yo soñé que estaba en la pileta, con todos los chicos, y la veo irse a mi mamá. Ahí la salgo a correr, y me dice “ya está, estás bien, me tengo que ir”, y después vuelvo a entrenar.

El bautismo de Macarena

NdR: La madre de Macarena, Liliana Giacomelli, fue una de las víctimas de las explosiones de la planta piloto de la Facultad de Ingeniería de Río Cuarto, en diciembre de 2007. 

En posteriores charlas con su psicóloga, ella entendió que realmente se había desprendido de lo que le faltaba para poder disfrutar su deporte plenamente. Su nueva vida en Buenos Aires dejó de darle culpa, “desde ese momento empezó a ver al deporte diferente”. 

– ¿Cómo ves al deporte hoy?

– Hoy es mi vida. No me puedo imaginar sin nadar. 

Macarena Ceballos ya no ve a su actividad como un lastre, sino como una fuente de disfrute. “Realmente disfruto ir a entrenar. Obvio que tengo días malos, en los cuales hablo con Gustavo y le digo ‘no quiero estar acá, tengo la cabeza quemada’, y aprendimos a entender que los alivios también son necesarios, cuenta la oriunda de Río Cuarto, quien dice que el aguaes su lugar, y quela renueva”.

Es la relación más tóxica que tuve en mi vida. Es un amor-odio constante, aunque ahora estamos en amor. 

Ceballos, sobre su relación con el deporte.

La pechista, quien ha pasado más años dentro del seleccionado nacional que fuera de él, tuvo un recambio energético que la hizo querer dar todo más que nunca. “Di todo estando rota, imagínate estando sana”, dice. 

– ¿Te consideras referente?

No. Me dijeron que ahora con lo de la marca soy un ejemplo, pero no sé. He tenido muchos puntos en contra, la he pasado mal, me he ido de entrenamientos, me he comido metros, he faltado. No sé si soy un ejemplo a seguir, pero sí soy una demostración de que se puede. Que nadie nunca te de la posibilidad de dudar de vos. Al que dudaba de mí yo lo anulaba. Eso me hizo llegar el día de los 100 y sentirme de 5 metros.

Para Ceballos, en el día de los 100m pecho en Fukuoka se encontraba normal, para los de afuera, ella “irradiaba luz”. Macarena no cambió nada de su rutina, pero había algo en la cordobesa que presagiaba el advenimiento de una de las mejores carreras de su vida. 

Maca, antes de correr en el ODESUR

– ¿Cuál fue el torneo donde más nerviosa te pusiste?

Hace mucho no me pongo nerviosa. En Asunción 2022, porque ese día fueron todos a ver mis 100m pecho. Ese día sentí que tenía demasiados ojos mirándome, además de que me había enfriado porque se hizo un acto y yo no lo tuve en cuenta. 

Macarena, en el Mundial de Budapest

Esa fue la primera ocasión en la que, para evitar generar más nervios, Maca le pidió a Roldán que “disfrutara su carrera”, y que después charlarían los detalles de la misma. La tensión se debió a que era la primera selección con tanta gente mirándola después de su operación. Fue al Mundial de Budapest, pero la cercanía con su alta médica era tanta, que no tenía expectativas sobre sus resultados. 

Hacía mucho que no tenía esa exposición, fue algo duro para ese momento. Una vez que me saqué ese nerviosismo, ya estaba para todo lo que viniera. 

Ceballos y su experiencia tras volver a vestir la albiceleste.

Su economía

Macarena, vestida por uno de sus nuevos sponsors.

Hoy puedo decir que vivo de la natación. Si me preguntabas el año pasado no, porque tenía que juntar dos becas para pagar el alquiler, y para vivir pedía prestado. Cuando cobraba tenía que recomponer, y me era muy difícil ahorrar. Hoy con mi nivel y categorización, no estoy tan ajustada.

Ceballos, sobre su situación económica actual.

Este año consiguió que la marca FILA la auspiciara, y le otorgara distintas prendas. Además de la ropa deportiva, también tiene ENA, empresa que le cubre gran parte de los gastos en suplementos, y a Vadox, para las mallas de competición.

En cuanto a sus becas, se enumeran la del ENARD; la de la Secretaría de Deportes de la Nación, una de la Ciudad de Buenos Aires, la cual comenzó a cobrar el año pasado; y la que le brinda la Municipalidad de Río Cuarto.

Si bien siempre estará feliz de recibir apoyo, Macarena Ceballos hoy no depende de nadie para poder vivir. Hay momentos en los que la pasé mal, y pensaba si iba a poder salir de esa, comenta Macarena.

Recientemente, la cordobesa tuvo una recategorización, gracias a los más que excelentes resultados que ha obtenido durante la última temporada. Antes tenía que juntar las dos, ahora con una sola beca puedo pagar el alquiler, aclara. 

Ceballos en lo personal

Macarena, tras competir en el Parque Roca

– ¿Cuál fue el torneo en el que te diste cuenta que eras buena?

A mí no me gustaba mucho nadar, yo prefería gimnasia artística. Arranqué natación porque hacía mi hermana, pero la pasaba muy mal. Tuve un nacional en 2008, yo en ese momento nadaba espalda, gané los 100m espalda pero me descalificaron. Al otro día corrí los 100m pecho y los gané, y así empecé a nadar pecho. 

A los pocos meses de su primer oro en la carrera que la llevaría, 16 años después, a sus primeros Juegos Olímpicos, volvió a correr otro nacional. En el torneo Harold Barrios, la cordobesa ratificó su título, y el resto es historia. 

Hoy, esa carrera integra el top de favoritas personales, junto a los 50m del mismo estilo, y los 200m combinado. De cualquier forma, los requerimientos para conseguir un buen desempeño en esa última prueba son muy altos, lo que disgusta un poco a la pechista.

Sumado a las previamente mencionadas, se deben tener en cuenta todos los relevos. “En medio de tanta individualidad, está bueno un poco de trabajo en grupo”, dice Macarena, quien jamás dice que no a una posta, sin importar el papel que le toque.

– ¿Sos devota de alguna religión?

Estamos complicados con la religión. Yo soy católica, pero cuando pasó el accidente de mi mamá me pregunté hasta qué punto Dios existía. Si me quitó lo mejor que tenía, ¿hasta qué punto existe? Desde ese momento me enojé con Dios, fue muy duro para toda la familia. 

De la misma forma que no cree en Dios, tampoco tiene ninguna cábala, las considera innecesarias. “El problema de las cábalas es que si vos tenés un gorro de la suerte, y se te rompe, ¿qué hacés?”, argumenta Macarena Ceballos. 

Lo único que forma parte de su ritual previo a la competencia, es una canción en específico: Cielo en la mente, de Emilia Mernes. Ese tema fue para mí, cuando lo encontré supe que me estaba describiendo, describe la pechista sobre el último tema que sí o sí escucha antes de competir. 

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