“Me voy a considerar de la Selección cuando gane una medalla”
Con el corazón con los colores rojo, blanco y azul de su Paraguay natal pero que poco a poco va convirtiéndose en celeste y blanco con el correr del tiempo, la karateca Luciani Zorrilla decidió representar a Argentina a partir de este año. Conoce sus motivos, las nuevas metas para su carrera, el recibimiento del equipo nacional en el CeNARD y cómo es su nueva vida en una charla con Argentina Amateur.
Por Agustín Petrillo
(@aguspetrillo_)
“Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más penas ni olvido”, cantó Carlos Gardel en una de sus canciones más emblemáticas. Una ciudad que enamora, que está llena de magia, de historia, que no tiene nada que envidiarle a ninguna otra en el mundo. Que representa mucho para todos, sean argentinos o no. Porque Argentina, Buenos Aires y por sobre todas las cosas el deporte significan una salida de una angustia muy profunda, un nuevo hogar, aunque el verdadero esté a 1600 kilómetros, que son los que separan de Villa Elisa a Luciani Zorrilla quien a partir de este año buscará ganarse un lugar en la Selección Argentina de Karate luego de varios años representando a su país.
Por “distraída y tímida” le recomendaron practicar un deporte y por estudiar en una escuela con cultura japonesa fue que comenzó a entrenar Karate en un Dojo. Representó a Paraguay en los Juegos Odesur del 2014 en Santiago de Chile y allí se convirtió en la primera mujer de su país en ganar una medalla en la disciplina subiendo al tercer escalón del podio. Pero luego de tantas idas y vueltas decidió cambiar de aire, tomó valor y ahora buscará un lugar en la Selección Argentina que le abrió las puertas. Ya está reankeada en la Federación Argentina de Karate y este año sueña con debutar con los colores celeste y blanco en el pecho. De Villa Elisa, a ahora su “Buenos Aires querido” que tratará de hacer que no haya más penas ni olvido. Luciani comenzará a transitar un nuevo recorrido que le propone el karate. Y con el anhelo máximo de cada deportista de estar dentro de los clasificados a un Juego Olímpico, en este caso siendo del debut de la disciplina en Tokio 2020.
“Estoy muy agradecida por todo lo que me dieron en su momento”, le cuenta a Argentina Amateur con tristeza por el esfuerzo que le ha brindado a su país durante sus años llevando la bandera paraguaya en el karate. Ante la pregunta de si cantaría el Himno Nacional
Argentino arriba del podio, imagina, piensa y dice: “Se canta y con la mano en el pecho”. Humilde, con toda una carrera por delante, llena de desafíos y con muchas ganas de ganarse un lugar en el seleccionado nacional Luciani Zorrilla habló sobre sus próximas metas, cómo se dio su llegada al CeNARD, la relación con el equipo argentino y las diferencias entre el deporte en Argentina y Paraguay.
¿Cómo fue que viniste a Argentina?
Mi papá es argentino y en el 2011 se enfermó y nunca se animó a operarse porque en Paraguay es muy deficiente la salud. En el 2015, después de que volví del Sudamericano en Chile, vinieron dos primos con mi tío a mi casa en Paraguay y lo convencieron para que venga a operarse a Argentina. Él me dijo de acompañarlo y yo quería venir porque también ya hablaba con Franco Recouso. Me gustó la idea de entrenar con él porque es un groso de América. Llegamos y fui directo a entrenar. Hablé con mi primo por el tema de la universidad y me dijo que acá es gratis. En Paraguay la universidad pública se paga al comienzo y después es gratis pero se pagan algunas cosas. Además sabía que podía elegir los días para ir a estudiar, por ser deportista te dan más chances. Le dije a mi papa pero no quería porque me iba a quedar sola prácticamente. El día que él volvía a Paraguay, yo tenía una competencia en Catamarca, que era mi primer Nacional. Le dije que tenía todo pago y ese mismo día él fue a Retiro y yo a Catamarca y así fue como me quedé acá.
¿Cómo fue tu relación con el equipo argentino?
Al principio solamente tenía trato con Franco, aunque conocía a todos los chicos, algunos vinieron a entrenar con nosotros al Dojo. Me recibieron muy bien, fue muy natural todo. El head coach Juan Carlos Landaburu me recibió muy bien como si fuera su alumna desde hace mucho tiempo, eso me sorprendió mucho. Me hice amiga de todos. Primeramente mi gran soporte fue Franco porque compartimos lo mismo y me ayudo bastante, porque tiene experiencia en la parte deportiva y de vivir solo porque estuvo en España.
¿Cuál es tu situación actual en la Federación Argentina de Karate?
Cuando vine me dijeron que tenía que rankearme. Ya me federé en la Federación, ya estoy rankeada en mi categoría y competí en los Nacionales. En el último me fue muy bien teniendo en cuenta que estaba enferma. Tuve que competir con Melina Martínez que es mi mejor amiga, y en la final perdí por hantei. En el equipo son todos muy buena onda, me gusta mucho pero yo no me voy a considerar de la selección hasta que viaje y tenga un podio internacional. Quiero tener medallas porque quiero ganar.
¿Qué objetivos tenes con Argentina?
El objetivo principal para que todos los otros se cumplan es ganarme un lugar en la Selección Argentina para poder competir a nivel internacional. El secundario, si se cumple el principal, es estar en podios. El objetivo siempre es el oro para mí y de esa manera ganarme la titularidad. La meta principal dentro de los objetivos secundarios es la posibilidad de pelear por una plaza a los Juegos Olímpicos. Los que llegan a la final de los Odesur clasifican a los Panamericanos, pero si llegan una colombiana o venezolana a la final clasifican los terceros porque el clasificatorio es distinto. Los Panamericanos de Lima 2019 clasifican a Tokio únicamente al campeón.
¿Qué diferencias hay entre el karate en Paraguay y Argentina?
En Paraguay es muy poco experimentado el deporte amateur. Me di cuenta de que hay muchas cuestiones técnicas que son nuestras deficiencias y que se trabajan en una base previa a la etapa competitiva pero nosotros no la tuvimos. Se da mucho énfasis a lo técnico. Yo compitiendo no soy muy técnica pero si temperamental, con la garra pude subir a varios podios. Si hubiera tenido esa técnica antes, hubiera sido mejor.
¿Cómo y dónde vivís? ¿Cómo es un día normal en tu vida?
Vivo en General Rodríguez, antes vivía con mi tío en Ciudadela pero por comodidad me mudé con mi prima. Me gusta mucho vivir allá porque hay más naturaleza, acá es todo más cerrado. De algún modo me siento conectada con Paraguay, es un lugar lindo. Siempre me levanto cuatro horas antes de ir a capital, porque me preparo y salgo dos o tres horas antes dependiendo al lugar donde vaya. Escucho música en el tren. Voy a entrenar al Dojo y al CeNARD. Tenía un trabajo pero dormía solo cuatro horas por día y no aguantaba.
¿Tenés pensado estudiar algo en el país?
Estuve mucho tiempo parada por el tema de las legalizaciones en Paraguay, ya presenté mi título para convalidarlo, en marzo me anoto en el CBC y arranco a estudiar Abogacía en julio. Me encanta la carrera y mi prima es abogada. Preferí arrancarla de nuevo, había hecho dos años, porque si no me iba a llevar mucho tiempo.
¿Cómo es el apoyo de tu familia en relación al deporte?
Antes no me apoyaban tanto con el deporte, al ser la única mujer y que encima haga karate… A mis papas no le gustaba tanto que llegara a casa con la boca rota, sangrando o rengueando, por eso no querían que haga deporte. Pero después mi papá me veía en la tele o que salía en un diario y no me decía más nada. Ahora que estoy acá le gusta más por el lado de Argentina. Con mi familia somos muy unidos en Paraguay.
¿A quiénes les quisieras agradecer por estos momentos que estás viviendo acá?
Me siento a gusto y como en casa porque la Federación a través de los directivos, mi sensei Juan Carlos Landaburu, del presidente José García Maañón, siempre me mostraron su disponibilidad a apoyarme, a mostrarme de que ven algo en mí y que gracias a ellos estoy apuntando a todas mis metas. También los entrenadores Federico de Pedro, Marcelo Campanella y el sensei Lucio Martinez. Y a Franco que fue mi gran soporte anímico al llegar acá, a todos mis compañeros de equipo y a mi familia.