En el día de la niñez se abre una nueva puerta para que las infancias sean celebradas y respetadas, recordando sus derechos. Pero también puede ser un espacio para intensificar estereotipos culturales que no favorecen del todo al deporte en las niñas. Spoiler alert: El deporte femenino también se gesta en la infancia.
Por Sol D’Amato
¿A cuántas de ustedes les regalaron una pelota cuando eran niñas? ¿A cuántas de ustedes les dijeron que hacer tal o cual deporte era de “nenes”, o era muy bruto o les hacía mal a la postura? Si, las niñas y la cultura del deporte, o de al menos ciertos deportes, no están relacionados.
El deporte femenino, si vale la aclaración no con fines discriminatorios sino con fines explicativos, tiene su gesta en el deseo adolescente o adulto de hacer ese deporte. Las niñas no han sido invitadas a jugar. No al menos a jugar a deportes como fútbol o básquet.
No tienen el mismo espacio en los clubes, no tienen la misma organización en las federaciones y todo es producto de aquellas niñas que soñaban con jugar a la pelota y no pudieron. Si se pone en Google “regalos para niñas”, el resultado es el siguiente:
Esto es producto de los estereotipos culturales que afectan al desarrollo de la deportista mujer adulta. Los espacios deportivos femeninos se centraron en aquellos que despertaban la belleza del cuerpo femenino, como la gimnasia, el patín y la danza. En el caso de los deportes en conjunto, fueron mayormente recibidas en el vóley y el hockey, los cuales se daban en las escuelas secundarias, y aún se siguen dando, solo para ellas.
La separación por sexo de la Educación Física es sin dudas, el segundo bastión de este sistema binario del deporte. A la par con los cambios hormonales, se funda otra división: las clases se dan para chicas, por profesoras mujeres, y para chicos, con varones.
Los deportes que se eligen no son los mismos: las chicas hacen vóley, hockey, gimnasia y en algunos casos handball, mientras que en las clases de los chicos redunda el fútbol, el rugby y tal vez algunos tienen handball o vóley.
Los nenes, en tanto, tuvieron ampliamente más oferta deportiva. Aunque también sufrieron restricciones. Un gimnasta, un bailarín, no era tan bien visto. Las actividades estéticas expresivas en los varones fueron siempre ridiculizadas.
Billy Elliot, película que en los 2000 empezó a visualizar la necesidad de quitar este tipo de encuadre en el desarrollo de las habilidades motrices y artísticas para una u otro. En esta película, Billy, con la intensión de seguir el mandato familiar, practicaba boxeo en un gimnasio donde al mismo tiempo una profesora daba ballet a un grupo de niñas. Él buscaba su talento, y lo encontró en la danza, no en el box. Pero su familia no tomó correctamente su decisión.
El fútbol femenino y su lucha por la inclusión es el punto de inflexión más significativo en estos últimos años. Hoy se celebra además el día de la futbolista argentina, y pese a sus avances en materia de igualdad, todavía hay noticias sobre sanciones a clubes que incluyen niñas en sus equipos. ¿A dónde va esa nena si no hay una liga para que pueda jugar? Otra vez el deporte femenino afectado por las decisiones sobre las infancias.
En este nuevo día de la niñez, hay que dejar de pensar en “pelotas para nenes” y “cocinas para nenas”, y empezar a desarrollar espacios libres de estereotipos de género, para que todas las nenas y todos los nenes tengan la posibilidad de poder realizar el deporte que deseen.
Fuente de la foto: Difusión