Cuando los límites no existen

Gustavo Villafañe es triamputado y, sin barreras en su vida, persiguió sus pasiones y hoy representa al pa{is en básquet. Conocé su vida.
Por Joaquín Finat
(@joacofinat)
Nada es imposible. Esta frase que tiene un tinte comercial, bien podría retratar el recorrido de Gustavo Villafañe, uno de los 12 jugadores que representarán a la Argentina en el Mundial de Básquetbol sobre silla de ruedas de Alemania. Tenía apenas nueve años cuando sufrió un accidente ferroviario: debieron amputarle las piernas y el brazo izquierdo.
Peleó por su vida y estuvo internado durante tres meses en el hospital de San Martín. Luego, fue el momento de la recuperación. Así, mientras los chicos del barrio iban a la escuela, jugaban y hacían planes acordes a su edad, Gustavo se la pasaba haciendo la rehabilitación. Una rutina que no tenía modificaciones, pero de la que sí obtendría beneficios.
Una tarde, cuando salió de hacer una sesión de rehabilitación, cruzó la cuadra. se encontró con el Servicio Nacional de Deportes de Recreación y comenzó con la natación. Sin embargo, su pasión pasaba por otro lado. A Gustavo lo seducía la idea de jugar al básquet en silla de ruedas. Se pasó horas mirando cómo jugaban todos, y se propuso intentarlo.
Cuando probó, se dio cuenta de que podía. “Me pasaba horas y horas en el gimnasio. Pedía una pelota y tiraba. Una y otra vez. Un día estaba practicando, se me acercó una persona, me contó que estaba armando un equipo y si quería jugar”, recuerda. Aquel sí marcó el inició de su carrera.
“Le dedicaba mucho tiempo a los entrenamientos. Empecé a aprender los fundamentos del juego y a mejorar técnicamente. El reloj se detenía cuando jugaba al básquet. Practicaba sin parar y hasta me olvidaba que tenía que ir a almorzar”, relata. Ya representaba a APEBI (Asociación Para Espina Bífida e Hidrocefalia), con el que ganó un título tras otro hasta llegar a la Primera División.
Entonces llegó su primera convocatoria a la Selección Argentina y las ofertas del exterior. Desembarcó en España en 2007, y hoy es una de las figuras del Mideba Extremadura. “Tuvimos una buena temporada que se coronó con el tercer puesto en la Euroliga 3”, cuenta. Lo que no dice es que integró el quinteto ideal del certamen que se realizó en Badajoz.
“Jugar al básquet siempre fue mi sueño. Representar a la Argentina, también”, indica el padre de los gemelos Lucas y Mateo, que desde niño se planteó un claro objetivo y lo consiguió. Para dejar bien en claro que nada es imposible.